Capítulo 1.

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"La mente determina lo que es posible. El corazón sobrepasa los límites."

"¡Ah!" —Grité exaltada poniendo mi mano en mi pecho agitado. Había despertado, y de una desagradable pesadilla. 

Había soñado con ellos. Los... vampiros, mis peores rivales. Si, rivales. Yo soy un ángel y es mejor que ni me avecine a esas criaturas.

Aquí es ley, si quieres permanecer vivo, no cruces el límite divisorio. Si lo cruzas, declárate muerto. O, uno de ellos. Por lo mismo, aquí todos nos cuidamos unos con otros, debemos mantener a salvo nuestras tierras y a nuestra gente. 

Luego de esa pesadilla me levanté y arreglé. Debía estar lista para ir al bosque y buscar unos cuantos frutos para tener en casa. Tomé mi morral con lo suficiente para ir hasta allá y me lo puse. "¿Kate, estás lista?" —Escuché decir a Luke desde la entrada, quien era mi novio y también vecino. Con él siempre iba a recolectar víveres todos los martes y jueves.

Salimos de casa y nos internamos en el bosque. Este era escalofriante y peligroso, todo lo que veo en él son hojas, verde claro, verde musgo, amarillas, naranja y otras cafés. Pero era el único lugar en el cuál encontrabas hermosos paisajes y buenos frutos silvestres. 

« No está de más decir que amo el peligro. Y este bosque era perfecto ».

Los rayos del Sol están bastante fuertes, estos traspasaban el manto de hojas que nos cubría en los altos. Es una suerte que yo me haya puesto ropa más ligera para salir, además de mi bloqueador.

"M*erda" —gruñí cuando mi pelo se queda atorado en una rama baja, es increíble lo bajas que están, si a esto le añadimos que yo no soy muy alta que digamos.

Me paro en puntillas para que la rama no me arranque el pelo y le doy una patada al tronco, es una suerte que haya traído mis botas en lugar de zapatillas. En eso escucho unos pasos, puede que haya sido Luke, así que no habría problema. No me preocuparía.

—¿Que pasó? —Escuché a Luke decir desde lo lejos. 

—Me he enredado el pelo en una rama —Respondí divertida. Este soltó una carcajada. 

—Típico de ti —Sonrió. Su sonrisa era encantadora, la amaba. Pero de repente, los pasos se volvieron a escuchar.

— ¿Oíste eso? —dije repentinamente. 

— ¿Que cosa? —Me miró extrañado. "Shh" —le dije y nos quedamos en completo silencio. Este me miraba sin entender nada. Yo solo observaba a mi alrededor. 

Lo escuché reír.

— Estás loca.

— ¿A si? —Lo miré desafiante. 

— Claro, no he escuchado nada. —dijo con un tono de sabelotodo.

Yo solo rodé los ojos. 

— Bueno, tenemos que dividirnos. Este será nuestro punto de encuentro. Tu ve al Norte y yo al Sur. Suerte —dijo aproximándose a mí y me dio un abrazo y besó mi frente. "Te amo" —Sonrió, se dio media vuelta y se fue. Yo solo contemplé como comenzaba su caminata.

Cuidadosamente saqué de mi morral una pequeña navaja y emprendí mi búsqueda. Hoy debía aproximarme a ubicar una buena cantidad de frutos. Para mí y para Luke.

En el trascurso del camino tenía miedo. No sé si era producto de mi imaginación o a mis alrededores pero algo me seguía. "¡Hey!" —Escuché a alguien gritar detrás mío con voz ronca. Pavorosa me dí una media vuelta para verificar quién era. Pero no, no había nada ni nadie. Confundida me dí media vuelta y al frente mío había un chico. Y no uno cualquiera. Si no que un vampiro. 

Estaba impactada. Este ocultaba su rostro pero observaba mi cuerpo. Su figura esbelta hacía verme diminuta a su lado y su mirada posada en mi cuerpo me hacía estremecer. 

« Sólo mantente quieta. No entres en pánico que llamarás más su atención si lo haces. Sólo cuenta calmadamente hasta 50 y cuando ya hayas llegado a tal, con todas tus fuerzas corre y entra al pequeño refugio que hemos construido ». —Recordé.

¡cuarenta y ocho, cuarenta y nueve y.... cincuenta! —Conté en mi mente y salí corriendo hacia mi derecha. Aterrorizada intenté imaginarme como ángel y poder abrir mis alas para salir de aquí volando pero no, las ramas no serían de gran ayuda en estos momentos. Lamentablemente, no logro encontrar el refugio y cada vez me aproximo más a la zona límite. 

Por una parte, agradezco que estemos aquí, en medio de la nada, rodeados de árboles y un sol resplandeciente, sobre todo, doy gracias por el árbol que impide que la criatura me observe, porque yo Kate Smith, estoy a punto de romperme. Los nervios y la adrenalina corrían por mis venas desenfrenadamente. Mi corazón palpitaba a mil por hora y mis manos temblaban. El miedo estaba apoderándose de mi cuerpo. Y mi mente se estaba pasando miles de rollos. 

Miro por encima de mi hombro al costado del árbol y no vi nada. Esto era bueno. No sentí pasos detrás mío cuando corría. Quería decir que tal criatura no me estaba siguiendo. 

Minutos más tarde, quizás diez o veinte, no tengo ganas de abrir mi mochila y buscar el reloj ni la brújula, pero noto que el sol ha ido decreciendo y todo mi entorno parece un lugar distinto. No conozco este lugar pero sin embargo, no pienso moverme de aquí. Posé mi cabeza descansándola en el árbol y cierro mis ojos. En eso la respiración de alguien se posó en mi yugular. Un aroma a colonia varoníl se impregno por mis fosas nasales y un toque de olor a sangre se filtro entre aquél. El miedo nuevamente recorrió mi cuerpo.

« Oh, no... era él. »

Lentamente abrí mis ojos y me encontré con su mirada penetrante. "Dios mío, que hermosos ojos." —Pensé. Y luego se me pasó por la cabeza...

«Los vampiros podrán ser malos pero no feos. »

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