Capítulo 6

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Eran las 2 de la mañana y estábamos cruzando el puente que une Nueva York con Nueva Jersey, era hermoso pasar por acá de noche porque el puente tenía unas luces, que se reflejaban en el agua. Las calles estaban casi vacías, solo había varios adolescentes que salían al boliche o simplemente a juntarse con amigos.

Cuando llegamos a un gran galpón que parecía abandonado Alex aparcó el auto, nos bajamos. En la entrada nos topamos con una enorme puerta que estaba cerrada por una cadena que atravesaba las barras de hierro, que tenía como manija. Él tiro de las cadenas para poder abrir la inmensa puerta de chapa, como no cedió fácilmente le pegó una patada rompiendo los eslabones de la cadena.

 Adentro todo estaba oscuro, había algunas grietas en el techo que permitían entrar la escasa luz de  la noche.

-Espera.- Dijo Alex.- Por aquí tendría que estar el generador.

Empezó a buscar por todos lados el generador, yo lo ayude, pero cuando quise ir cerca de él me choqué con algo que parecía de metal. Al esforzar la vista para ver en la oscuridad, leí Generadull. Una de las marcas de generadores antigua, que la conocía porque Robert siempre decía que esa marca por más de ser vieja era una de las mejores.

-Lo encontré.-Grité, Alex se acercó rápido adonde yo estaba y lo puso en marcha.

De a poco se fueron prendiendo las luces una por una y alumbrando el lugar. Parecía estar en un lugar mágico. Las luces mostraban lo enorme que era el lugar, todo el galpón formaba una especie de carpa, y había un montón de juegos seguro antes debía ser uno de los parques de diversiones más grandes. Era un lugar hermoso pero estaba muy abandonado y eso me daba lástima.

-Siempre venía acá de chico.- Dijo de repente Alex, me sorprendió que me hablará de su pasado a él parecía no gustarle hablar de eso.- Este era el mio.

Se acercó a la calesita que estaba en el centro del inmenso lugar y señaló un caballito color blanco con una montura roja y azul. Pensar en él de chico montando ese caballo me daba ternura.

-Luego el lugar cerró y yo seguía viniendo, aprendí a controlar todos los juegos.-  Dijo orgulloso de él mismo, cuando él miraba esos juegos su rostro se iluminaba pero había algo más que alegría y yo no era capaz de deducir qué era.-¿Quieres subirte?

Señalo a su caballo yo asentí y una vez que estuve arriba él bajo de la calesita y fue a donde estaban los controles. La calesita empezó a girar con una música, pero cuando dio una vuelta completa Alex   no estaba más en los controles, me empecé a asustar ¿se había ido y me había dejado acá sola?

En eso sentí unas manos en mis espaldas y antes de que me gire Alex apareció delante de mi sonriente le devolví la sonrisa.

-No hay nadie controlando esto.- Recordé.

-Tranquila lo hice un montón de veces.

-Así que acá traes a todas las chicas para disculparte por encerrarlas en un manicomio.- Bromee.

-No nunca había traído a nadie acá.

Me sentí alagada, pero estar con él me incomodaba un poco, solo hacia una noche me había encerrado en ese espantoso lugar culpa de los demente de Lia y Stev. Todo lo que me pasaba era extraño.

Él se acercó más hacia mi, estábamos tan solo a unos centímetros, sentí su mandíbula tensarse a centímetros de la mía. Estaba casi segura de que si él en ese momento se hubiera acercado más, yo no hubiera corrido mi rostro. Me sentía extraña cuando estaba cerca de él, había algo que me atraía en su forma de ser.

Rozo su mejilla con la mía.

-Este lugar es importante para mi, no traería a cualquiera.- Susurró en mi oído. Sentía que mi corazón se iba a salir de mi cuerpo, cuando estaba con él tenía una sensación de que lo conocía de algún lado, que era alguien en que podía confiar y eso me asustaba.

Jeniffer: Los juegos de la menteWhere stories live. Discover now