Hecha de porcelana.

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Capítulo 10.

 

¿Le hablo o no le hablo? Nah, seguramente ni ha llegado a su casa.

¿Y SI NO HA LLEGADO A SU CASA? Tal vez lo asaltaron o algo así. Debería enviarle un mensaje para verificar que está bien.

O tal vez creerá que soy una acosadora si lo hago. Pero podría iniciar la conversación con algo como “Hey, ¿Cómo estás? :)” y sonaría más amable, ¿no?

Por dios, ¿lo acabo de ver hace diez minutos y le voy a preguntar cómo está? No, no, no. Aborta la misión Lily. A menos…

¡A menos que le hable sobre la próxima vez que nos reunamos en mi casa para hacer el proyecto! Sí, eso estaría bien, muy bien, más que excelente. Sí.

¿En serio estoy haciendo esto?

Oh, claro que sí.

Me mordí el labio.

Hacía tan solo unos minutos Zed había estado en mi casa. No paso la gran cosa tampoco, nos limitamos a hacer el trabajo en concentración y aportando ideas así como información. Se podría decir que avanzamos más de la mitad del proyecto. Sin contar que habíamos respondido ya casi toda la guía de la señorita Oliver. Era increíble como dos cabezas pensaban mejor que una.

Miré la guía de Rebecca, sin llenar aun. Aún tenía tiempo de llenarla pero…

La verdad es que Zed y yo nos dedicamos tan por completo al trabajo que ni me acordé de la guía de Rebecca.

La llenaría mañana.

En fin. La buena noticia fue que Zed aceptó mi solicitud en Facebook. Minutos antes de que se fuera le pregunté (completamente sonrojada como un tomate y con la voz apenas en un susurro, cabe mencionar):

─ ¿Me agregarás? ─su rostro confundido esperó. Yo me expliqué. ─En Facebook, quiero decir.

Él me lanzó una mirada, tan rápida que al momento de darme la espalda creí ver un atisbo de sonrisa en su rostro.

─Mira en tus solicitudes de amistad. ─fue lo último que dijo antes de cruzar la puerta y perderse al final de la calle. Estaba tan emocionada por su respuesta que casi volé a mi habitación para verificar sus palabras. Y en efecto, ahí estaba.

Y ahora aquí estoy, frente a mi computadora intentando decidir si enviarle o no un mensaje.

No.

Sí.

No.

Sí.

NO.

¡AY, AL DIABLO CON LA MODESTIA!

Lily M: Hola Zed :) Gracias por ayudarme hoy con el trabajo, ¡creo que hacemos un buen equipo! ¿Cuándo podemos volver a reunirnos para acabarlo definitivamente?

Lo envié sin darle más rodeos y luego leí mi mensaje una y otra vez. Dios, parecía una abuelita intentando mandar mensajes a mi nieto. Necesitaba trabajar en mi jerga adolescente.

Pasaron veinte minutos. ¡Los veinte minutos más largos de la vida!

Y finalmente vi un nuevo mensaje. Su nombre resaltando en mi pantalla se veía tan lindo...

De acuerdo, ahora sueno a enferma mental.

Zed: Viernes después de la escuela.

El Rey del Hielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora