Esta mañana cuando salí a correr con mi habitual equipo deportivo. Escuchaba las voces de las personas que me rodeaban, parecía que todas me hablaban al oído sin embargo estaban lejos de mi y solo podía pensar una y otra vez es solamente mi imaginación.
A penas llegué a mi casa me bañe, me puse mi short negro y una blusa blanca. Estaba decidida a que iba a volver a ese horrible lugar solo para hacerles las preguntas y disculparme con Lia ella tal vez no había echo nada y era solo mi imaginación que me estaba jugando una mala pasada. A las 3 de la tarde yo ya había aparcado mi auto y estaba por tocar el timbre del manicomio. Lo pensé por un momento y luego lo toqué.
Se abrieron las puertas, ya me había acostumbrado a no esperar que haya nadie tras de ellas, y mientras comencé a caminar por el pasillo del patio delantero del manicomio, me sorprendió que esta vez no estaba Alex parado en la puerta de entrada como siempre, sino que estaba Steven.
-Buenas tardes Jeniffer.
-Hola Steven.- Me acerqué a él y lo saludé con un beso en la mejilla.
Steven parecía un hombre simpático, amigable todo lo contrario a Alex que siempre se notaba aislado o frío conmigo.
-Creo que nunca antes nadie a venido tantas veces seguidas.- Dijo él.- No deja de sorprenderme.
-Gracias ¿Y Alex?- No quería ser descortés pero llamaba mi atención que él no este.
-Oh... creo que esta con Lia lo podemos encontrar en la habitación.
Sin dejar que le respondiera como era costumbre en todos aquí al parecer, se adentro y yo lo seguí por detrás.
-¿Y porqué él es serio todo el tiempo?-Pregunté de repente.
-¿Quién? ¿Alex?- Asentí. ya que a estas alturas iba a su lado.-Se puede decir que cuando te pasan muchas cosas malas en tu vida cambias, sin darte cuenta.
-¿Qué... qué le pasó?- Dije entrecortado.
-¿Tan famoso soy que hablan de mi?- Dijo alguien a nuestras espaldas.
Me asusté al escuchar esa voz. Era Alex, cuando gire mi cabeza lo pude visualizar a mi derecha saliendo de una habitación. Quería esconderme en ese momento, no quería que él me vea, pero ya era tarde. Steven se detuvo, por lo cual yo también.
-Solo quería saber un poco, pero esa pregunta ni yo se responderla.- Dijo Steven golpeandole el hombro a Alex y sonriéndome amplia mente.
-Hola.- Saludé tratando de no mirarlo a los ojos. Sabía que si lo miraba me iba a poner roja.
-Buenas tardes señorita.- Dijo él en calma, no parecía molesto, ni nada por el estilo. Levante mi vista y él me estaba mirando fijamente con un brillo especial en sus ojos como si la situación fuera divertida, enseguida volví la vista al suelo.
-Bueno ¿Quieren que los acompañe?- Dijo Steven.
-No, esta bien Stev.- Dijo Alex.
Steven dirigió la mirada hacia mi y yo solo asentí.
-Esta bien.- Respondió él con una sonrisa torcida, no estaba segura que le gustara mucho la idea de no poder acompañarnos, pero yo no era quién para decidir.- Si necesitas cualquier cosa, incluso que te salve de los humores de mi amigo, dime.- Di una rápida mirada a Alex, él parecía fastidiado.
Sonreí.- Puedo soportarlo.- Dije en tono de broma, Stev me sonrió aunque Alex no pareció entender que era una broma, él comenzó a caminar sin esperarme. Al verlo caminé rápido hasta que pude llegar a su lado.
YOU ARE READING
Jeniffer: Los juegos de la mente
FantasiQué pensarías si te dijera que todo lo que crees normal no fuera cierto, si todo tomara rumbos sumamente inesperados en los que se te complique saber cuál es tu realidad. Esta historia trata de Jeniffer. Luego de un accidente que tuvo, en el...