S E I S

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Había estado dándole vueltas al asunto todo el maldito fin de semana. Y ni siquiera de esa forma podía terminar de comprender lo que había sucedido aquella tarde que se había quedado en detención.

No era estúpido, sabía por la forma en que Mino lo miraba, que gustaba de él. Pero aun así no podía comprender la razón. Apenas y había cruzado un par de palabras con el tipo, y sin embargo parecía que éste tenía alguna clase de poder sobre él.

Sus clases del viernes habían sido peculiares. No se había sacado de encima al chico durante todo el día. No importaba si estaban en clase o en el par de descansos, en todo momento tenía al pelinegro sobre él, mostrándole esa bonita y blanca sonrisa, junto con las medias lunas en las que se convertían sus ojos.

Y era justamente eso lo peor de todo, no podía sacarse de la cabeza, esa sonrisa. No iba a negarse a sí mismo lo que era más que evidente. El chico era justamente su tipo, sin embargo, no era más que eso, un chico.

Por otro lado, estaba ese hombre, Young Bae. Había estado visitándolo cada tarde después del trabajo, ayudándolo en cuanto podía y tocándolo cuando su hermano mayor no miraba.

Por supuesto que había sido él quien le había pedido que las cosas fueran de esa forma. Sabía que no cabía la posibilidad de una relación formal con el hombre, después de todo, eran lo suficientemente distintos como para eso, y aun así, él no quería una relación. Las cosas eran tal y como las había dicho, tan solo quería a alguien que le mostrase el mundo, para después él mismo recorrerlo teniendo entonces la suficiente experiencia como para disfrutarlo.

Un muchacho que era todo lo que consideraba atractivo, y un hombre que le ofrecía abrirle las puertas del mundo que siempre quiso y deseo.

Despegando los ojos del libro de algebra que descansaba de sobre sus piernas, observó a su hermano mayor y al novio de éste. Ambos yacían uno junto al otro sobre el gran sofá de la sala mientras miraban Fast and Furious 7. Su hermano había arrastrado al pobre hombre hasta un centro de alquiler de videojuegos y películas para que pudiesen conseguir dicha película, alegando que no había podido ir al cine cuando estaba en cartelera, y negándose rotundamente a verla por internet, diciendo que odiaba que se pausara cada dos minutos.

De repente, el sonido de un móvil interrumpió sus pensamientos. Arrugando el entrecejo, vio a su cuñado alzarse del sofá mientras sostenía contra su oído el aparato electrónico.

-¿Ya vas a decirme eso que tanto te ha estado molestando?- murmuró su hermano mientras tomaba una porción de palomitas, aún sin mirarle.

-¿Qué dices?- parpadeó con letargo.

-¡Oh vamos, Ri! No soy estúpido.- arrugó el entrecejo mientras pausaba la cinta y le ponía toda su atención- Desde que volviste del colegio el jueves has estado muy raro, más de lo usual.- se burló.

-Sólo estoy estresado, ya sabes, estoy en exámenes.- se excusó inútilmente, escuchando un bufido de parte del de cabello rosado.

-Por supuesto...- murmuró el mayor mientras reiniciaba la película y a los pocos segundos volvía el mayor de todos.

-¿Me perdí de algo? - les miró a ambos mientras tomaba la lata de cerveza de sobre la mesa de centro y distraídamente rodeaba los estrechos hombros de Ji Yong con uno de sus brazos, consiguiendo que éste se recostara sobre él con naturalidad.

Había muchas cosas que SeungRi no entendía, por ejemplo, ¿Por qué ese hombre se había fijado en su hermano y viceversa? A simple vista se notaba que eran distintos. Sí, se veían muy bien juntos, pero ninguno era particularmente lo que el otro había buscado, o siquiera consideraba atractivo. Aun así, allí estaban.

CASI UNA NOVELA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora