Obsesión #1

Capítulo doce: Fuera de mi vida

Bruno se paso toda la noche coqueteándole a Micaela enfrente de todos, sin importarle nadie, ni Matt quien le lanzaba miradas fulminantes todo el tiempo.

– Todavía me acuerdo cuando te conocí – comentaba Bruno solo para molestar a su amigo. – Te tiré bebida encima y quisiste matarte.

– Fuiste un completo imbécil – respondió seca Mica removiéndose inquieta en su lugar.

– Yo también me acuerdo de esa fiesta – intervino Matt. – Gracias a que te portaste como un neandertal, Mica recurrió a mi – sonrió victorioso él. – nos volvimos inseparables de ese momento.

Bruno quería arrojarse sobre él molerlo a golpes, no podía ser que Matías tuviera a la mujer que le pertenecía por derecho.

– No tan inseparables, en varias ocasiones salí con ella sin tu presencia – contestó mordaz Bruno provocando la furia en Matt, quien tuvo que ser detenido por Nacho y Nicolás para que no golpeara a quien en algún momento consideró su amigo.

***

Micaela caminaba a paso firme y molesto hacia donde le habían indicado que era la oficina de Bruno.

Él se había comportado pésimo la noche anterior en lo de Nicolás, y ella iba a hacerlo saber fuerte y claro. No iba a permitir que arruinara su comienzo de relación con Matt, ella era feliz y se sentía segura a su lado como para que un idiota interfiriera en ello.

Golpeó la puerta y un segundo después, sin esperar a que le dieran permiso, entró a la oficina del morocho quien al verla se sorprendió y luego se preocupó al darse cuenta que la rubia estaba hecha una furia.

– Sos imposible – arrancó diciéndole Micaela sin siquiera saludarlo.

– ¿Justo vos me decís que yo soy imposible? – increpó Bruno alzando una ceja.

– Anoche te comportaste de muy malos modos – comentó ella – exijo que te disculpaste conmigo y con Matías.

– No voy hacer eso. Jamás – sostuvo firme él. – No comprendo que le viste.

– Entende de una vez por todas que no soy como las otras mujeres que caen a tus pies – le aclaró Mica – no me gustas. Déjame tranquila, hace tu vida y yo hago la mía. Desaparece – le demandó antes de retirarse dejándolo con la palabra en la boca.