Me subí encima de su cuerpo, jugueteando con su pelos rebeldes y despeinados; prueba de que mis dedos habían estado presentes. Qué lástima que estábamos en mi casa, y no en cualquier otro lugar donde pudiéramos tener privacidad, sin correr el riesgo de que me castigaran de por mi vida al salir con un asesino en serie.
Observé y detallé minuciosamente una serie de cicatrices y marcas que envolvían casi la totalidad de los brazos musculosos de mi acompañante.
-¿A qué hora llega tu madre? –quiso saber.
-¡Agh! –rodé los ojos -. Siempre evitando los temas –me quejé, frunciendo el entrecejo con molestia.
-He preguntado algo –arqueó la ceja, gruñendo.
Tragué saliva, y no intenté ocultar mi disconformidad, cruzándome los brazos sobre el pecho.
-A las doce –respondí secamente, mirando hacia la luz cegadora de la lamparita de la mesa de noche.
Entonces, en un segundo, me encontré pataleando en los brazos de Niall, sufriendo un vértigo terrible cuando bajamos por las escaleritas de emergencia que conducían hacia el patio. Yo misma las había puesto allí con papá, cuando cumplí cinco años. Y luego, casi mágicamente, todo quedó a oscuras, y mis manos se encontraron intentando abrir la puerta de un coche negro en movimiento.
-¡¿Qué haces?! –grité. Él, que en otra situación hubiese estado maldiciendo, se echó a reír sonoramente, como un niño pequeño, y apretó su puño alrededor del volante, mientras aceleraba y me hacía sentir que nos perdíamos entre la negrura. La velocidad del coche me hacía querer vomitar, al tiempo que mis oídos me torturaban al escuchar el motor del coche retumbar en ellos.
-¡Niall! –apreté los párpados, y aparté las manos de los seguros cerrados, situándolas en mi estómago. Mierda, mierda, mierda, Jade no vomites, mierda, mierda, Jade, aguanta…
-El miedo es para cobardes, ¿recuerdas? –sonrió. Le lancé una mirada furtiva, apretando los labios, y desvié la vista, situándola en mis piernas, conteniéndome el estofado en la garganta.
-Claro –gruñí, haciéndolo soltar otra risita.
-o-
-Espero que tengas una buena explicación para todo esto –gruñí, caminando detrás de él sin ni siquiera saber a dónde nos dirigíamos, siendo arrastrada por la fuerza de su cuerpo puesta en su mano, que envolvía la mía con fuerza, y me jalaba hacia él.
-Siempre la tengo –me contestó por encima de su hombro, sonriendo. Su rostro, apenas iluminado por la lúgubre luz de la luna escondida entre las nubes. Rodé los ojos, y continué intentando no pisar alguna piedra y morir haciendo el ridículo en frente de él. Sí. Eso podría pasar. Porque, una vez, a los once, se me había ocurrido la idea de subir al tejado de la casa para buscar una pelota, y entonces pisé la cola del gato de la señora Hardwick y caí ridículamente en el patio, rompiéndome una pierna. Tuve suerte de que al menos no me había roto la columna. Y así, hay muchísimas otras experiencias traumáticas de mi existencia, tomando en cuenta las ocurrentes ahora mismo.
No paré de quejarme y de gruñir a través de toda la caminata. Pero su paso, sin embargo, continuaba rápido y constante, a través de lo que parecía ser uno de los tantos terrenos en los que yo había estado últimamente. Pero éste era especial. Solía ser el parque donde mi padre y yo veníamos todos los fines de semana después de desayunar, y nos quedábamos aquí hasta tarde, hasta que yo me dormía en sus brazos y me veía obligada a irme a casa; aunque muchas veces, si mal no recuerdo, había lloriqueado para que me dejara acampar ahí. Ahora sólo quedaban ruinas. No sólo de ese viejo trozo de tierra; sino también de mi vida.
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Strange - (Niall Horan FanFiction) TERMINADA
Hayran KurguTRAILER A LA DERECHA--------------> Nunca creí que podría haber una persona destinada para mi, quiero decir, cuantas posibilidades hay de que encuentres a tu alma gemela sabiendo que hay más de 5 millones de personas en el mundo. Pero pasó, la encon...