8 de noviembre de 2003.
Estoy preocupada. Anoche no volvió a casa. He llamado a su familia e incluso a la policía pero nadie ha tenido noticias, y la policía me ha dicho que una noche sin aparecer por casa no es sinónimo de desaparición. Pues vaya, si no está desaparecido, ¿qué está? No sé qué más puedo hacer. Me estoy quedando sin lágrimas y sin paciencia.
12 de noviembre de 2003.
No sé cómo hemos llegado a este punto. No hace ni dos meses que estamos casados. Deberíamos ser felices, nos lo merecemos. Pero, en cambio, la revista se va a pique y nuestra relación se va con ella. El otro día Marcos llegó como una cuba a casa después de estar toda la noche desaparecido. No le culpo, sé que está muy estresado... Pero toda la preocupación se convirtió en rabia cuando entró. Grité, llore, grité más y lloré más. Él pasó de mí y se fue a la cama mandándome callar, diciendo que todo era culpa mía.
20 de noviembre de 2003.
He dejado de ir a la oficina. No puedo salir así de casa. Marcos cree que todo es culpa mía, que la revista se ha ido a pique desde que yo entré, que ayudo a la competencia, que le comí la cabeza para cazarlo y cargarme su vida. Ya casi nunca está sobrio, pero lo que más me duele es cómo me mira. Hoy, antes de salir de casa, me ha llamado zorra. Mi temperamento ha respondido por mí y le he mandado a la mierda. Lo siguiente que recuerdo es la encimera de la cocina y un fuerte dolor en la mejilla. ¿Qué hago? Ojalá pudieras responderme.
30 de noviembre de 2003.
Hoy he salido a tomar un café con Jess, echaba de menos la compañía de mi amiga. Dice que en la oficina las cosas no van mucho mejor pero que van tirando. Al parecer, Marcos es mejor persona allí de lo que lo es en casa. Pero bueno, mejor así, no quisiera que lo dejase todo por uno de sus arrebatos. Como ahora trabajo desde casa, Jess y yo nos vemos mucho menos. Los demás están que no saben si los vana despedir o no, pero Jess no parecía preocupada. "Qué suerte tienes", me ha dicho. Por estar casada con el jefe, porque puedo estar segura de que no me vayan a despedir, por poder trabajar desde casa. He tenido que estar diez días encerrada en casa porque tenía media cara amoratada. Si eso es suerte, no sé si la quiero. Espero que todo esto pase pronto.
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El último día de mi vida
Short Story"Mi nombre es Andrea y la muerte me liberó de la vida que me hizo presa." Una chica joven y emprendedora que se encuentra con una vida que no esperaba. Esto es un mini-relato que escribí hace un tiempo. Tendrá doce capítulos cortos. El vocabulario s...