Capítulo 9

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-Pues claro, pasa.- Dije.

Stev me entregó el ramo de rosas y yo enseguida lo puse en agua. Cuando volví mi mirada hacia él, estaba mirando hacia todos lados como si buscara algo o simplemente analizando el lugar.

Me carraspee la garganta para anunciar mi presencia en el lugar, su compañía me incomodaba.

-¿Y cuando volviste?- Le hice señal para que nos sentemos en uno de mis sillones.

-Hace algunas horas, estuvo aburrido el viaje, necesitaba respirar el aire Estadounidense de nuevo.

Sonreí, yo necesitaba todo lo contrario, quería hacer un viaje pero no sabía a donde.

-Cuentame de ti ¿cómo siguieron las cosas en mi ausencia con Alexito?

Al escuchar su nombre sentí odio correr por mis venas, no quería hablar de él. No en este momento.

-Hace mucho dejé de ir al manicomio.- Me mordí el labio.

-Ohh... entiendo ¿Sin mi no tenías motivos para ir?- Largó una carcajada, yo solamente sonreí, no le encontraba lo gracioso al chiste. Tampoco estaba de humor, acababa de viajar a lugares completamente extraños y Lia... ¡Lia estaba en mi habitación! Me había olvidado, tenía que encontrar la forma para que Steven se vaya.

-¿Viniste solo a preguntar por el manicomio?

Él enarcó una ceja.

-No solo por el manicomio, quería ver como andabas.

Fantástico, la noche que me hiciste pasar encerrada en el manicomio y el hecho de que hayas querido besarme me mejoro la vida de una manera grandiosa, sin descartar el hecho de que esa noche un viejito rapiñators casi me mata. Pensé con sarcasmo.

Largó un leve suspiro y antes de que yo pudiera contestar agregó.- Sé que estuve mal al intentar besarte si es lo que te pone tensa, lo siento.

Ignoré su disculpa.

-Muy bien, gracias. Pero...

-Ese osito es parecido a uno que tenía Alex.- Dijo de repente Steven cortando lo que yo iba a decir. Señaló hacia el sillón en el que estaba sentada, si, el osito que me había regalado Alex lo conservaba y lo había dejado en mi sillón encima de todos los almohadones.-Pero no creo que sea ese.- Pareció pensarlo.- No, definitivamente no, si mal no recuerdo se lo había dado su novia para que recordara siempre su amor hacia él o algo así no sé bien como fue a mi me pareció empalagoso desde la primera vez que lo vi...

Steven continuó hablando, pero yo no estaba dispuesta a escuchar nada de lo que decía, me había quedado helada. Siempre me había gustado el osito porque había pensado que él lo había comprado pensando en mí, no que era un regalo de su novia. ¿Alex tenía novia y me había ilusionado a mi? Quizás él no tuvo que hacer mucho para ilusionarme, desde un primer momento siempre había algo en él que me atraía, pero Lia debía tener razón. Alex me usaba para saber todos mis miedos y yo como una ilusa caía en su trampa. Él sabía muchas cosas de mi vida, sin embargo yo no sabía nada de la suya. Sentí unos retortijones en la panza.

Steven chasqueo sus dedos delante de mi cara.

-Hey... parecías distraída como si no me escucharas.

-Lo siento es que...- Mi mirada estaba perdida.- ¿Dices que Alex tiene novia?- Pregunté enarcando una ceja.

-Se supone que no debería hablar de él... no le gusta.- Suspiro.- No sé si aún es la novia o no, siempre lo veo en manicomio, aunque recibe llamadas y no me quiere decir de quién son, supongo que serán de su novia.

Jeniffer: Los juegos de la menteWhere stories live. Discover now