-Hola?- se escuchó del otro lado de la línea una voz masculina.
Los nervios que sentía en ese momento no se comparaban con nada que haya vivido antes. ¿Qué tenía que decir? ¡Ah si! Hola.
-Hola, buenas noches.
-¿La puedo ayudar en algo?
-S-si, verá, ayer cerraron el lugar donde trabajaba y al salir un hombre llamado Mike me dio un pequeño papel con este número telefónico escrito... Me dijo que aquí tendrían trabajo para mi...-Bien, lo había dicho perfectamente. Quizás hubiese sido mejor sonar más segura de si misma pero eso ya no es lo importante. Del otro lado de la línea contestan.
-¿Me diría su nombre señorita?
-Olivia, Olivia Dawson. ¿De qué se trata el trabajo?- Ya no aguantaba la incertidumbre.
-¿Edad?- Respondieron ignorando completamente la pregunta de la joven. Por qué será que hay tanto misterio detrás de esto, no suena para nada bien, y menos si a demás te piden todos tus datos personales. Quizás debió haber anticipado que se los preguntarían, estaba solicitando empleo después de todo... Pero es que toda la situación era tan extraña que todos los sistemas de alarma en su cerebro gritaban ¡peligro! ¡Peligro!
-E-eh yo creo que debería darme una explicación sobre todo esto antes de darle más información personal señor...-pronunció intentando quitar de su frase todo rastro de miedo.
-Señorita Dawson, nuestra empresa se dedica a ofrecer en alquiler productos de nuestra propiedad por un determinado tiempo en acuerdo de ambas partes. Trabajamos con cierta franja de la sociedad, por eso nuestro nombre quizás no le suene, somos Crystal Angels SA.
-o-okey- Los nervios no la dejaron pensar en qué mas agregar. Este hombre parecía tan seguro de si mismo.
-¿Podría decirme su edad ahora si?- dijo con cierto tono de fastidio el hombre que Olivia imaginaba de traje, corbata, zapatos y peinado con gomina. De presencia elegante, todo un hombre de negocios vaya.
-Diesiciete.
-Bien muchas gracias. Ahora ponga atención. ¿Tiene lapiz y papel a mano?
-Eh no, espere un momento por favor- revolvió en su bolso y sacó su celular. Un pequeño Nokia que solo servía para enviar mensajes y hacer llamadas.
-Si, ya tengo.
-Bien, tiene cita mañana a las ocho en punto de la mañana en la calle 21, entre la 42 y la avenida primera. Edificio
-¡Espere espere por favor!- soltó, y después se dió cuenta de que había gritado, sintió vergüenza y ganas de salir corriendo pero tenia que seguir anotando, ya casi lo tenía. -ya, siga.... Por favor.
-Edificio Golden Queen. Piso 13. Es el Penthouse.
-Listo, bien, muchas gracias por atenderme señor...?
-Hoffer. La esperamos mañana, sea puntual por favor - y cortó dejando a Olivia desconcertada por lo que acababa de pasar, tenía mucho en qué pensar. Todabía no sabía si iba a ir o no mañana. Pero no había tiempo ahora, Jennifer la estaba esperando en el hospital.
Al volver con su madre la encontró bastante bien de nuevo, se había acostumbrado a verla postrada y ojerosa. La imagen de una madre enérgica y activa a penas permanecía en sus recuerdos y deseaba tanto volver a verla asi...
_-Solo tienes que conseguir ese empleo-_ pensó.
Esa noche la pasó junto a madre, acompañandola al lado e la cama de hospital, había dormido pésimo pero se levantó a las seis a.m para volver casa a ducharse y alistarse para la dichosa entrevista. Lo tenía todo planeado. Por si las dudas le había pedido a Ann que la acompañara y se quedase fuera del edificio, era buen plan...
Llegó Ann a su casa y ambas partieron rumbo al edificio Golden Queen. Una vez frente a el, contemplaron impresionadas, la imponente apariencia de la construcción. Era gigantesco y recubierto por ventanales relucientes que reflejaban las nubes y brillaban con la liz del sol de esa bella mañana.
-Wow
-¡Es enorme Oli! ¡¿Ahí vas a trabajar?! ¡Cuando vivas en una mansión no te olvides de quien te acompañó eh!- le dijo riendo mientras miraba hacia arriba.- Bueno, ya es hora. Vamos que no madrugué hoy para que nos quedemos mirando una puerta.-bromeó
-Bien, aay que nervios, no no creo que no puedo, mejor vamos a...
-¡Ni hablar! Mueve tu trasero dentro de ese lujoso penthouse ahora mismo señorita- la ragañó Ann y mientras la empujaba hacia la entrada, Olivia reía con ella.
-¡Okey ya, ya voy! Deséame suerte-
-Te deseo muchísima suerte amiga, cruzo los dedos por ti- le sonrió y se quedó viendo a su amiga ingresar al Golden Queen, diminuta y hecha una bola de nervios, pero llena de esperanzas y ganas de salvar una vida.Hola! Este fue un capítulo más larguito creo. Espero que les esté gustando, podrían dejarme un comentario si es así porfiis?? Me daría mucho ánimo de seguirla!
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Decisiones Extremas
Ficción GeneralA Olivia Dawson la vida no le ha sonreído, con 18 años se ve obligada a abandonar los estudios para hacerse cargo de sus dos hermanas menores y convertirse en el sustento económico de la familia. Su madre quien sufre de leucemia está al borde de la...