Capítulo Treinta: Pesadilla

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Capítulo treinta: Pesadilla.

17 de julio, 2014.

—Voy a echarte de menos— digo viendo sus manos en las mías.

—Adelaide...

— ¿Prometes que vas a cuidarte?

—Lo prometo.

Asiento con mi cabeza y me alzo sobre las puntas de mis pies para dejar un beso sobre sus labios, el taxista toca la bocina.

— ¿Segura que no quieres venir conmigo al aeropuerto?

—Eso sería mucho, creo que esta bien esta despedida. Me gustó... me encantó haber pasado estas ultimas horas juntos.

—Voy a decírtelo de nuevo.

—No.

—Si, si voy a decírtelo. Te amo.

—Jocker ya deja de decirlo. Sé que lo haces, sabes que lo hago. Solo quiero saber que vas a cuidarte y cuando vuelvas tal vez podríamos reunirnos y tomar un café.

Frunce el ceño y muerde su labio viendo hacia el cielo nublado, luego baja la vista hacia mí.

— ¿Sabes que puedes...?

— ¿Tener citas? Si, lo sé. Después de todo aquí acaba ¿No? Somos como oficialmente exnovios.

—Cuídate mucho, y no te limites a ser la chica que lleva el café. Tienes mucho potencial Adelaide, vales oro y quiero creer que te esperan cosas buenas— toma mi rostro y besa mi frente antes de recargarla de la mía—. Eres mucho más especial de lo que crees.

El taxista toca de nuevo la bocina, suspiro y presiono una vez más mi boca sobre la suya antes de abrazarlo.

Realmente es una despedida.

Jocker se va.

No puedo creer que en cuatro horas él estará en un aeropuerto para irse por más de dos años. Es... difícil de creer.

Pero lo he aceptado.

—Sé que lo he dicho mucho, pero cuídate Jocker.

—Sé que no quieres sacar el tema de nuevo ¿Pero puedes decírmelo una vez más?

Una vez más suspiro liberándome del abrazo, comienzo a caminar hacia el taxi y él toma mi mano entrelazando nuestros dedos, besa mis nudillos y luego libera el agarre. Subo al taxi y se encarga de pagar puesto que solo tengo mi celular. Se inclina hacia la ventana, agradezco que la ventana esta abajo.

Me da una sonrisa, seguro que es la despedida más bonita que tendré porque es de esas sonrisas que le quitan la seriedad a su rostro.

—Te amo Jocker.

—Y yo te amo a ti.

Palmea el techo del taxi da pasos hacia atrás y el taxi comienza a moverse. Tomo profundos respiros y aprieto mis dedos alrededor de la tela de mi camisa. Parpadeo continuamente.

— ¿Necesita un pañuelo?

—No, no voy a llorar.

Me repito esa oración una y otra vez luchando contra la necesidad de llorar. Me cuesta reprimirlas y cuando una escapa no hay manera de que detenga las siguientes en caer.

Mi celular suena, lo saco de mi bolsillo.



Término Medio ( #1 Saga InfoNews)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora