Entre tanta gente con su propio brillo especial, ahí se encontraba ella, con su cabeza baja, sin querer llamar la atención y pasar desapercibida.
Tantas chicas hermosas, y ahí estaba ella, quien no llegaba ni a los talones de la definición de belleza.
Se había acostumbrado a la gente riéndose y apuntando con sus miradas hacia ella.
No era inteligente, no era interesante y mucho menos bonita.Sentía que la gente gritaba su nombre, que las paredes se cerraban y el temor en cada uno de sus dedos era palpable.
Así que corrió, como siempre.
Supongo que algunas cosas son tan increíbles que todo el mundo te pueden cambiar.
Y aquel chico que parecía no importar demasiado, fue la cosa por la que valía la pena esperar.
Llevaba un bonito vestido floreado de color azul, llevaba su cabello un poco desordenado y zapatos bajos.
Lusia increíble, siempre lograba lucir increíble, ¿Por qué se ocultaba? ¿Acaso ella no lo sabía?
Ella seguía corriendo y llorando asustada, como la persona débil que se sentía.
Había chocado con Él, su gran cuerpo casi lo había tirado al piso, su peso lo mando al suelo pero ella pudo detener la caída.
-Lo siento. - Susurró ella. Solo un perro podría haberla escuchado, pero Él lo hizo.
-No importa. - Contesto sin mirarla realmente, deseando que algo más pasará, sin embargo eso fue todo para su propia desgracia.
Apenas supo que se marchaba cuando escucho sus pequeños pasos corriendo entre la gente.
¿Con qué hermosa creatura se habría encontrado?
No lo sabía, pues la había dejado ir sin siquiera preguntarle su nombre.
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Historias de Medianoche
RastgeleCopilación de cuentos, historias cortas, anécdotas semipersonales y escritos de la madrugada.