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     Al salir de casa es inevitable notar el precioso Mercedes negro convertible que está aparcado justo en la acera de enfrente, es claro que Dominik buscaba impresionarme pero si creía que pedirle prestado el coche a uno de sus amigos iba a lograrlo estaba muy equivocado. Como todo buen caballero Dominik me abre la puerta del pasajero para poder subirme a los cómodos asientos de piel, cierra la puerta y veo como se pone sus gafas de sol mientras se encamina a la puerta del conductor con ese andar tan sensual como si fuera una estrella de cine. Hace un precioso día, soleado pero no tan caluroso, hago lo mismo que Dominik y busco en el bolso mis gafas de sol, una imitación de la marca Dior que compré en el llamado pasillo.

     —Subiré el descapotable para que no te despeines con el aire—dice mientras la sombra me cubre desde la espalda, Dominik presiona el botón de encendido y pone en marcha el Mercedes. El motor ruge de manera hermosa cuando pisa el acelerador y apenas puedo sentir el andar rápido del automóvil —. ¿Te molestaría prestarme mi móvil?

     —Pero qué tonta, había olvidado que lo traía encima, perdona —me disculpo buscando el dichoso iPhone en mi bolsa.

     —No te preocupes tía que solo lo necesito para poner algo de música. ¿Te gusta Sia?

     —Me encanta —es lo único que puedo decir, la verdad es que me pone nerviosa estar cerca de este hombre.

     Nos quedamos en silencio unos momentos mientras escuchamos Elastic Heart, conforme va pasando el tiempo me voy poniendo más nerviosa y un poco incómoda, quedarme callada no es lo mío y menos si tengo a un lado al único hombre que ha logrado alterar mi tranquilidad. Volteo de reojo para verlo y comienzo a recordar ese bello cuerpo desnudo, su piel lisa y perfecta, sus músculos incitando a ser tocados, su cabello rubio como el oro y sus labios carnosos hacen que me den ganas de tenerlos sobre todo mi cuerpo, comienzo a hiperventilar y espanto esos pensamientos antes de que Dominik lo note.

     —¿A dónde me llevas? —pregunto para tratar de entablar un poco de conversación y mantener mi mente ocupada.

     —Es una sorpresa —sonríe y me echa una mirada rápida.

     —¿Le pediste el coche prestado a los mismos amigos que te abandonaron ayer? —Dominik suelta una pequeña carcajada.

     —No Blair, este auto es mío —dice sorprendiéndome y no sé si lo dice enserio o si me está tomando el pelo.

     —¿Cómo es que con un auto como este preferiste irte en autobús?

     —¿Y tú eres detective? —ríe nuevamente.

     —Bueno supongo que solo quiero saber si viajo con alguien de confianza o con un asesino serial secuestrador de mujeres —Dominik ahora si se carcajea.

     —Si es eso lo que imaginas me puedes decir, ¿cómo por qué te subes al coche de un asesino?, una valiosa carga debería de tener más cuidado.

     —No sé muy bien el por qué estoy aquí pero también tengo la teoría de que eres un hechicero, de otra forma seguiría en mi casa.

     —¿Es por qué no puedes resistirte a mis encantos? —voltea a verme y extiende su media sonrisa coqueta.

     —Bueno ¿y?

     —¿Y? —me regresa la pregunta con el ceño fruncido.

     —¿Me vas a decir porque teniendo semejante automóvil preferiste irte en autobús?

     Dominik tarda un poco en contestar, quita la música y adopta una postura sería, decido dejar de verlo y solo observar por la ventanilla al camino de palmeras que se extiende a lo largo de la avenida con algunas gaviotas revoloteando y de vez en cuando se pueden ver pequeños fragmentos del mar entre un hotel y otro alegrando mi vista.

Deseada Seducción A Primera VistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora