Nuestra Vida Juntos [Yaoi]

Felicidades Nagisa, eres una bella mamá

Holaaa! Aquí les traigo la segunda parte de "Felicidades Karma, seremos padres." (Al fin).

Espero que les guste!

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-Oh.- El pelirrojo miró fijamente a los niños. La niña le sonreía y el niño se trataba de esconder bien.

-Karma, te presento a Ryota, Sumire y a este pequeño.- Presentó. Karma, simplemente los miraba. -Y tendrás la dicha de elegir su nombre.- Nagisa le dio la sonrisa más grande que pudo hacer.

-Kenta.- Susurró Karma.

-¿Kenta?- Preguntó Nagisa pensándolo. Vió al bebé quien ante la atención en su persona, habia despertado y abierto los ojos. -Suena bien.- Sonrió y el bebé le imitó.

Llevó a los niños a la habitación de invitados, puesto que no habia ninguna otra habitación que pudieran ocupar. Habia una cama de dos plazas y un gran armario al lado.

Ya era tarde y acostaron a los dos niños más grandes en la cama. La niña Sumire, les pidió que le cantaran. Ambos se miraron y prácticamente hicieron una pequeña guerra, la cual Nagisa perdió. Le pasó el bebé a Karma y comenzó a cantar quedito, con una suave voz.

Al sentir las respiraciones acompasadas de los niños, se retiró de la habitación y se fue a la suya.

Allí estaba Karma jugando con el bebé.

-Es hora de dormir.- Habló Nagisa bostezando.

-Si se despierta, tu lo atiendes.- Dictaminó el pelirojo.

-¡Karma! ¡Estuve trabajando tres días seguidos!- Casi gritó acompañando sus palabras con un puchero.

-Si, y tú lo trajiste.- Respondió Karma simplemente.

-¿Y si nos turnamos?- Le dijo bajito. Aún tenia el puchero.

-Está bien.- Se resignó. No podia decirle que no al menor.

Asi, Nagisa se cambió de ropa y se puso una polera que antes pertenecía a Karma, color gris. Y los dos se acostaron a descansar con el bebé en medio.

-Mañana hay que ir a comprarles ropa y algunos muebles.- Susurró adormilado el peliazul.

-Si...- Le siguió el contrario.

Y ambos cayeron en brazos de Morfeo.

Más o menos a las cinco de la mañana, el bebé los despertó.

Algo olía bastante mal. Y Nagisa, rápidamente se levantó a por su bolso donde había un par de pañales y una mamadera que le habían dado en la base.

Puso la leche en la mamadera y la dejó calentando mientras rápidamente iba a cambiarle el pañal al bebé.

Cuando regresó a la habitación se encontró a un molesto Karma y a un bebé que aún no daba señales de querer callarse. Lo único bueno de todo, es que el bebé no lloraba tan fuerte. Más bien eran unos pequeños grititos agudos y para nada escandalosos.

Le quitó a Karma el bebé y encima del cubrecama, le cambió sin ningún cuidado.

Sabia como cambiar pañales debido a que de más pequeño habia ayudado en un orfanato. Allí le enseñaron como tratar a un bebé y todos sus cuidados.

Miró a Karma y este, estaba nuevamente dormido.

Se dirigió a la cocina con el bebé y le dio la leche.

Al poco rato se fue quedando dormido en sus brazos. Miró el reloj y ya eran las 5:43 de la mañana. No volveria a dormir.

Fue y se recostó nuevamente junto al pequeño en su cama.