09 | Mentiras

1.6K 129 13
                                    

Capítulo 09. Mentiras.


Katelyn Clark.

El mundo parecía estar mejor roto que arreglado, así sería más fácil leerlo y entenderlo sin necesidad de que las mentiras existieran.

Es lo único que necesité una mañana que todo parecía ir de mal en peor.

—Voy para allá, no te muevas. Te amo.

Y a pesar de que ya no éramos pareja, acudió a mí después de segundos de silencio en la línea. Nunca supe como él sabía en qué lugar estaba si nunca contesté a sus palabras.

—Vine tan pronto como pude, ¿qué pasó?

Cómo decirle que sólo necesitaba un poco de buena suerte o algo de misericordia para que mi mala suerte terminara, cómo decirle que quería que mi dolor cesara y que él jamás se fuera de mi lado, cómo decirle algo si ni siquiera podía hablar.

—Papá...alguien entró a la casa, alguien lo...y-yo...he llegado muy tarde.

No podía pronunciar dos letras seguidas en alguna oración que tuviera sentido, así que sólo quise refugiarme en sus brazos.

—No hace falta que digas nada.

Puede que amarlo rimaba con dolor, pero era un dolor tan dulce y agrio que me hizo adicta sin querer.

—No me dejes sola Jos, no ahora.

—No te dejaré, ni ahora, ni nunca.

Estar fuera de sus brazos hacía todo aún más real y que mis punzadas en el corazón aumentaran, quería mantenerme ahí, escuchando sus palabras tan endulzantes.

—Me duele verte sufriendo. –Dijo. —Mi corazón no soporta verte así.

Cada que me abrazaba no podía distinguir si intentaba pegar mis partes o si me intentaba dañar un poco más.

—Ven conmigo. –Dijo.

Lo seguí porque algo de mí aun lo amaba, lo seguí porque creí que no tenía algo más que perder o porque creí que era mi salvación.

Días después, regresé a casa, después del funeral. Pero la casa no lucía tan triste y abandonada como recordaba. Sin exagerar había cientos de rosas adornando toda la casa, de esquina a esquina, del suelo al techo, sin dejar casi ningún hueco; mi habitación incluso estaba más llena y colorida.

"Para la mujer más hermosa y perfecta del mundo."

Decía una nota.

"Un día contigo es un día perfecto y colorido, un día sin ti es un día triste y gris, sin escalas de colores."

Me acerqué a otro ramo de rosas y leí:

"El día es radiante, pero nunca podrá compararse contigo. Te amo."

Cada arregló florar venía junto a una nota o un pequeño poema sacado de cualquier libro o de su mismo corazón, pero de igual manera perfecto.

"Y todo lo que deseé alguna vez se cumplió, y apareciste tú, siendo cada uno de mis deseos."

Sin poder procesar todo aquello, subí a mi habitación, intentando dejar de sonreír para poder pensar, pero eso no ocurrió.

"Déjame ser quién pinte sonrisas en tu rostro."

Y como si no fuese suficiente, mi habitación estaba aún más repleta de rosas de todos los colores y tamaños.

Y un sobre, sobré la cama.

Dulce venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora