Me desperté a las 8 de la mañana, me pareció extraño que no haya tenido ningún sueño fuera de lo normal, por lo que no sabía si me había despertado de verdad o no. Me pellizqué el brazo...
Auch, dolió, sí definitivamente estaba despierta.
Me vestí y salí al pasillo que dirigía hacia la cocina, me encantaba la casa que habían comprado Anni y John para vivir, era moderna y acogedora la combinación perfecta. En la mesada de la cocina la vi a Anni, estaba preparándose un café. Cuando volteó a verme noté cierta preocupación en su rostro.
-Buen día.- Saludé hacia mi hermanita que dejó todo lo que estaba haciendo y me miró fijo.
-Lo siento por todo lo de anoche...- Dijo casi en un susurro.- No tenía que haber pasado nada de lo que paso.- Comenzó a llorar, yo no entendí a qué se refería. ¿Acaso se sentía culpable por haber me dejado sola -va no estuve sola había estado John conmigo- o es que había pasado al más lo cual yo no sabía? No estaba segura de que este fuera el momento oportuno para preguntarle, por lo que me acerqué y la abracé. Sentía su respiración agitada, me alejé un poco de ella y le sequé las lágrimas.
-¿Qué pasó?... si quieres no me lo digas ahora pero cuéntame después.- Inquirí, ella hizo un leve movimiento con su cabeza.
-Esta bien.- Dijo secándose las últimas lágrimas de su mejilla.- Yo anoche hice algo que no debía... estaba borracha, no era consciente de lo que hacía...- Las palabras que salían de su boca se chocaban unas con otras como si quisiera decirlo rápido para que todo terminara pero a la vez le daba miedo, lo que provocaba que sus palabras sonaran entrecortadas.- estuve con otro hombre.
Me quedé en silencio, ya había imaginado a esa como una posibilidad cuando la había visto llegar a la noche completamente borracha, fuera de si. Pero no quería creer nada de lo que estaba escuchando.
- Se... ¿se cuidaron?- Dije al fin, tartamudeando.
Ella me miró sin comprender como si de todas las preguntas que se había imaginado que haría, yo hubiera escogido las ridícula, y tal vez tenía razón.
- No sé, no había pensado eso. ¡Lo engañe y él no se lo merecía!
En ese momento me di cuenta que lo que menos necesitaba Anni en ese momento eran retos o regaños míos, la abracé y le dije que no se preocupara que todo iba a estar bien.
-¿Qué voy a hacer ahora, Jenny?- Su voz se crispo.
-Tienes que empezar por calmarte y no sé... puedes...- Lo dudé un momento.- Puedes contarle toda la verdad o ocultárselo, un desliz lo puede tener cualquiera.- Claramente yo no era experta en el amor ya que nunca había tenido ninguna relación seria.- Aunque creo que es mejor decir la verdad.- Agregué, al mismo tiempo que su rostro empalidecía.
-No, no puedo, no por ahora.
-Okey, cuando estés dispuesta le puedes decir la verdad.- La vi aliviarse un poco, quizás la mentira nunca era buena pero si ella no era capas de decirle la verdad nadie podría, ni debía decirla por ella.
-Gracias Jenny por todo.- Dijo de repente con una sonrisa un poco torcida. Se dio vuelta y pude ver que se tensaba.- Esta noche vienen a comer papá y mamá.
Quedé boquiabierta.- ¡¿Qué?!
-Sé que estas molesta pero ellos sin querer se enteraron de que estabas acá y quisieron venir, pude atrasarlo hasta esta noche no más.- Ella trataba de calmarme, pero yo nos los quería ver a ellos, seguro que si los veía me iban a seguir mintiendo como toda su vida habían hecho, de su boca solo salían mentiras.
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Jeniffer: Los juegos de la mente
FantastikQué pensarías si te dijera que todo lo que crees normal no fuera cierto, si todo tomara rumbos sumamente inesperados en los que se te complique saber cuál es tu realidad. Esta historia trata de Jeniffer. Luego de un accidente que tuvo, en el...