Olivia entró al lujoso edificio y lo primero que vió fue una araña de cristal gigante colgando del techo con cientos de pequeñas luces formando parte de ella. Escaleras y pisos de porcelanato muy bien pulidos y las paredes blancas adornadas con pinturas abstractas puestas en marcos modernos y translúcidos. Se acercó a la recepción donde una mujer alta, morena y (por supuesto) bien vestida la recibió con una gran sonrisa. Detrás de ella, un panel de cristal enorme con agua cayendo dentro de él estaba montado en la pared. En verdad eso era muy lujoso, no podía explicar cómo ella encajaría en tan pulcro y sofisticado lugar. Tomó aire y sonrió cuando la recepcionista le habló
-Buenos días. ¿En qué le puedo ayudar?
-Buenos días, tengo una entrevista de trabajo en el piso 13.
-Oh claro, ¿su nombre por favor?
-Olivia Dawson.La mujer tipeó algo en su computadora y le respondió.
-Muy bien, suba por favor, la están esperando- le dedicó otra amable sonrisa.
-Gracias.Eran las 7:50. Había llegado a tiempo y eso la ponía orgullosa. Se metió al elevador y llegó al piso 13, las piernas le temblaban a más no poder, así que se tomó unos segundos para reponerse, se acomodó la ropa y llamó a la puerta.
Pasaron unos veinte segundos hasta que finalmente se abrió. Un hombre bajito la recibió, su blanca cabellera peinada hacia atrás y las pronunciadas arrugas delataban su edad avanzada.
-Buenos días Señorita Dawson, pase por favor.
Olivia asintió y entró al penthose. ¡Era enorme! Más de lo que culquier persona podría necesitar. El señor que la recibió la guió por un pasillo de paredes color champagne repletos de puertas blancas a los lados con picaportes dorados en cada una. Golpeó la última de todas ellas, la que estaba justo al fondo.
-Adelante- se oyó desde dentro de la habitación.
-El mayordomo le abrió la puerta a Olivia y ésta procedió. Era una oficina gris oscuro, otra araña colgaba del techo, era preciosa con todos esos cristales adornándola. Toda la pared trasera estaba hecha de ventanales relucientes, donde ni la más mínima mota de polvo tenía lugar.Solo dió unos pasos dentro de la oficina para que la puerta se cierre tras ella dejándola sola, frente al escritorio del hombre que suponía, era quien le habló por teléfono el día anterior.
-Buenos días señorita Dawson, gracias por ser tan puntual.
-Buenos días señor... ¿Hoffer? ¿Es usted?
-Si, si. Soy yo. Tome asiento por favor.
-Gracias-se sentó.
-Bien. Para empezar antes que nada tengo que pedirle que me haga el favor de firmar el siguiente documento. Es un acuerdo de confidencialidad.
-¿Puedo saber para qué?-Dijo un tanto asustada.
-Es para asegurarnos de que no vaya a decir nada de lo que vea, haga o escuche en esta entrevista y de ahora en adelante si es que todo sale de acuerdo a lo que esperamos, claro- le dedicó una sonrisa amistosa.
-¿Puedo preguntar por qué son tan reservados?
- Es por cuestiones de seguridad para usted y nosotros.
Tenía muchas más dudas pero no quería quedar como una niñita preguntona así que solo accedió.
-Está bien.- Hoffman le pasó sobre el escritorio el acuerdo, Olivia se tomó su tiempo para leerlo atentamente. No encontraba nada que pudiera ser perjudicial para ella, al menos eso creía, así que solo puso su nombre en la línea punteada y lo devolvió al elegante hombre de traje y gafas negras frente a ella.
-Perfecto, muchas gracias. Bien, procedamos entonces. Cristal Angels es una empresa un tanto "peculiar" si así quiere llamarle- Hizo una breve pausa y continuó- nos dedicamos como ya le he dicho al alquiler de servicios.
_¿Qué clase de servicios?- inquirió, con el apuro y los nervios de ayer, se había olvidado de preguntar ese detalle.
-Señorita Dawson, no me gustaría que se alarme al saberlo así que por favor le pido discreción y seriedad ante todo, ¿puede ser?.- Le sonaba muy raro todo eso, ¿qué tan malo podría ser? ¿Qué cosas podían alquilar? ¿Salones de fiestas?
-Está bien.
-Bien, nosotros ofrecemos servicios de prostitución a gente de la alta sociedad. Tenemos un número importante de empleadas que están totalmente de acuerdo en formar parte del negocio por el que, por supuesto, se las remunera de muy buena manera y reciben de nosotros toda nuestra protección y seguridad.
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Decisiones Extremas
Ficción GeneralA Olivia Dawson la vida no le ha sonreído, con 18 años se ve obligada a abandonar los estudios para hacerse cargo de sus dos hermanas menores y convertirse en el sustento económico de la familia. Su madre quien sufre de leucemia está al borde de la...