U N O

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Había cerrado la puerta justo frente a las narices de su querido hermano mayor, quién le había mirado con un poco de incertidumbre mientras lo dejaba fuera con aquel sexi hombre de cabellera negra. Una sonrisa había aflorado en sus labios al tiempo en que alzaba la mirada y se encontraba con los felinos ojos marrones de ChaeRin, mismos que le miraban divertidos. Chocaron las palmas.

-¡Perfecto, Ri!- rio la muchacha- Ahora es cuestión de que esos dos pongan de su parte. Mi mojigato hermano debe soltarse un poco y el tuyo debe dejar fluir esa sensualidad de la que tanto presume.- mirando el reloj en su muñeca, la muchacha frunció el ceño- Bien, es hora de llamar a nuestro transporte.

-¿Llamarás un taxi?

-¡Oh no, pequeño Ri!- la rubia sonrió- Llamaré a un bombón.

Frunciendo el ceño, SeungRi había mirado atentamente cómo era que la muchacha tomaba su teléfono celular para llamar a alguien del que él no tenía idea de quién se trataba. No terminaba de convencerse de si estaba bien ir a esa boda a la que ni siquiera había sido invitado directamente, él iba simplemente porque a su hermano lo habían invitado, nada más. Y ahora, estaba allí, mirando cómo la muchacha se ponía de acuerdo con quién sabe quién para que pasase por ellos.

Dándole espacio, puesto que ChaeRin parecía encantada conversando por el móvil, regresó a la habitación que compartía con su hermano para mirarse una segunda vez en el espejo de cuerpo entero. Ambos mayores habían insistido en que vistiera ese atuendo que ahora se ceñía a su delgado cuerpo. Se trataba de un traje de cuerpo entero de color negro junto con una camisa de seda del mismo color con los últimos botones deshechos, zapatos igualmente negros. La bailarina había insistido en hacer de su estilista por lo que ahora lucía su mohicano hacia adelante, cayendo suavemente sobre su frente, y terminando con su provocativa imagen que le hacía parecer mayor, un ligero delineado de ojos color negro.

Suspiró suavemente mientras mordía su labio inferior. Si su padre le viese en ese momento, seguramente se iría de espaldas y pegaría el grito en el cielo. En esos momentos casi no lo lograba reconocerse. De cierta forma, ahora sí lucía como un chico de ciudad, y no como el típico isleño que era.

-Luces como para comerte entero, Ri.- la suave voz llegó a sus oídos desde sus espaldas. Girándose, se encontró con esos sinceros ojos gatunos que le miraban detalladamente- Un bomboncito. No bromeaba, la belleza está en los genes, y ustedes dos la tienen a raudales.

-Esto lo lograste tú, Rin. Tú escogiste el atuendo, y todo lo demás.

-Lo hice, pero no habría funcionado si no fueses tan lindo.- ambos sonrieron ante aquello- Ahora vamos, nuestro transporte no tarda en llegar.

-¿Podría saber de quién se trata?

-Es el mejor amigo de mi hermano, su nombre es Young Bae. Es uno de los socios de Seung Hyun y está hecho un bomboncito.- ambos sonrieron.

-Y debo suponer que a ti te trae loca.- una sonrisa divertida afloró en los labios del menor.

-Como dije está hecho un bombón, pero es un rompecorazones de lo peor, así que no. Young Bae está lejos de ser mi tipo ideal.

-Lo olvidaba, según mi hermano, tú aún buscas al príncipe azul.

-¡Eyy! ¡Ese granuja! Va por ahí ventilando mi vida.- chilló la rubia, escuchando enseguida cómo es que el menor se carcajeaba a sus costillas.

-Oh vamos, Rin. Como si existiera alguien que no supiera que aún crees en los cuentos de hadas.

-¿Y tú no?- los rojizos labios de la muchacha se fruncieron en un adorable puchero mientras se cruzaba de brazos- ¿Qué es lo que tú buscas?

CASI UNA NOVELA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora