Capítulo 9.

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Foto del Gregory y Melissa Brooks en  multimedia.

Cuando toqué el timbre fue Gin quien me abrió la puerta, recibiéndome con un abrazo como siempre lo hacía y recordándome que podía entrar con mis llaves sin problema, pero la verdad es que me apenaba entrar a una casa que no era mía sin permiso.

Melissa salió corriendo de la sala con una capa de héroe en la espalda, sonrió en cuanto me vio, saltándome encima mientras preguntaba por qué estaba vestida así.

-Arriba hay ropa tuya P, debería ir a ponerte algo más cómodo.- Me indicó Gin con una sonrisa mientras continuaba picando algunos vegetales para el almuerzo.

La verdad es que Gin era muy hermosa y joven, con el pelo color almendra y con una figura mucho mejor que la mía, ya que era una fanática de los deportes extremos.

Bueno, para mi subir montañas es extremo.

Mi padre la había conocido hacía unos cuantos años atrás en una conferencia de abogados, pero ella tan solo era una aprendiz en ese entonces, pues no es ninguna mentira que él es diez años mayor que ella.

-Me quedaré para el almuerzo, pero no comeré mucho, ya que acabo de desayunar.- Anuncié mientras subía las escaleras con Melissa detrás de mí explicándome cual era su súper poder ese día.

Llegue a la habitación en la que me suelo quedar en las vacaciones, hurgué entre el armario encontrando una camisa de pijama y un mono deportivo, no dudé en cambiarme porque la ropa que llevaba puesta ya me estaba picando.

-¿Cuándo veremos a Al?- Preguntó mi pequeña hermana con los ojos brillantes, ella estaba completamente enamorada de Alan.

Sin embargo, su ternura no evitó que sintiera un calor en el estómago, producto de la molestia que sentía hacía él.

-No lo sé Mel, supongo que pronto.- Tomé su mano para bajar de nuevo y cambié la conversación, preguntándole que si quería que jugásemos en el patio.

La espera para la comida se hizo muy corta, y para cuando llego mi papá, ya estábamos sentadas Mel y yo.

-P.- Dijo sorprendido con una sonrisa.- No sabía que vendrías hoy.- Se acercó para abrazarme, siempre se ponía muy cariñoso cuando nos veíamos, era muy parecido a mi hermano en ese aspecto.

-Sabes que me gusta sorprenderlos.- Mi voz era amortiguada por su camisa, ya que apenas podía respirar.- Papá.- Me reí haciendo que me soltara.

-¿Y dónde está mi niña bonita?- Cargó a mi hermana elevándola en el aire.

-Aquí estoy.- Dijo Gin recostada en el marco de la puerta que daba a la cocina.

Mientras mi papá la besaba deseé por millonésima vez que esa fuese mi familia, sumando por supuesto a mi hermano. Siempre me sentía mal por pensar esas cosas, sabía bien que mi mamá no tenía la culpa de estar como estaba.

Durante el almuerzo hablamos acerca de la universidad, le hablé acerca de los que había pasado con Alan y de lo muy molesta que estaba, me dio la razón y me dijo que en cuanto lo viera lo golpearía. Me reí al igual que Gin, quien le recordó que ya estaba muy viejo para esas cosas.

Cuando Mel a ver su programa favorito en la televisión, mi padre dio justo en el blanco con el tema de mi mamá.

-Gin tiene un buen contacto en la clínica del centro, podríamos internarla allí mientras le hacen las pruebas necesarias.- Dijo viéndose las manos, señal de que estaba nervioso.

-Es una amiga mía que trabaja en la parte psiquiátrica, la conozco desde que éramos niñas.- Habló Gin con calma y viéndome a los ojos.

-Creo que eso estaría bien.- Dije con voz firme.- Tendríamos que hablarlo con Steven, pero estoy segura que ambos podemos aportar dinero.- Me dolía decirlo, porque la verdad es que mi salario no era tan bueno, pero sabía que podíamos ayudar.

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⏰ Última actualización: Mar 22, 2016 ⏰

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