Capítulo 16.

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Después de un rato, Tae por fin despertó.
-Hola- sonreí.
-Hola hermosa- se talló los ojos y sonrió.
-Vístete que sigo con hambre- entrecerré los ojos y crucé mis brazos.
-Oh cierto... Lo siento- bajó la mirada, se rascó la cabeza y rió despreocupadamente.

Se levantó de la cama y se puso un pantalón de mezclilla ajustado, unos tenis PUMA color negro, una playera gris de manga corta que favorecía a sus brazos, encima una sudadera negra con cuadros grises y por último una gorra al revés.

-Estoy listo- posó sus manos en su cintura con una sonrisa victoriosa.
-Pues vamos- sonreí y tomé una pequeña bolsa donde metí dinero y un labial color rosa claro.

Entonces salimos.

Caminamos para tomar un taxi.
Nos llevó al centro de la ciudad. Era realmente bonito.

-¿Qué te gustaría comer?- preguntó Tae viendo los diferentes restaurantes.
-¿Extrañas la comida de tu país?- le pregunté casi cambiando de tema.
-Humm sí... Un poco ¿por qué?- dirigió la mirada a mí arqueando una ceja.
-Entonces ven- jalé de su mano y lo llevé a un lugar en donde me encantaba comer.

Llegamos a un gran restaurante donde todos los trabajadores eran coreanos. Lo que había en la televisión era sobre noticias y programas coreanos.

-Siéntete como en casa- sonreí y me recosté en su hombro- vamos, hay que entrar.

Tae se quedó mirando el lugar fascinado.
-Este es igual a un restaurante que se encuentra en Daegu...- rió emocionado.
-¿Ah en serio? Entonces Siéntete realmente como en Daegu...- le sonreí con mirada tierna.

Entramos y elegimos una mesa.
El mesero llegó a tomar nuestra orden.
-Buenos días jóvenes, ¿qué les daré?- sacó una pequeña libreta y una pluma.
-Bueno yo quiero...- el mesero interrumpió a Tae.
-¿Eres coreano?- se acercó un poco a Tae.
-Sí- contestó en coreano orgulloso de serlo.
-¿En serio? Genial, permíteme decirte una cosa... Tu novia es realmente guapa- dijo en coreano creyendo que yo no le entendería.

Solté una risita.
-Gracias joven- le dije en coreano y el mesero se exaltó poniéndose rojo.
-L-lo siento- se inclinó ante mí varias veces.
-No hay cuidado- le sonreí y le pedí que dejara de inclinarse frente a mí disculpándose- entonces yo quiero... Ummm- miré el menú- mandukug... (Sopa de mandu) por favor- dejé la cartilla de lado y sonreí al chico.
-¿Y a mi joven paisano?- volteó a ver a Tae con una amable sonrisa.
-Hummm... Hace tiempo que no como bulgogi...(carne al fuego) y kimchi... ¿Qué sería de mi bulgogi si no lo acompaño de kimchi?- rió.
-Cierto cierto... - asintió el mesero -¿y de tomar? ¿señorita?- volvió la mirada a mí.
-Bori cha (té frío a base de cebada de tostada), por favor.
-¿Y al joven?- regresó la mirada a Tae.
-Mmm sykhye... ¿por favor?- sonrió inocentemente.
-Bien entonces salen un mandukug con bori cha y un bulgogi con kimchi y un sykhye... En un momento se los traigo- guardó su libreta y pluma en una de las bolsas de su mandil que colgaba en su cadera, sonrió y se marchó.

Yo miraba la televisión. Pasaban un video musical de un grupo que me encantaba. EXO.

-De verdad que este lugar me trae recuerdos- comentó Tae examinando nuevamente el lugar.
-Yo me acuerdo de todas las veces que salíamos con nuestros padres a comer en diferentes restaurantes...- mi mirada era soñadora.
-Debió ser divertido- bajó la mirada.
-Bastante- miré a Tae a los ojos con una leve sonrisa.

Después de unos minutos llegó la comida.
-Aquí está un mandukug y un bori cha para la señorita y un bulgogi, kimchi y sykhye para el joven- se acercó el mesero y nos dejó los respectivos platos- Provecho- nos regaló una bonita sonrisa y se fue.

Tae comenzó a comer muy rápido y a grandes bocados.
Este chico debía tener mucha hambre.
Yo empecé disfrutando de mi sopa.
-Mmmm hace años que no comía de esta sopa- di un sorbo a la cuchara y saboreé cada condimento- la última vez que la probé fue un día que me quedé en tu casa porque mis padres se habían ido a comprar algunas cosas. Yo lloraba por mis padres y tú tratabas de consolarme, pero nada servía.
Se te ocurrió darme de comer y por alguna extraña razón eso me tranquilizó y el que estuvieras todo el tiempo conmigo me hizo más feliz- mi recuerdo fugaz me sacó una sonrisa de melancolía.

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