En la noche fría, la calle esta desierta, el viento sopla fuerte agitando las ramas de los árboles y la luz de las farolas contrastan con el brillo de la luna.
Bajando de la cuesta un par de sombras vienen caminando silenciosamente y un chico de anteojos, rubio y demasiado alto trae de la mano a otro más bajo, de pelo oscuro y estrellas adornando su piel; el primero trae puesto unos cascos por donde suena una melodía suave, mientras que el segundo se dedica a admirar discretamente lo sereno que se ve el otro.
El más alto, el de rostro serio, inconscientemente dibuja patrones en la muñeca del chico pecoso, sin darse cuenta lo nervioso y tembloroso que este se pone al sentir el sencillo tacto de su amigo, bueno... quizás lo sabe, pero no lo dice. Ambos chicos cargan una bolsa a juego y se dirigen a tomar el autobús rentado que los llevará al campamento que organizó su club de deporte, junto a los equipos de algunas otras escuelas.
Es entonces que, a mitad de camino, repentinamente el de cabello oscuro se detiene abruptamente soltando su agarre del megane, quien voltea retirando los audífonos de su cabeza para quedarse observando al menor adivinando lo que este quiere decirle y esperando a que le hable; al cruzar miradas Yamaguchi se da cuenta que Tsukishima ya lo sabe pero no importa de todas formas se lo dice.
–Me gustas–susurra
–Lo sé, también me gustas– responde y Tadashi sonríe porque a ese sarcástico sabelotodo nunca se le escapa nada.Desde que eran pequeños Yamaguchi había desarrollado una fuerte conexión con el chico rubio, lo cual no fue raro de ninguna manera debido a la personalidad apegada del chico, por el contrario, Tsukishima era una persona con un carácter extremadamente difícil y después de la decepción que se llevó cuando se enteró la mentira de su hermano se volvió aún más cerrado, pero no fue así con Yamaguchi, al principio de su amistad le parecía molesto, siempre siguiéndolo ahí donde iba pero, con el tiempo Tsukishima comenzó a notar cosas del más bajo que lo atraparon , como lo calculador que era cuando se encontraba en una situación difícil, el esfuerzo que le ponía para mejorar en la cancha y lo noble que era con las demás personas, todos esos detalles que lo fueron captivando cada día, hasta que una noche finalmente se dio cuenta que se había enamorado de su mejor amigo y con lo astuto que Tsukki era, eventualmente noto que sus sentimientos eran recíprocos, además ciertamente el del ahoge no era alguien que se conociera por ser discreto; aun así, escuchar en este momento la confesión del encantador pecoso, lo tenía con el corazón aleteando velozmente.
–¿Y ahora que?– pregunta con las manos sudando de nervios y el viento cortando su rostro por el frío –Que ahora estamos saliendo– le afirma, avanzando los poco pasos que los separan y tomando por la cintura al de estrellas en la piel
–Así de simple– susurra de nuevo, enfrentándose a esos orbes dorados que lo miran con más intensidad que nunca –Así de sencillo– responde el rubio, juntando su frente con la del mas bajo, siendo tan brusco y directo justo como su personalidad suele ser.
Con el corazón desbocado Yamaguchi lleva sus heladas manos a los hombros del rubio –Lo sabías desde el principio, no se te escapa nada Tsukki– dice , acariciando con sus dedos la nuca del rubio, mientras este solo lo observa pensando lo ridículo y cliché que debería de estarse viendo esa escena, sin embargo, no podría haber sido de otra forma con su precioso y adorable pecoso entre sus brazos, con la luna y los árboles de testigos el fue posando sus labios en los del otro. moviéndolos despacio, sintiéndolo tan tibio y dulce, apretando su agarre a la cintura del más bajo, con los ojos cerrados y la respiración agitada, los sentimientos de ambos expuestos dando comienzo a una nueva historia, tan inocente y curiosa como es el amor de un adolescente.
El camino restante hasta el autobús se la fueron en un enredado arrumaco de abrazos y manos entrelazadas, con la emoción a flor de piel pero la vergüenza del primer amor expuesta en sus mejillas coloradas.
Pero, tan pronto como llegan se encuentran a su capitán esperándolos en la puerta del vehículo con el ceño fruncido y los brazos en jarras, mientras que a su lado el vicecapitán los mira con cariño adivinando enseguida la razón del porque sus pupilos hayan tardado tanto tiempo en llegar –¡Tukishima Yamaguchi! ¡Dije que los quería temprano! ¡Rápido suban ahora!– ordena el capitán regañándolos con la mirada, Tsukishima rueda los ojos y tironea del brazo al otro para que este suba primero, pero entonces Suga lo detiene y le pellizca los cachetes.
–¡Tadashi estas rojo! Woah eres tan mono, sientate conmigo sí?– le dice Sugawara pellizcando las mejillas de su Kohai causándole una mirada de indignación a Daichi y una celosa del megane que no tarda en actuar y jalar al pecoso para alejarlo de su senpai.En cuanto ambos están abordo, Tsukishima le da el lado de la ventana a Yamaguchi en uno de los últimos asientos compartidos del autobús, justo detrás de Hinata y Kageyama y después lo mira con ojos resentidos –Tadashi no llevamos ni 20 minutos saliendo y ya estas tratando de seducir a Sugawara-san– Chista y se cruza de brazos fastidiado.
–pe-pero Tsukki yo...–
–Yamaguchi callate y mejor ponte la capucha será mejor que nadie aparte de mi te vea en ese estado– el pobre chico que no tenia ni idea de que acaba de pasar le hizo caso al de gafas, vaya que se había conseguido un novio posesivo y mandón.Aunque seguramente en todo este mundo solo existía una persona que podía hacer a Tsukishima sucumbir y ser el mismo, mostrando lados que nadie más podría ver y ese, ese era Yamaguchi Tadashi.
¡Nice Tskukki!
ESTÁS LEYENDO
Un Campamento Embrujado
Fanfiction"Están sucediendo cosas extrañas" "Permanezcan juntos no se separen" "Kageyama tengo miedo" "Akaashi acompañame al baño" "Te protegeré con mi vida Tooru" "Buen momento para que se te acabe la batería Kenma" Una historia de romance comedia y terror 1...