Culpemos a los gueises

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He estado un poco alejada de las redes como el Dalas ese que tan mal le cae a Pilar la de las Palmeras para que los policías no me siguieran por las ondas microchí del internete.

He estado intentando limpiar mi nombre tras mi detención, porque en Villanovoa ya nadie se fía de nadie. Incluso Carololo ha empezado a sospechar del abultado bolso de la Julita, aunque todo el mundo sepa que ahí guarda ella el cótel pa' detrás del chute de coca.

Bueno, pues hablando de la Julita y sus famosos chutes no futbolísticos... Esa mujer, ha entrado en el Ayuntamiento del señor Mariano Boa, ha hecho un glogló y ha conseguido infestar la cuidad con baños públicos. Lo que le viene de perlas a Caramela, que tan puritana dice que es.

Pues estaba yo arremangado hacia arriba las faldas para hacer mis deposiciones en una de esas letrinas con agujeros en la pared para alguna práctica sersual de esas que he visto en tumvulur y he escuchado una conversación entre la Carololo y la muy zorra de Pilar la de las Palmeras.

Al parecer sospechan de mí, cosa que es mentira porque lo más malo que he hecho es tener sueños húmedos con el actor de Doctor Mateo.

He salido del retrete a lavarme las manos y ver cómo se les quedaba la cara a esas dos chismosas que andaban hablando de mí, pero ya no había nadie. Tránsito lento. Tendré que comprar esos yogures que anuncia Arguiñano con tanto salero.

De allí, fui directa a la peluquería de Carololo para comenzar mi perverso plan. Primero me senté en la silla de las revistas viejas, donde va María de la Soledad a pasar las tardes cotilleando y mirando cosas de famosos. Como si Mariano Boa no fuese lo suficientemente famoso para ella...

Primero le dije hola, para hacerme pasar por una ciudadana más y bueno, después ya le conté todo lo que sabía cómo si fuese un camión cisterna de la información. Le conté sobre la homosensulidad de Luis Ángel y sus aventuras por el internete, sobre su amado Facundo y sobre cómo un guei se hacía dedillos por el agujero de atrás.

Claro, tanta información escandalizó a María de la Soledad de una manera... Pegó tal salto que pude ver por debajo de sus faldas, como haría Pilar la de las Palmeras. Corrió a contárselo a Caramela, que se estaba haciendo un peinado especial con mechas californinas de esas. Sin el peinado terminado, fue hasta el Ayuntamiento para hacer un pregón de esos de los suyos. Pero, a diferencia de todos los pregones que había dado, éste fue escuchado.

Todos los vecinos empezaron a sospechar de los gueises. Incluso de mi Manole, que se había vuelto un poco modernillo con tanto jister suelto.

Facundo fue el primero en dar la cara diciendo que no era gay, pero ese culo con el que se sienta está demasiado alimentado. Nos manda a todos señales contraditorias.

Caramela también dijo que mirásemos bien en la peluquería de Carololo, que ese es su hábita natural, pero sólo encontramos fotos de Natan pegadas detrás del mostrador y a María de la Soledad aún leyendo una revista más vieja que Puritana.

Todos se han puesto en contra de los gueises y las lesvianas por mi culpa, pero mejor eso que quemen en la hoguera a todos los que escuchen requetón como pasó en 1609.

Bueno, pues a eso de las doce de medianoche, aparece un ente con una pamela negra. Pilar la de las Palmeras había llegado para reclamar venganza. Bueno, supongo que era eso, porque yo cogí una sartén por el mango y la golpeé en la cabeza como haría Marta Mori con un plato y un cochinillo.

La libreta de cotilleosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora