19.

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Siempre se ha dicho que cuando estamos a punto de morir podemos ver toda nuestra vida pasando frente a nuestros ojos como una película pero a muchísima más velocidad. En ese momento Dipper no recordó nada, ni siquiera lo que había pasado ayer, pero sintió que definitivamente moriría cuando su tío lo jaló del brazo para volver a subirlo por la ventana. A pesar de los años Ford aun tenía fuerza suficiente para levantarlo contra su voluntad, Dipper sintió que subía sin importar cuánto se agarrara de las ramas de la enredadera.

-¡no! ¡Tío Ford, suéltame!

-Dipper, deja de moverte, te vas a caer. –fue entonces cuando el rubio alzó los brazos y le gritó.

-¡niño, salta!

-¿estás loco Bill? –dijo el castaño girándose para mirarlo.

-no te va a pasar nada, estoy aquí para atraparte. –ya había subido hasta casi alcanzar la ventana, una caída desde esa altura no lo mataría, pero sería suficiente para fracturarle más de un hueso. Pero como todas las cosas que había hecho desde el momento en que conoció a Bill no tenían mucho sentido, decidió que no importaba una locura más a la lista. Dipper cerró fuertemente los ojos y se soltó de las ramas para quedar colgando de la mano de su tío. Ford se tambaleo por el peso, y estuvo a punto de caer por la ventana de no ser por Mabel y Stan que alcanzaron a sujetarlo. Ford había terminado por soltar a Dipper, que sintió el estomago darle vueltas en los interminables segundos de caída. Todo terminó al sentir los fuertes brazos de Bill rodeándolo por la espalda y luego un golpe amortiguado por el cuerpo del mayor.

Bill lo había atrapado casi por completo, el impacto los hizo caer al suelo pero era mucho mejor que haber caído desde la ventana del segundo piso, pensó Dipper. Se pasó de pie sin siquiera sacudirse la ropa e ignorando por completo el dolor en sus manos heridas con las espinas de la planta trepadora. Con una mano agarró firmemente su mochila mientras que con la otra ayudaba al mayor a ponerse de pie. La camioneta estaba a solo unos metros de distancia. Solo un par de metros los separaban de la libertad.

-¡NO! –gritó Ford desde la ventana cuando el rubio y su sobrino subían al vehículo, pero ya era tarde, Bill prendió el motor y rápidamente se pusieron en movimiento. –Stanly, saca el auto.

Sus corazones aun latían apresurados mientras avanzaban por el camino, a toda velocidad el viento de afuera los golpeaba en la cara, pero ninguno de los dos decía nada ni tenía la intención de cerrar las ventanas, apenas podían creer lo que estaban haciendo. Una curva estrecha apareció en el camino, Bill giró el volante con brusquedad haciendo un ruido horrible con las ruedas. -¿Quién fue el loco que te dio tu licencia de conducir? –preguntó Dipper

-ehhh.... –el mayor desvió la vista nervioso, los ojos y la boca de Dipper se abrieron con asombro.

-no me digas que no tienes licencia

-claro que tengo, bueno... tenía. –Bill pasó los cambios con la mano temblorosa. –pero me la quitaron luego de un par de accidentes. –un bache apareció en medio de la calle haciéndolos saltar en el asiento.

-ya veo... -dijo el castaño poniéndose disimuladamente el cinturón de seguridad. Bill soltó una carcajada de la nada mientras entrelazaba su mano con la del menor. -¿de qué te ríes?

-de ti, de nosotros... de todo esto. –Dipper le sonrió de vuelta, no había nada más que hacer además de partirse de la risa por la idiotez que estaban haciendo. El camino estaba oscuro, la carretera que habían elegido no era muy transitada a esas horas de la noche pero alcanzaban a iluminar el camino las luces de la camioneta. Cuando al fin pudo normalizar su pulso y respiración, Dipper se recargó en el hombro del mayor agotado. Habían sido demasiadas emociones para una sola noche. Cerró los ojos para calmarse y disfrutar del ruido del motor que los llevaría lejos, muy lejos donde su familia nunca pudiera encontrarlos, cuando Bill se movió bruscamente. –mierda...

-¿Bill? –Dipper se levantó y lo que vieron sus ojos lo horrorizó, en el espejo retrovisor la imagen del auto de sus tíos avanzaba a gran velocidad. -¡acelera Bill! –le dijo sacudiéndole el brazo. El mayor pasó los cambios mientras pisaba a fondo el acelerador, una suave lluvia había comenzado a empapar el parabrisas.

Habían sido minutos interminables, como una persecución de película solo que ellos no habían hecho nada malo para que los estuviesen siguiendo, nada además de querer estar juntos. En cierto punto se había terminado el pavimento liso, ahora saltaban por una interminable franja de rocas que subían por una especie de acantilado. –aquí cerca hay un cruce niño, agárrate bien. –Dipper asintió con la cabeza afirmándose del asiento, tal y como había dicho unos metros más allá se notaba una bifurcación, Bill giró con violencia hacia la derecha pero no contaba con aquella piedra afilada en el camino que hizo que uno de los neumáticos delanteros se reventara. Tan rápido como un pestañeo y simple con reventar una burbuja, la camioneta se ladeo y por más que el rubio girara el volante para estabilizarla terminó por volcarse.

Dipper oyó el chirrido del metal raspando contra el desigual asfalto mientras el mundo le daba vueltas, el vehículo había girado en el camino varias veces hasta quedar tirada y destrozada casi al borde del acantilado. El humo había comenzado a salir por todas partes cuando Dipper abrió los ojos feliz de comprobar que después de tantas vueltas seguía vivo, pero el pánico lo invadió de golpe cuando se giró para ver al rubio. Bill no estaba en el asiento del conductor.

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hola :D aquí está la autora que no cumple con las fechas, lo siento mucho... pero me demoré porque me dediqué a escribir el final de la novela (si si, como lo leyeron, ya lo tengo listo) y espero poder subir el cap 20 mañana en la noche. muchas muchas gracias por haber leído hasta aquí. no tengo palabras para decirles lo mucho que los amo >w< 

nos vemos/leemos mañana <3 

Como Romeo y Julieta #PremiosBillDipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora