Habíamos decidido que como aún era temprano, podíamos ir a comprar unas películas y luego irnos a tomar unos cuantos shots en nuestro bar favorito.Cuando vi el brillante cartel de "Shining Sheep" empecé a quitarme el cinturón, quizás necesitaba esa cerveza después de todo.
Alan me miró de reojo y sonrió un poco, estacionándose en nuestro puesto habitual en una esquina del local. Salí antes que él del auto, pero intenté esperarlo para no parecer demasiado desesperada.
-Puedes salir corriendo si quieres linda- Dijo riendo mientras guardaba sus llaves en el bolsillo trasero y ponía sus lentes de sol en el cuello de su camisa. Había dejado la chaqueta en el carro, a pesar de que le dije que me la prestara para no morir del frío.
"No dejaré que la dañes más, Brooks" Me respondió el muy imbécil.
No le respondí y empecé a caminar sin él, abriendo la puerta del bar y cerrándola justo en su cara. Caminé hasta nuestra mesa de siempre y me senté saludando con la mano a Tim, el bar tender.
-¿Dónde quedaron los modales Brooks?- Preguntó con el seño fruncido sentándose de un solo golpe en la silla que estaba adelante.
-Oh cállate Alan, no es como si sostuvieras las puertas para mí.- Me defendí con tono sarcástico, elevando mi mano para que la mesonera viniera a atendernos.
Alan tomó mi mano y la bajó, indicándome que quería tener unos segundos más de privacidad conmigo.
-¿Qué hay de aquellas veces en las que abrí la puerta de mi auto por ti?- Preguntó con aire ególatra y con una sonrisa de autosuficiencia.
-Eh, no cuentan, lo hacías solo porque querías quedar bien con todas las mujeres que estaban ahí.- Dije alejando mi mano de un tirón y volviendo a elevarla.
Él sonrió y me sacó la lengua, rodé los ojos por lo infantil que podía ser a veces.
-Hola chicos.- Dijo Annie, la mesonera que siempre nos atendía.- ¿Qué les ofrezco hoy?- Preguntó con ambos brazos en la espalda sin necesidad de anotar, supongo que porque ya se sabía el menú de memoria.
-Trae lo de siempre muñeca.- Dijo Alan con tono meloso, a lo que Annie reaccionó con un suspiro de fastidio. Antes de irse me dedicó una sonrisa amigable. –Oh por Dios.- Dijo Alan segundos después, susurrando como si fuera a decirme el mayor secreto del mundo.
-¿Qué?- Pregunté revisando algunos mensajes en mi celular.
-Joder mírame esto es importante.- Susurró de nuevo, dándole al botón de apagar de mi celular. Lo miré molesta, siempre hacia lo mismo. Sus ojos azules brillaban con diversión y miraban a todos lados como asegurándose de que nadie lo escuchaba, a pesar de que nuestra mesa estaba bastante apartada de la gente, que ya de por sí era muy poca.
-¿Qué?-Pregunté cortante.
-Annie es lesbiana.- Dijo mirando rápidamente hacia donde estaba ella, para que luego volvieran sus ojos a mi.
-Te has vuelto loco Alan, no puedes pensar que alguien es lesbiana solo porque eres tan insoportable que no caen rendidas a tus pies.- Dije riendo lentamente y negando con la cabeza.
Él rodó los ojos y me tomó de la muñeca para que me acercara más a él.
-¿Acaso no viste como te sonrió?- Dijo aún susurrando.
Reí de nuevo.
- Me sonrió porque sabe el martirio que paso a tu lado.- Dije como si fuera lo más obvio del mundo.
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Toxic Cure
Novela JuvenilÉsta no es una historia de amor, ésta es la historia jamás contada, la historia de la chica que ve a su mejor amigo enamorarse mientras que ella se enamora de él. Quizás no sea amo, quizás sí. Quizás terminen juntos, quizás no. Lo único que Paige s...