Malas ideas y promesas cumplidas.

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Capítulo 15.

─ ¿Estás segura que no te golpeaste duro en la cabeza o que aproximadamente la mitad de tus neuronas murieron, o algo?

Giré los ojos ante la estúpida replica que obtuve de mi hermano cuando me acompañó a comprar un vestido para el baile, y por acompañarme quiero decir que él era quien escogía el vestido y yo simplemente me quedaba quieta y me dejaba vestir por cualquier vestido que Thomas me pusiera en frente. Él giró los ojos por doble.

─Sé lo que estás haciendo Lily, ignorando mis comentarios porque sabes que son ciertos.

─Suponiendo que no estuviera muerta para el hecho de que la mitad de mis neuronas tuvieran ya su lugar en el cementerio local, diría que tienes razón, pero por primera vez tendré que recalcarte que esto no es un juego: él me invitó al baile, en realidad pasó. ─Me extendió bruscamente un vestido color rosa pastel con pequeños brillos en la parte de la falda, el cual tomé gustosa e ignorando (de nuevo) sus berrinches─ Creo que éste me gusta.

─Y creo que has perdido la cabezota.

─ ¿Por el vestido?─ pregunté mientras me lo sobreponía y me observaba en el espejo.

─Lily...

─Porque yo creo que está muy bonito.

─Lily.

─Y no se ve demasiado de niña pero tampoco de viejita de asilo. Además creo que...

─ ¡LILY!

─ ¡Maldición, Thomas! ─grité exasperada e hice el vestido a un lado. Él me miró molesto ante mi pequeño arranque de ira, lo cual me hizo ponerme el doble de molesta. ─ Por una vez en mi miserable vida escolar, algo bueno me pasa. No, no no: ¡algo genial! Lo mejor en mi adolescente vida. ¿Y no puedes al menos fingir que estás feliz por mí?

Un silencio se abrió paso entre los dos. Yo respiraba superficialmente y tras haber soltado las palabras de mi garganta, pude controlarme y volver a querer conseguir un vestido.

Thomas desvió la mirada, yo me dirigí al probador.

─ ¿Qué podría salir mal? ─agregué antes de cerrar la cortina del probador.

─Creo que podría hacerte una lista más larga que mí jodido pene.

• • •

En el camino a casa Thomas no me dirigió la palabra, y yo tampoco lo hice. Creo que ambos habíamos llegado a un punto muerto donde sabíamos que el comentario del otro no cambiaría nuestra opinión. Síp, así de tercos.

Sin embargo después de varios minutos en mi terquedad, una pequeña suciedad se instaló en mi visión perfecta sobre Wade invitándome al baile: ¿y si solo había hecho para jugarme una broma? Después de todo no había escuchado ningún rumor sobre Wade y Julie rompiendo. Decidí que no tenía sentido que él me invitase al baile en lugar de a Julie si es que ellos dos siguiesen juntos. Me aferré a eso con todas mis ganas, nada arruinaría mi baile soñado con mi cita soñada.

Casi al oscurecer, decidí que navegaría en mi ordenador un rato. Al abrir Facebook, casi de inmediato un mensaje parpadeo en mi pantalla. Sorprendida lo abrí casi por inercia.

Zed: ¿Aún irás al baile con Wade?

Mis dedos se retorcieron sobre el teclado, y después de unos segundos, tecleé.

Lily M: Sí.

Casi de inmediato recibí su respuesta.

Zed: Por favor, Lily, hazme caso solo esta vez. No es una buena idea.

El Rey del Hielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora