Abracadabra: que salga de mi mente y aparezca en mi cama.

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La actuación de las Ribera, había sido digna de un Óscar. Bueno, tampoco hay que exagerar tanto, pero seguro que podría aparecer en uno de esos programas de vídeos caseros graciosos.  

Afortunadamente su madre no le hizo un cuestionario para asegurarse de que había cumplido con su promesa y que había estudiado -aunque rara vez ocurría eso-. Sin embargo la madre de su novio no podía escapar de su mente, se había quedado enredada como en una especie de tela de araña, ¿por qué sospecharía el padre de Mario que ella le había hecho algo a Jack? ¡Sí, hay estaba la auténtica periodista del corazón con ansias de desvelar todos los misterios que encontraba a su paso! 

Tras otra larga pausa llena de risas extremadamente sonoras, Mayra cogió su libro de matemáticas y empezó a practicar todo tipo de ejercicios. Derivadas, ¡cómo las odiaba! estaba claro que ella no sabía defenderse muy bien con los números. Hizo un descanso de aproximadamente un cuarto de hora y prosiguió con los ejercicios. Cuando acabó todos los deberes intentó volver a hacer alguno sin mirar, el próximo miércoles tenia el examen y aspiraba por lo menos a un notable, ya que las notas de corte para entrar en la universidad no eran precisamente muy bajas. 

—¡Mayra a comer! —la llamó su madre desde la cocina. 

—¡Al fin! —se agradeció para si misma por poder descansar un rato y olvidarse de tantos números y letras enrevesados. 

Como un relámpago llegó hasta la cocina y puso la mesa mientras en su mente intentaba adivinar qué había para comer. 

—Es arroz al horno —le dijo Bianca como si acabara de leerle el pensamiento. 

A Mayra se le hizo la boca agua antes de ver el plato en la mesa, ¡ni se había dado cuenta de que tenia tanta hambre! 

—¿Qué tal la noche hija? —preguntó Bianca iniciando una conversación. 

—Bien, estudiamos un rato, comimos helado y vimos una película —mintió como si fuera una experta en ello. 

—Caray ¡como os lo montáis! 

Mayra sonrió satisfecha, su mentirijilla había parecido convincente. Comió despacio, saboreando cada grano de arroz y cada pedazo de carne, y antes de retomar las matemáticas cogió su móvil. Tenía un mensaje nuevo, lo abrió con expectación sin saber de quién seria y en unos segundos reconoció el nombre de Mario en la luminosa pantalla. El mensaje decía: ˝tenemos que hablar, esta tarde nos vemos a las cuatro donde siempre˝ aquellas tres palabras mágicas la asustaban, cuando alguien decía que tenia que hablar es que algo iba mal ¿sería solo un presentimiento? su corazón bombeó más rápido, como gritando un sí a los cuatro vientos desde su interior. Y después de intentar olvidarse de eso siguió estudiando para el próximo examen.  

El reloj grande de la habitación dio las tres y media, media hora quedaba para reunirse de nuevo con Mario, estaba nerviosa ¿qué iba a decirle?, ¿sería algo sobre Jack y su madre? ¿le explicaría por qué Jack se había colado en su casa la noche anterior? ¡qué ganas de que llegara la hora! cuantas más preguntas se hacía más nerviosa se ponía.  

Del armario cogió una camiseta de manga corta con colores flúor y se enfundó su pantalón blanco y corto preferido. Se delineó la línea inferior de los ojos de un tono verde flúor que su camiseta y por último se calzó unas bailarinas blancas muy sencillas que le hacían parecer más joven y le daban un aspecto dulce.

—Mamá me voy —se despidió Mayra dispuesta a salir y obtener al menos una repuesta por aquel extraño mensaje. 

—Vale. Adiós cariño —le contestó Bianca con un humor excelente. 

—Adiós —sentenció ella, y dicho esto cerró la puerta robusta y bajó las escaleras de dos en dos acelerada.

"Ya queda menos" se repetía dándose los ánimos que necesitaba. Llegó al lugar acordado, no había ni un alma en la calle, lo que no le extrañó ya que la gente de allí no solía salir los domingos tan temprano. Se sentó en un bordillo y quitó los auriculares del móvil haciendo que la música se interrumpiera.

Indestructible© [Editando...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora