Tras la confesión de Mayra su chico no dijo nada -estaría buscando las palabras adecuadas para contestar a algo como eso-. Cogió aire, exhaló profundamente y le acarició la frente.
-¿Estás segura? -se atrevió al fin a preguntar.
-Claro que estoy segura -¿qué pregunta era esa?-. Eres el novio perfecto, y después de un año juntos creo que ya es hora de dar un paso más.
-Anda ven aquí -la acogió Mario entre sus brazos acurrucándola. -Mira, a mi me encantas en todos los sentidos, además cuando te muerdes el labio y me pones esa miradita sexy tengo que esforzarme mucho para no arrastrarte hasta mi cama y amarrarte para que no puedas salir nunca. Pero creo que tienes que estar del todo segura y no quiero que después esto se convierta en una relación solo de sexo.
-Mario estoy segura, llevo esperando esto desde que me diste el primer beso -¿y quién no ante semejante pivón?-. Así que déjate de rollos y vamos a la cama -replicó la morena con muy poca paciencia.
-¿Es una orden? -se burló Mario.
-¡Sí! , ¡a la cama ya! -ordenó Mayra molesta.
-Aún no me has tocado y ya me has calentado, cuando te enfadas estás aún más sexy -confesó él avergonzado.
-¡Mueve ese culito de pollo! -exclamó ella cada vez más impaciente.
Y sin darle tiempo a respirar su novio la cogió en brazos y la llevó al dormitorio mientras ella daba patadas al aire y refunfuñaba como una niña pequeña. La recostó sobre su cama y se tumbó a su lado.
-¿De verdad quieres hacer esto? -preguntó por enésima vez.
-Sí, ¿qué pasa que tú no quieres? -lo provocó ella, y después le dio un beso cariñoso en la comisura de los labios.
-¡Claro que quiero! , ¿quieres que sea especial?
-Contigo estoy segura de que lo será -y si no se ponían ya manos a la obra difícilmente lo podría olvidar-.
Besó otra vez a su novio -pero esta vez en la boca- en un beso lleno de sensualidad, enrredó su lengua alrededor de la de él y le estiró del pelo a causa de su descontrolada pasión. Mordió su labio inferior con fuerza haciendo que Mario se estremeciera. Por ahora todo iba bien, los nervios, las dudas, el miedo, la vergüenza, eso había desaparecido. Ahora solo eran dos cuerpos desatados. Con la ayuda de su chico rubio se desvistió quedándose en braguitas y sujetador -dos finas prendas que cubrían su partes más íntimas-. Mario mordisqueó su cuello tentadoramente y millones de escalofríos se expandieron por todo su cuerpo. Era la primera vez que le pasaba, pero no le desagradaba, es mas, le encantaba. Su novio le desabrochó el sujetador de leopardo y lo lanzó perdiéndose en la oscuridad de la habitación.
-¿Alguna vez te han hecho esto? -le susurró Mario al oído mientras se alejaba para llevarse a la boca uno de los pechos desnudos y lo lamía lentamente. Mayra negó con la cabeza y él siguió chupando, besando y manoseando mientras observaba como su chica dibujaba en sus labios una O perfectamante visible. Paró un segundo para deshacerse de su camiseta y sus jeans y reanudó su trabajo -pero esta vez con el otro pecho-. Mayra gemía como una loca cuando su entrepierna rozaba con los bóxers de Mario, notaba la erección de su novio y ansiaba por tenerlo ya dentro.
-Mario, te quiero.
-Y yo a ti mi princesa, ¿te gusta? -preguntó centrando la mirada en ella y en su cara de placer, la conocía a la perfección y notaba cuando le mentía -aunque rara vez lo hacía-.
-Mucho, pero no aguanto más, quiero que tú y yo pasemos a ser un nosotros -confesó ella señalando su zona más íntima desvergonzada.
-Ya voy impaciente. Siempre arruinando los momentos románticos.
-Espera -lo frenó cuando vió que iba a quitarse los bóxers -al fin-.
-¿Qué pasa? -contestó asustado.
-Coge un condón de mi bolsa.
-Vale, no tardo nada morena -dijo dándole un corto beso en la boca.
Regresó a la habitación donde Mayra lo esperaba desnuda y sin pudor alguno. Se colocó el preservativo y la penetró muy despacio para no hacerle tanto daño. Ella hizo una mueca de dolor y se detuvo para preguntarle si estaba bien.
-¿Te duele? ¿quieres que pare?
-Estoy bien. Ni se te ocurra parar -lo amenazó ella cortante para que dejara de preocuparse tanto y disfrutara.
-¿De verdad?
-Sí.
Volvió a penetrarla con extrema suavidad, ella lo atrapó con sus piernas y le mostró su sonrisa más dulce pero a la vez juguetona, Mario seguía moviéndose despacio mientras su chica gemía de dolor y placer y le clavaba las uñas en su espalda. Él la llenó de besos y ella lo abrazaba para unir aún más sus cuerpos sudorosos y desnudos, Mayra empezó a gemir más fuerte mientras experimentaba algo nuevo creciendo en su interior, le mordió el cuello y estiró del pelo a la vez en que su cuerpo liberaba el placer más exquisito que nunca antes había sentido. Y entonces Mario no pudo aguantar más y se deshizo también expulsando millones de espermatozoides dentro del preservativo.
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Indestructible© [Editando...]
Literatura KobiecaSi te gustan las novelas románticas, ésta es la tuya. Esta es la historia de Mayra, una joven loca, auténtica y salvaje, enamorada hasta la médula del que parecía ser el "hombre de su vida". Pero a los dieciocho la vida da muchas vueltas, y de pront...