Amnesia

Capítulo 7

-Baila conmigo

Dice el hombre, que no reconozco. No respondo pero accedo.

Al extenderle mi mano, logro observar un guante fino, de color blanco. Y también noto que llevo un abanico de mano. Él por su parte, lleva un atuendo blanco, muy formal. Su cara esta borrosa. Pero aun así me saca a bailar.

-Eres muy hermosa.

No respondo nuevamente.

Estamos bailando, y puedo ver que llevo un vestido amarillo claro, y largo.

En eso, se interrumpe la música. Volteo hacia los músicos que estaban interpretando la pieza, y observo la escena. Todos están siendo tomado, de espaldas, por otra persona que lleva puesta una máscara negra y, que con una mano, tienen un cuchillo que les pasa por el cuello.

-¿Estará bien?- escucho a lo lejos, una voz dulce, familiar.

Muchos otros comenzaron a invadir la habitación, rompiendo mesas, jarrones. Entraron por las ventanas.

-¿Dónde está la chica?- preguntó uno. -¡¿Dónde está la chica?!

-Sí, sólo necesita descansar- dijo una voz que no alcance a reconocer.

Mi visión se estaba nublando, las personas, el salón, los ruidos comenzaban a desaparecer.

-¡Ahí está!- se escuchó en el momento que desperté.

Estaba acostada, viendo el techo. Me sentía fatal, adormilada, con trabajo pude abrir los ojos, que los tenía llorosos.

-Hasta que despiertas- me dijo mi mamá, que estaba de pie junto a mi cama, con Roberto.

-¿Qué?- dije- Chocamos... Chocamos

Comencé a perder el control, quise buscarme heridas, sentir el brazo roto, el cuello adolorido, moretones, sangre. Pero no tenía nada.

-¿Qué cosas dices?- dijo Roberto.

-El doctor de la esquina, vino y dijo que se te había bajado la presión

-¿Qué?- dije- Estaba conduciendo- señalé a Roberto- Y... y un camión nos chocó, sentí el golpe, y él, El me llamo Lizzie.

-¿De qué estás hablando?- dijo Roberto

-Lea, estábamos riéndonos de un chiste que contó Roberto- dijo mi mamá, riéndose un poco, acordándose del chiste.- Empezaste a gritar que perdías la visión, y fue cuando te desmayaste.

-¿Cómo?

Trato de hacer memoria, pero lo único que recuerdo es un camión estrellándose en mi costado, el dolor, y la luz que me impacto.

-Tal vez tengas que descansar- dice mi madre

-¿Qué hora es?

-Las 3 de la madrugada, nos regresamos en cuanto te desmayaste- dice Roberto- Te dejaremos descansar...- dice al momento de salir.

-Déjame invitarte algo de tomar, ya que no pudimos ir a cenar- dice molesta, mi madre.

-Claro

Y los dos salen.

Tomó mi celular, y busco los mensajes del número desconocido, pero como era de esperarse, ya no están.

-¿Entonces, estás loca?- Dice Thomas, que está parado en la puerta, recargado en la pared.

-No- dije, viendo el techo- Chocamos, nos chocaron.

-Claro- dice él riendo

-¿Cómo es que no lo recuerdan?- digo un poco molesta- ¿cómo es que sólo yo lo hago?

-Será ¿por qué no paso?, mira, puede que te lo hayas imaginado o soñado cuando estabas en el "otro mundo"- dice mientras entra y se sienta en el borde de mi cama. Su perfume me llega, huele lindo.

-No estoy loca- digo.

-Claro que no- dice él- déjame ayudarte.

Entonces se me acerca, tanto, que puedo sentir su respiración en mi cuello. Él está acomodando la almohada de una manera que quedo recostada sobre ella, y la pared, siento que respiro. Pero respiro en su cuello. Tiene un perfume tan delicioso, su piel me llama.

-¿Ya te estas enamorando de mí?- pregunta él.

-Quítate- digo empujándolo, mientras cae por un costado de la cama.

-Vaya, que fuerza- dice haciendo una mueca de dolor, y agarrándose el hombro.

-Pues para tu información, ya tengo el ojo en alguien, y ese alguien tiene el ojo en mí.

-Claro que sí- dice, divertido- Supongo que no será la última vez que nos veamos, dulzura.

Me tapa, con una sábana. Y salé de la habitación.

Tomó mi celular y le mando un mensaje a Andrew, ¿Quieres salir? A lo que responde, "Claro". Raro, está despierto.

No sé cómo tomarlo, pero me agrada su respuesta. Y puedo dormir tranquilamente lo que resta de la madrugada.