Cap 2 - ''Preguntas realmente fáciles pero difíciles de responder''

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- Hey llorona, ¿estás ahí o necesitas que te tire un cubo de agua para que despiertes de tu trance? – Tenía una sonrisa maliciosa que me dio escalofríos y todo ese pensamiento de ángel se esfumo al ver sus ojos azules oscuros, tan oscuros como las calles de noche cuando se va la luz. Su mirada era llena de odio y maldad, no podía mirarlo a los ojos solo me asustaba más.

- Me llamo Jade, no llorona, no me llames así…… no me gusta. – Intente decirlo algo fuerte y lo más segura que podía pero se notaba mi miedo a leguas. Su mandíbula se tenso y sus labios formaron una recta acompañados de una fría mirada, realmente me intimidaba demasiado.

- A mí no me importa que no te guste, eres mi rehén y harás lo que yo te diga ¿entendido? – Lo último lo dijo en tono alto y amenazante, pero yo no podía quedarme simplemente callada, yo quería respuestas aunque de esto dependiera mi vida.
- Lo haré si me dices quién eres, que quieres y donde estamos, secuestrador. – Preguntas realmente fáciles pero difíciles de responder, soy una estúpida al creer que me lo pudiera decir pero todavía tenía algo de confianza en poder salir de este asqueroso y mal oliente lugar. Solté un grito ahogado al ver como escupía su ira con la silla al lado de la puerta dejándola devastada.

-Solo te contestaré a la primera pregunta, soy Niall no secuestrador y…¿Quieres que te cambie tu apodo al de tonta? La verdad creo que te vendría mejor, no seas ilusa y hazte un favor, cierra esa boca y obedece, no quiero acabar este trabajo antes de tiempo. – Esa amenaza me dejo fría, helada peor que un iceberg, yo era tímida ¿y de repente me ponía a discutirle las cosas a un secuestrador? Mi cabeza no estaba muy cuerda que digamos. Vi como empezó a relajarse y acercarse a mí cogiendo mi barbilla con su mano. Estaba muy asustada.

- Si obedeces, te portas bien y ese maldito de Peter firma el puto papel te soltaremos, llorona – No tome en cuenta su ‘’apreciado’’ apodo hacía mi ya que me distraje con su aroma. Olía realmente bien, me esperaba un olor fuerte a alcohol pero me equivoque. Soy una idiota, ¿que hago oliendo a mi secuestrador? Pero el parecía tan…normal, en fin me concentre al oír ese nombre, Peter, mamá no hablaba de él desde hacía mucho tiempo. Él se fue de casa dejándonos a mi madre y a mi sola. Mi madre nunca me dijo la razón exactamente solo me dijo que él no era bueno para nosotras y lo mejor que pudo haber hecho fue irse. Demasiadas cosas para una niña de 9 años. Desde entonces vivía solo con mi madre, aunque no la veía mucho ya que su horario de trabajo era muy duro.

- Que tiene que ver mi padre en todo esto, no lo entiendo. – Estaba harta de no enterarme de nada, no debía alterarme pero quería respuestas y él no me las daba y eso me hacía alterarme más aún con el miedo en mis venas. – Dime aunque sea porque estoy aquí, no es tan difícil ¿o si lo es? – Lágrimas comenzaron a salir de mis pequeños ojos, me decía a mi misma ‘’no llores, tienes que ser fuerte’’ pero este era mi límite. Mire al suelo, no quería que me viera en mi estado más vulnerable porque entonces sería una presa más fácil de lo que ya lo era. Aunque no sirvió de nada.

- Deja de llorar, no me gustan las lloronas. – me levanto la barbilla con su dedo índice haciendo que mirara a sus cristalinos ojos, fácilmente me podría hundir en ellos hasta que recobre el sentido sintiendo debajo de mis manos gotas que caían del techo. – Y a mí no me gustan los mandones, secuestradores como tú pero me tengo que joder hasta que me sueltes aunque no tenga ni idea del porque estoy aquí. – Era muy testadura y ni en el estado que me encontraba iba a dejar de serlo, fin.


Mantenía una sonrisa pícara, parecía como si esto le gustara y si, obviamente le encantaba. Esto era un juego para él, donde él era el depredador y yo la presa. Pero no me rendiría, si la única forma de salir de este lugar era pasando los niveles yo los pasaría todos.


- ¿Tan segura estas de que te voy a soltar? ¿Realmente confías en mí? – Cogió unas llaves y mis manos quedaron liberadas de aquellas oxidadas esposas, tenía rasguños pero nada grave simplemente me ardía un poco. Sentí en ese momento sus manos apoyándose en mi cintura levantándome hacía arriba y rozando su nariz con la mía. Joder, olía tan bien. Su aliento olía como si se hubiera comido 50 chicles de menta, era embriagador. No podía pensar con claridad, no estaba en mis cinco sentidos.

- No deberías confiar en mí, podría hacerte mucho daño – Dijo susurrándome al oído, solté varios escalofríos, para que os voy a engañar, él era precioso y me atraía más de lo que quería. – Me dijiste que me soltarías cuando Peter firmará el papel, tendré que confiar en ti, no tengo otra opción. – Me acorraló entre la pared y él, sentí sus manos bajar de mi cintura a mis piernas, no podía salir no tenía espacio a penas para respirar. – Suéltame – murmure, aunque en verdad no quería que lo hiciera. ¿Qué te pasa Jade? Vuelve, decía el lado bueno pero yo simplemente no quería hacerle caso. Sus labios rosas y carnosos estaban rozando los míos y le empuje el hombro con mis pequeñas manos hacia atrás dejando unos centímetros de separación entre nosotros. 

Pensé que se iba a poner hecho una furia al haberlo rechazado pero simplemente sentí que su mirada se instaló en el suelo pensativo, me relajé un poco, pensé que insistiría más. Volvió cogiéndome la mano, su mano era cálida, grande, con dedos largos a comparación de los míos. La casa estaba oscura y no veía a dónde me estaba llevando.


- ¿A dónde me llevas? – no respondió.
- ¿Vas a matarme? – dije irónica, seguía ignorándome completamente. La oscuridad de la casa me ponía nerviosa y el miedo se apoderó de mi. 
- Eres muy molesta – bufo.
- Tú tampoco eres una muy agradable compañía – rechiste. 
- No me importa lo que pienses de mí, nena – masculló abriendo la puerta de una habitación.
- Soy Jade, no ‘’nena’’ – estaba harta de sus apodos, me ponían enferma. 
- Como sea nena – dijo subiendo las escaleras – Y te recomiendo que seas cuidadosa con lo que dices. Puedo cambiar de opinión acerca de no matarte.


Era bastante bipolar, primero intenta besarme y ahora dice que podría matarme. Creo que sus neuronas no funcionaban muy bien que digamos, pero era mejor callarme si no quería morir. Yo solo quería dejar este asqueroso lugar, mamá estaría preocupada, nunca volvía tan tarde a casa y si lo hacía era porque me quedaba en casa de Hailey a dormir.


Volví de mi mundo al escuchar la puerta abrirse. La habitación era espaciosa y de color crema. Constaba de una cama, un mueble en el que había una tele y un armario algo viejo. No estaba tan mal al fin y al cabo, no parecía precisamente la habitación de un secuestrador, era normal.
- Bonita habitación – dije irónica.

- No es mi habitación, nunca te llevaría a mi casa me expondría demasiado – sacó una camiseta y unos bóxers del armario. Tenía una espalda y unos brazos muy trabajados al igual que su trasero. No podía evitar mirar era todo un espectáculo.

- Cámbiate y ponte esto, dormirás aquí – me lanzó lo que había sacado del armario minutos antes.

- ¿Aquí? – se podía notar mi sorpresa en mi cara.

- ¿Dónde más? – esbozo su sonrisa pícara dejando ver sus blancos y bien formados dientes.

- ¿Contigo? - se me subieron los colores a mis cachetes, mi cara de seguro era todo un panorama ya que no pudo evitar soltar una risita, se veía también cuando sonreía.

- ¿Tienes algún problema? – pues claro los tenía, no podía dormir con él, de ninguna manera. Sus ojos se achinaron cuando exploto en risas, yo la verdad no le veía la gracia por ningún lado.

Strange - (Niall Horan FanFiction) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora