¿Jack?

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Mientras Mario caminaba sin rumbo, de una lado para otro en el amplio comedor, Mayra esperaba la mínima muestra de que Jack seguía con vida. Es cierto que no se había comportado como el mejor hombre del mundo, pero sentía un poco de lástima por él. Además, ¿quién era?, ¿qué relación tenía con su novio? Éste era un caso para Mayra la investigadora, era como la escena de alguna película, quería enterarse de todo ya que no podía juzgar al tal Jack sin conocerlo, aunque por el momento tenía bastantes puntos en su contra.

— ¡Mierda! —gritó Mario alertando a su novia y a la agente que llevana dentro.

—¿Qué? —preguntó sin entender nada.

—En media hora vendrá mi madre.

—¿Pero no estaba de viaje?

—Sí, pero volvía hoy —explicó el rubio nervioso, cosa que alteraba más a su novia.

—¿Y qué hacemos con tu visitante inesperado? —comentó Mayra mirando a Jack.

—No lo sé. Ayúdame a llevarlo al desván.

—¿Me vas a decir ya quién diantres es? —se quejó ella ayudando a su novio a cargar con Jack.

—Es mi hermanastro.

—¿Tu hermanastro? —se extrañó Mayra ante el comportamiento de ambos minutos antes.

—Sí, aunque mis padres siguen viviendo juntos, mi padre sale con otra persona. Nos conocemos des de hace más de un año y no nos llevamos muy bien.

—¿En serio? ¡Permíteme dudarlo, señor puños sueltos! —exclamó la morena perdiendo los papeles.

Llegaron al desván, que estaba lleno de trastos viejos -y seguramente inútiles-. El polvo inundaba el aire, y el olor a humedad era insoportable. A través de una pequeña ventana se divisaba la luna llena, que iluminaba un poco la habitación. Mayra tuvo que taparse la nariz porque creía que iba a desmayarse. Depositaron el cuerpo sobre una sábana blanca que no tardó en tintarse de rojo. La morena estaba asustada porque no sabía cómo reaccionaría el amabilísimo Jack cuando despertara de su sueño profundo. Además, la madre de Mario, su suegra, no tardaría en llegar ¿y qué opinaría sobre que se quedara allí a dormir?

—¿Qué te pasa? —preguntó Mario intentando leer la mente de su chica.

—Nada —replicó con la intención de hacer como si no pasara nada, -pero desgraciadamente no era muy buena actriz-.

—Vamos, conozco esa mirada y sé que te pasa algo.

—Me da pena, solo eso —dijo señalando al Jack tranquilo e inconsciente.

—No deberías sentirla, es un capullo —contestó frío y distante.

—¿ Y si se despierta qué hacemos?

—Improvisar, como he hecho siempre.

—No suena muy convincente.

—¡Oh vamos, lo improvisado es mucho mejor! ¿O me lo vas a negar después de lo que ha pasado en aquella habitación?

—Está bien, pero ¿y tu madre?

—¿Qué pasa con ella? —preguntó sin entender a que se refería su novia.

—¿Cómo le sentará que me quede a dormir?

—¿Estás preocupada por eso? A mi madre le da igual. Relájate, la vida son dos días, ven, vamos a disfrutarlos amor —anunció Mario tendiéndole su mano a la morena.

—¿Me contarás qué te pasó con él? —rogó la agente secreta que había regresado al cuerpo de Mayra.

—Eres una impaciente, ólvidate de eso ahora, no es el momento ni el lugar.

Indestructible© [Editando...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora