Y no importa cuando tiempo haya pasado desde que lo vi por última vez, así hayan sido 2 segundos desde que nos despedimos, yo lo voy a estar extrañando, voy a estar deseando verlo una vez más, voy a querer ir corriendo para abrazarlo fuertemente y besarlo con las mismas ganas con las que lo besé por primera vez.
Se me hizo costumbre escribirle a diario, no sale de mis pensamientos, amo cada palabra que escribe o que me dice. Cuando hablamos, presto mucha atención a cada palabra y tomo nota mentalmente sobre sus gustos, anécdotas, lo que sea que quiera confiarme.
Quizá decir que lo quiero sea poco, quizá mis sentimientos vayan más allá de eso, pero iré despacio, lo prometo. No quiero apresurarme y tampoco quiero asustarlo a él. Quiero decirle más que un "te quiero", pero no lo haré, al menos no por ahora, no hasta que se me vaya ese miedo que tengo dentro.
Así que diré que lo quiero muchísimo, tanto como para desvelarme noches enteras por hablar con él, tanto como para interrumpir la lectura de un buen libro solo para responder sus mensajes, y para salir cualquier día, a cualquier hora con tal de verlo aunque sea por 5 minutos y hacerlo sonreír una vez más.
