C U A T R O

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SeungRi gimió desde lo profundo de su garganta, echando la cabeza hacia atrás mientras sentía un profundo dolor punzante atravesarle todo el cuerpo desde la columna vertebral, viajando a lo largo de su sistema nervioso. Mordiendo su labio inferior con más fuerza de la que alguna vez creyó poseer, enterró sus escasas uñas en la morena y caliente piel de los brazos de su acompañante, quien gruñó profundamente ante el acto.

Cerrando las piernas por inercia, el joven ojeroso chilló de dolor al sentir de nueva cuenta aquella intromisión inútil. Haciendo chirriar sus dientes, alejó con sus palmas abiertas el cuerpo más grande, empujándolo con poca fuerza, escuchando un grave gruñido de protesta a cambio, seguido de un suspiro frustrado.

-Lo lamento...-murmuró quedamente, sintiendo el cuerpo más pesado cubrir el suyo mientras la agitada respiración del moreno le acariciaba la piel del cuello- Quizás sí...

-.No.- decretó-No pienso intentarlo otra vez.

-Young Bae.

-No, SeungRi...- resolvió, apartándose y colocándose a un costado del frustrado chico, cubriéndolos correctamente con la suave sábana de color negro- Lo hemos intentado tres veces ya.- suspiró- Y todas y cada una han sido insoportables para ti. Te estremeces y tiemblas apenas me acerco, y ni hablar de cuando intento tomarte. No sé si seguir con esto, ¿Bien?

-Young Bae, sé que probablemente quieres simplemente echarme a patadas de tu cama o cualquier otra cosa, sin embargo, sólo te pido tiempo.- se volvió sobre su costado, teniendo uno de sus brazos bajo su cabeza- Paciencia.- concluyó.

-Soy paciente, SeungRi.- murmuró, imitando el gesto del ojeroso, extendiendo después una de sus manos, apartando los húmedos mechones color plata de la pequeña frente- Pero una cosa es serlo y otra muy distinta es no darse cuenta de que quizás no deberíamos seguir con todo esto.

-Prometo que lo haré mejor.- murmuró con desespero, alzándose sobre la cama, mirando al apuesto hombre desnudo que yacía impasible a su lado, mirándole detenidamente mientras sus delgadas cejas se fruncían en un atractivo ceño fruncido- Tan solo estoy nervioso...- apartó la mirada, volviéndose después con vergüenza, dándole la espalda.

-Gatito...- murmuró, acariciando con sus labios la desnuda piel del de ojeras, enviando un escalofrío por la espina dorsal de éste- Fuiste tú quien me pidió esto, no tienes por qué estar nervioso. Pero creo que es mi culpa, supongo que debemos practicar un poco antes de intentarlo otra vez.

-¿Estás dispuesto a esperar un poco?

-¿Y por qué no?- sonrió mientras jalaba al pequeño chico hacia su regazo, a la vez que acariciaba con sus labios el tierno lóbulo, arrancando de los dulces labios un cadencioso suspiro- Después de todo, se trata de ti.- sonrió, haciendo que el ojeroso se sonrojase.

-Gracias.- sonrió-No creí que alguien como tú pudiese ser así...

-¿Cómo?- inquirió mientras una sonrisa bailaba en sus labios.

-Lindo...

-El lindo eres tú. Es por eso por lo que acepté todo esto y estoy dispuesto a complacerte. Eres tan lindo, como un gatito.- una suave risa se desprendió de los rosados labios del menor mientras sentía los contrarios aleteando sobre la piel de sus clavículas.

Al hombre mayor le desconcertaba su propia postura. Ni una vez en toda su vida, había estado dispuesto a espera por un amante. Usualmente era él quien se alejaba si una persona no cumplía sus deseos.

Solía catalogarse como un hombre muy sexual. No era del tipo de personas que dudaba, al contrario, siempre tenía presente y con total claridad lo que quería.

CASI UNA NOVELA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora