P R O L O G O

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Suspirando profundamente, Seung Hyun simplemente alzó la cabeza y miró detenidamente el oscuro cielo espolvoreado con luces blancas. No sabía exactamente cuánto tiempo llevaba en el mismo sitio, apartado de todo lo demás. Se suponía que esa era una reunión amistosa, en casa de su mejor amigo, sin embargo, se había convertido en otra cosa.


—¡Oh, estás aquí! — escuchó a sus espaldas. Su mejor amigo le miró con una suave sonrisa en sus labios.

—Hola. — murmuró.

—Estuvimos buscándote. DaeSung consiguió un pastel, para celebrar tardíamente mi cumpleaños...— rio. El muchacho de ojeras se acercó a su mejor amigo para tomar lugar a su lado.

—Parece ser que no fue lo único que trajo. — el mayor evitó la mirada del más joven.

—Lo siento. Debí decirle cuando lo invité que no lo trajera.

—No te preocupes, además él no sabe nada.

—¿Estás bien? — preguntó el ojeroso al cabo de unos minutos, rompiendo aquel incómodo silencio.

—No. — se sinceró el mayor, sintiendo como sus ojos se empañaban y su garganta se cerraba, pero no quería llorar. No más.

—No sabes cuan furioso estoy...— sin perder más tiempo, atrajo el cuerpo del mayor hacía el suyo, abrigándolo con sus brazos, sintiendo los estremecimientos en el mayor— Si pudiera hacer algo, te juro que lo haría.

—No lo entiendo. — se separó lo suficiente como para ver a los ojos del menor— ¿Por qué hace esto?

—¿Has hablado con él? — el mayor negó— ¿Por qué?

—Porque no hay nada que decir. Quedo todo claro para mí. Aun así, no significa que no duela.

—No sabes las ganas que tengo de partirle la cara.

—No lo hagas. Todos somos amigos y eso no tiene que cambiar por esto que estoy pasando.

—¡Pero es su culpa!

—Sí, pero no quiero pensar más en esto. — bajó la mirada— Sí él pretende seguir su vida así, esa no es decisión de nadie más que suya.


Luego de algunos minutos en que se dedicó a consolarle en silencio, y lograr que se tranquilizara, ambos se levantaron y entraron desde la pequeña terraza, caminando hasta donde se mantenían otros tres chicos conversando.

Era tarde en la noche, estando a principios de enero, el viento frío conseguía escabullirse en las casas, y mientras ellos conservaban animadamente, se hizo notoria la necesidad de retirarse. Todos comenzaron a tomar sus abrigos y pertenencias, y mientras el anfitrión los acompañaba la puerta, Seung Hyun fue uno de los últimos en la sala, tratando de ordenar un poco antes de irse.


—Seung Hyun...— escuchó que le llamaban. Volviéndose, encontró a Young Bae mirándolo desde el otro de la habitación. Por un momento pensó en simplemente ignorarle, pero no pudo.

—Hola. — murmuró, sosteniendo los pequeños platos sucios con demasiada fuerza.

—¿Cómo has estado? No pude encontrarte estas últimas dos semanas por ningún lado.

—Estuve ocupado.

—Sí, yo también. — sonrió quedamente— He tenido mucho trabajo.

—Por supuesto. — se relamió los labios mientras dejaba los platos sucios sobre la mesa de centro nuevamente— Escuché que formalizaste tu relación...— dijo, irguiendo la espalda y mirando directamente al moreno.

—Así que te enteraste. — el mayor asintió levemente— Sí, nos comprometimos.


Sin decir una sola palabra, Seung Hyun simplemente apartó la mirada. Saber sobre el hecho era completamente distinto a corroborarlo de primera mano.

Young Bae apenas y pudo notar el ligero empañamiento en los ojos del mayor, pero apenas cuando estaba decidiendo si debía decir algo más, una tercera voz llamó la atención de ambos.


—¡Seung Hyun! — el enérgico tono de voz de SeungRi consiguió que el aludido le mirara con atención.

—¿Qué pasa?

—DaeSung me preguntó cómo te irás, así que recordé que, si quiero llevarte a casa, es mejor que lo haga ahora mismo. — Es tarde y no me gusta conducir de noche. — frunció el ceño.

—¿Y por qué no te vas con nosotros? — preguntó DaeSung, ajeno a todo lo que ocurría— Tu casa queda cerca de nuestro rumbo. SeungRi tendrá que cruzar la ciudad luego de dejarte en casa.

—Sí, Seung Hyun. Yo puedo dejarte en tu casa, luego de a DaeSung.— propuso Young Bae, mirando directamente al mayor.

—No será necesario, Bae. — el suave tonó de voz de Ji Yong, quien para ese momento se había mantenido en silencio, llamó la atención de todos— Le había propuesto a Hyunnie que se quedara en mi casa y el acepto.— sonrió dulcemente— ¿Verdad?

—Sí.— fue lo único que pudo responder, bajo la mirada del moreno, quien le escrutaba cruelmente.

No tenía idea de por qué Ji Yong había mentido, ellos apenas y habían hablado ese día y antes de eso no se habían visto por cuestiones de trabajo, pero en ese momento lo agradecía silenciosamente. Lo menos que quería en esos momentos, era seguir mirando a Young Bae.   

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