Capítulo diecisiete: Complementados

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– ¿Qué haces acá? – Le preguntó Micaela ofuscada ni bien lo vio en la puerta de su departamento – Creo que la última vez te deje bien en claro mi postura – le refrescó la memoria al joven que sonreía satisfecho con aires de superioridad.

– Desde ese momento a ahora, las cosas cambiaron – sostuvo Bruno empujándola suavemente para entrar, sin permiso ni invitación, al hogar de la rubia. – Me enteré que Mati se fue.

– Así que por eso estas acá – rodó los ojos ella al ver que él se acomodaba en el sillón de la sala como si fuese su propia casa.

– Algo así, digamos que me rechazaste por estar con Matías pero ahora él ya no está – reflexionó en voz alta para los dos Bruno – decime con qué excusa pensas rechazarme ahora. – la provocó soberbio.

– Ninguna. Esta vez no pienso rechazarte – afirmó ella causando la sorpresa en el morocho – me di cuenta que eso no funciona para que me dejes en paz así que voy a darte lo que queres – él enarcó una ceja desconfiando de adonde quería llegar su rubio tormento.

– Y según vos, ¿qué es lo que quiero? – curioseó él acomodándose aun más en el sillón.

– A mí – sonrió seductoramente Micaela, y para mucha sorpresa de Bruno, y también de ella, se sacó la remera quedándose en corpiño y se arrojó sobre él besándolo con pasión.

Mica, ya cansada de él, se había decidido a tener sexo con Bruno para que por fin la dejara en paz. A fin de cuentas, era eso lo que él quería desde que le volcó su cerveza encima.

Por la madrugada, se despertó enredada entre los brazos de él. Y como nada le salía según lo previsto, se sentía muy a gusto cómoda así. Nunca se había sentido tan complementada alguien como se sintió con Bruno. Se dio cuenta que ya no podía huir de él y que no quería alejarse nunca más de su lado. Intentó salirse suavemente para no despertarlo, pero no funcionó.

– ¿Ya te diste cuenta que fuimos hecho el uno para el otro o te quedo alguna duda? – preguntó con la voz ronca él y su clásico aire de arrogancia.

– Bueno... todavía tengo algunas dudas. Tendrías que sacármelas – dijo provocadoramente ella y él no necesito más, volvió a besarla y hacerle el amor como la noche anterior, sabiendo que finalmente Micaela era suya.

Obsesión #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora