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     Camino en dirección al club con la cabeza en alto, poniendo un pie delante del otro como lo hacen las modelos y mirando de frente para darle gusto a D, puedo escucharlo diciendo «esa es mi chica», sonrió para mis adentros y trato de calmar mis nervios.

     —¡Oh mi dios!, ¿Bry eres tú?, te vez bellísima —me dice Travis recorriéndome con la mirada.

      Brittany es el nombre que elegí el día que comencé a trabajar aquí. Sabía que necesitaba un pseudónimo que me ayudara a encubrir mi identidad, así que decidí elegir ese nombre en honor a Brittany Murphy que toda la vida me ha encantado.

     —Pareces una diosa ardiente, juro que no miento —añade Parker pero éste en lugar de recorrerme con la mirada es más como si me devorará haciéndome sentir incomoda.

      —Gracias chicos. ¿Saben si está John disponible? —pregunto tratando de demostrar seguridad para no dejarles ver lo intimidada que me hicieron sentir.

      —El calvo se encuentra en su oficina —contesta Travis apuntando con el pulgar a la entrada del personal.

     —Gracias chicos, nos vemos en un rato —me despido levantando una mano y dirigiéndome a la entrada.

     Respiro profundo y trato de controlarme. Cuando llego a la entrada de acceso al personal toco el timbre del intercomunicador y espero respuesta.

     —Fantasies Club.

     La voz de la señora Rebecca suena a través de la bocina.

     —Buenas noches Becca soy Brittany —contesto presionando el botón del intercomunicador. Suena una chicharra indicando el acceso y abro la puerta.

*

     —Mira nada mas. La santa, pura y virginal se trató de venir bonita el día de hoy. No me digas, ¿quieres quitarme a mi hombre nuevamente? —Carol se ríe de mí barriéndome con la mirada—. Pues suerte con eso —se da la vuelta y se va.

     Carol me odia desde el primer día en que entré a trabajar aquí, es de esas personas superficiales y elitistas que se sienten amenazadas cuando piensan que alguien es más bonita que ellas. Poco a poco fui encabezando su lista de rivales, cuando me vio simplemente decidió colocarme en ella, después con el cambio que me hizo Dylan cuando lo conocí, vio que gracias a ello comencé a ganar más propinas y se puso tan molesta que fue chillando con John para que me pusiera menos horas en la pista, obviamente no le hizo caso, no había motivos por los cuales hacerlo.

     Recuerdo que la gota que derramó el vaso fue cuando comencé a salir con Gregory, ella siempre ha estado interesada más que nada en su dinero, es gracioso verla como perrito faldero pegada cada que puede o cada que le da la oportunidad, pero si algo aprendí de él es que no le gustan las cosas fáciles, él es de los que van por lo que supone un reto para cumplir.

      Voy caminando en dirección a la oficina de John esquivando a las chicas que corren de aquí para allá, algunas desnudas y otras con sus vestuarios provocativos, sonrío al ver las expresiones de asombro de algunas de mis amigas cuando me ven.

     Todo el camino está lleno de tocadores iluminados, ocupados por maquillaje, accesorios y pelucas. El olor a laca para el cabello mezclado con lociones y perfumes de diferentes aromas impregna el lugar.

     La música suena como siempre impidiéndome pensar con claridad y me resulta imposible el poder relajarme. Estoy parada frente a la puerta de la oficina de John, cierro los ojos y digo para mis adentros «solo es temporal, todo terminará pronto», abro los ojos y me decido llamar a la puerta.

Deseada Seducción A Primera VistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora