La Vida sigue

Capítulo VI - Éxtasis

NOTA DE LA AUTORA;
Advertencia! Èste es un capítulo de alto impacto, por su contenido erótico, no recomendado para menores de 15 años.

Otra cosa;
Acabo de subir una foto para vuestra imaginación de cómo sería físicamente Valentina ;)

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Ya ha pasado una semana desde la última vez que lo vi, y he tratado de no toparme con él en lo absoluto, lo único que he sabido es que el otro día llegó un camión hasta su casa que traía muebles nuevos, mi abuela me contó sobre eso.

Hoy por fin es día sábado, y creo que ya hice suficientes labores domésticas por ahora. El día amaneció nublado, perfecto para darle una vuelta a Pimienta y Azafrán las perritas de mis abuelos, me cambio de ropa y salgo a correr con las dos labradoras por la zona, para mi infortunio salieron varios perros a ladrarnos mientras paseé con ellas, asi que nuestro paseo no duró más de una hora. Al volver a la casa, dejo a las dos en el patio trasero, y entro por la cocina rumbo a la sala a saludar a mi abuelo que había llegado de su caminata diaria, pero para mi sorpresa se encontraba Mateo conversando con mi abuelo sentado en el sofá, al verme llegar se paró inmediatamente y me saludó interesado, yo estaba acelerada, venía de trotar con las dos perras.

-Hola Valentina, ¿cómo estás?

-Hola Mateo, la verdad estoy bastante cansada, - Le contesto cortante. - Iré a darme un baño permiso. - Y me retiré de la sala rumbo al baño del segundo piso.

Al subir por las escaleras escucho que mi abuelo me escusa diciendo que hoy por la mañana había salido a hacer ejercicio y de seguro estaba fatigada, pero la verdad no me importa lo que él piense de mí, me molesta que venga a instalarse a mi casa, no sé qué viene a hacer aquí, por otra parte se veía tan guapo con ese jersey verde, hace que le resalten sus hermosos ojos.

Si tan sólo tuviéramos la certeza en la vida que cualquier decisión que tomemos, nos va a convenir, y no sólo hablo de las decisiones laborales, ya sea si me voy a comprar primero una casa o un auto, o si viviré en la ciudad o en el campo, hablo de las decisiones sentimentales, mi corazón hace mucho que lo dejé con candado, en realidad había pasado un año desde que tomé esa decisión que de hecho era la mejor. En ese tiempo estaba saliendo con Gustavo, llevábamos tres años en una relación de altos y bajos, como todas, yo lo amaba profundamente teníamos incluso planes de casarnos en un año más, aún estaba en la facultad y me faltaba el último semestre para salir.

Un día decidí darle una sorpresa e ir a su casa porque celebrábamos un mes más de nuestra relación, entré por la puerta principal que se encontraba abierta pero me pareció raro porque sus padres no estaban como de costumbre, me dirigí hacia su cuarto y sorpresa, lo que vi fue una escena sacada de una película porno y Gustavo era el protagonista, ¡qué horror!, me sentía totalmente ridícula. Al ver que Gustavo y quien sea que haya sido su acompañante notaron mi presencia, salí de la casa corriendo, y no tuve el valor para enfrentarlos, sólo me alejé lo que más pude.

De él ya no supe nunca más nada, salvo unos correos que me envió al día después, pero no los quise leer los eliminé de inmediato, estuve una semana de duelo, para mi Gustavo estaba muerto, su madre llamó varias veces a mi casa disculpando a su hijo y lamentaba haberme perdido como nuera. Los padres de Gustavo siempre me quisieron con su hijo y hubo varias ocasiones en que me lo hicieron saber sin problemas.

-Lo de Gustavo lo tengo totalmente superado, pero ahora soy otra, y aunque Mateo es guapísimo y demasiado atrayente, tendré que ser fuerte, no creo que sus intenciones sean precisamente llevarme al altar. - pensé mientras finalizaba mi baño.

Estaba a punto de salir a reunirme nuevamente con mis abuelos y el visitante inesperado cuando escucho la voz de mi abuela llamándome para almorzar. Al cabo de un rato estábamos todos sentados en la mesa, yo me sentía incomoda y a la vez un poco arrepentida, no debí haber sido tan descortés con Mateo.