Un lento y cansado suspiro abandonó los suaves labios del delgado ojeroso mientras dejaba caer la cabeza hacia atrás y cargaba su peso contra el respaldo del sofá de la sala, en donde había estado confinado desde tempranas horas de ese sábado, en completa soledad mientras intentaba resolver sus responsabilidades del colegio.
Los sonidos del timbre llamaron su atención, junto con el grito de su hermano mayor, proveniente de la recamara, el cual pedía que abriese la puerta. Alzándose de su sitio, anduvo con pereza hasta la puerta principal luego de escuchar un par de timbrazos más. Carraspeando y abriendo la puerta de entrada, se encontró con la amigable sonrisa de aquel alto hombre que pretendía a su hermano mayor, quien en aquel momento vestía unos sencillos pantalones de mezclilla, zapatillas deportivas y camiseta, además de una gruesa chaqueta marrón.
-¡Ey!- saludó con un gesto de cabeza al mayor- ¿Cómo estás?
-Muy bien.- sonrió de medio lado- Luces bien, cuñadito...- le miró de arriba-abajo- Créeme que si no estuvieses tras mi hermano, yo te hubiese puesto el ojo.
-¿Sientes placer al incomodarme, cierto?- murmuró en medio de un bufido luego de escuchar la clara carcajada.
-Quizás sienta un ligero gusto por verte en aprietos...- se burló- Anda, mi hermano está en la ducha, ¿Por qué no le das una grata sorpresa?- le guiñó el ojo.
-Juro que eres más de lo que necesito...- bufó adentrándose al departamento, escuchando a sus espaldas la estridente risa del menor.
-Tan solo no hagan demasiado ruido. Aún hay niños despiertos, además tengo tarea que hacer y no podría concentrarme.
Estando ya de espaldas a la entrada, teniendo aún la puerta abierta, el ojeroso vio a aquel alto hombre irrumpir en la recamara principal, cerrando tras de sí. Virando los ojos, fueron escasos los minutos antes de que sus oídos captaran el agudo grito de su hermano, cosa que le hizo sonreír.
A punto de girarse para cerrar la puerta principal, sintió como unos extraños brazos sostenían sus estrechas caderas, al igual que un ligero aliento cálido acariciaba la parte posterior de su cuello, erizando los vellos de su nuca.
Maldiciendo quedamente, intentó apartarse sólo para sentir cómo aquel extraño cargaba su peso contra él mientras, con fríos dedos, acariciaba la parte inferior de su desnudo abdomen, el cual había quedado al descubierto en el breve forcejeo.
-Tranquilo, gatito...- el quedó murmullo consiguió que una descarga recorriese cada terminal nerviosa presente en su cuerpo al mismo tiempo en que un ligero cosquilleo se presentaba en la parte inferior de su abdomen, justo en donde el extraño acariciaba- Tan sólo soy yo.- se excusó mientras sus esponjosos labios recorrían libremente la piel de la erizada nuca.
-Bae...- rezó su nombre mientras conseguía girar sobre sus talones, sintiéndose entre los fuertes y musculosos brazos de aquel moreno hombre, quien le sonrió galantemente a la vez que se inclinaba y recargaba contra su frente- ¿Qué haces aquí?
-Estaba cerca...- sonrió- Y tan sólo quise pasar a saludar.
-¿Y por qué no te creo?- jadeó sobre los acolchados labios.
-Quizás porque no es verdad...- se rio con burla mientras les hacía adentrarse en el departamento, cerrando torpemente tras de sí- Lo que es cierto es que, deseaba verte.
-Apenas nos vimos ayer por la noche....- obvió el ojeroso mientras se apartaba de los brazos morenos y se tiraba contra el sofá.
-Demasiado tiempo, diría yo.- sonrió- Sin duda, necesitaba otra dosis...- le miró expectante.
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CASI UNA NOVELA DE AMOR
RomanceEl más joven quería una vida aparte. Quería vivir su vida, equivocarse y levantarse por sí solo. Quería su propia historia. El mayor solo quería vivir el momento. La seriedad solo la quería en su trabajo, no en su vida privada. ¿Quién diría que el...