Capítulo 11

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Me desperté a las 8 de la mañana, me pareció extraño que no haya tenido ningún sueño fuera de lo normal, por lo que no sabía si me había despertado de verdad o no. Me pellizqué el brazo... 

Auch, dolió, sí definitivamente estaba despierta.

Me vestí y salí al pasillo que dirigía hacia la cocina, me encantaba la casa que habían comprado Anni y John para vivir, era moderna y acogedora la combinación perfecta. En la mesada de la cocina la vi a Anni, estaba  preparándose un café. Cuando volteó a verme noté cierta preocupación en su rostro.

-Buen día.- Saludé hacia mi hermanita que dejó todo  lo que estaba haciendo y me miró fijo.

-Lo siento por todo lo de anoche...- Dijo casi en un susurro.- No tenía que haber pasado nada de lo que paso.- Comenzó a llorar, yo no entendí a qué se refería. ¿Acaso se sentía culpable por haber me dejado sola -va no estuve sola había estado John conmigo- o es que había pasado al más lo cual yo no sabía? No estaba segura de que este fuera el momento oportuno para preguntarle, por lo que me acerqué y la abracé. Sentía su respiración agitada, me alejé  un poco de ella y le sequé las lágrimas.

-¿Qué pasó?... si quieres no me lo digas ahora pero cuéntame después.- Inquirí, ella hizo un leve movimiento con su cabeza.

-Esta bien.- Dijo secándose las últimas lágrimas de su  mejilla.- Yo anoche hice algo que no debía... estaba borracha, no era consciente de lo que hacía...- Las palabras que salían de su boca se chocaban unas con otras como si quisiera decirlo rápido para que todo terminara pero a la vez le daba miedo, lo que provocaba que sus palabras sonaran entrecortadas.- estuve con otro hombre.

Me quedé en silencio, ya había imaginado a esa como una posibilidad cuando la había visto llegar a la noche completamente borracha, fuera de si. Pero no quería creer nada de lo que estaba escuchando.

- Se... ¿se cuidaron?- Dije al fin, tartamudeando.

Ella me miró sin comprender como si de todas las preguntas que se había imaginado que haría, yo hubiera escogido las ridícula, y tal vez tenía razón.

- No sé, no había pensado eso. ¡Lo engañe y él no se lo merecía!

En ese momento me di cuenta que lo que menos necesitaba Anni en ese momento eran retos o regaños míos, la abracé y le dije que no se preocupara que todo iba a estar bien.

-¿Qué voy a hacer ahora, Jenny?- Su voz se crispo.

-Tienes que empezar por calmarte y no sé... puedes...- Lo dudé un momento.- Puedes contarle toda la verdad o ocultárselo, un desliz lo puede tener cualquiera.- Claramente yo no era experta en el amor ya que nunca había tenido ninguna relación seria.- Aunque creo que es mejor decir la verdad.- Agregué, al mismo tiempo que su rostro empalidecía.

-No, no puedo, no por ahora.

-Okey, cuando estés dispuesta le puedes decir la verdad.- La vi aliviarse un poco, quizás la mentira nunca era buena pero si ella no era capas de decirle la verdad nadie podría, ni debía decirla por ella.

-Gracias Jenny por todo.- Dijo de repente con una sonrisa un poco torcida. Se dio vuelta y pude ver que se tensaba.- Esta noche vienen a comer papá y mamá.

Quedé boquiabierta.- ¡¿Qué?!

-Sé que estas molesta pero ellos sin querer se enteraron de que estabas acá y quisieron venir, pude atrasarlo hasta esta noche no más.- Ella trataba de calmarme, pero yo nos los quería ver a ellos, seguro que si los veía me iban a seguir mintiendo como toda su vida habían hecho, de su boca solo salían mentiras. 

Jeniffer: Los juegos de la menteWhere stories live. Discover now