Ahí estaba yo, a mis 25 años de edad trotando para "mantenerme en forma", si, aunque no lo creas tengo forma, un poco extraña y no delineada pero la tengo, bueno regreso al punto anterior, me encontraba en la cera de enfrente a mi casa en la residencia de la señora Barris ,literalmente, pues me detuve a descansar un poco ahí están exhausta después de haber trotado un poco, estaba pisando su césped de el jardín de enfrente recién cortado, verde, hermoso. Amo la jardinería y puedo asegurar que es el jardín más lindo del vecindario, el perímetro esta rodeado por tulipanes amarillos de unos 15 centímetros, muy monos.A lo que voy es que la señora Barrís me odia, me odia con ganas. Lo hace desde que me mudé aquí hace año y medio, solo me vio, puso su cara de enfado y se dio la vuelta, debo decir que no le queda el enojo, tiene un rostro dulce, cariñoso además de una piel bastante lechosa, unos hilos color plata colgándole de su diminuta cabeza hasta la mitad de su angosta espalda, era más alta que yo por unos cuantos centímetros, poseía unos ojos verdes muy lindos que seguro encantaban cuando eran más jóvenes, la señora Barris tenía 76 años, me lo dijo Gladis una de las típicas vecinas chismosas del lugar, se juntaba con otras señoras veteranas a tomar el té y a hablar sobre cada trapo sucio de cada uno de los habitantes de la ciudad. Esa es una de las ventajas de ser tan reservada con la gente, si supieran algo sobre mí pasado seguro todos me tendrían lastima, oh se burlarían de mi, odio que me juzguen, claro no se puede evitar juzgar o ser juzgado además solo por el echo de ser gorda ya soy la comidilla de los demás. Ni siquiera tienes la oportunidad de presentarte y ya comienzan a charlar sobre ti en voz baja. Lo que eh aprendido en tantos años de ser el tema principal de los demás es que no importa lo que hablen sobre ti si tú sabes lo que llevas dentro, me costó sangre y lágrimas pero lo aprendí.
Seguía parada en el césped de la señora Barris cuando miro por el ventanal donde estaba instalada su sala color caoba que se podía observar claramente por qué una de las cortinas estaba corrida lo que dejaba al descubierto también una vieja vitrina muy fina. Abrió su puerta de entrada blanca, salió y empezó a gritarme barbaridades desde el pórtico donde se podía observar una silla de mecer blanca aún lado había también una mesita pequeña redonda del mismo color pero más opaco. Su voz era tan aguda, pero muy poderosa, se le podía oír del otro lado de la ciudad con tan solo intentar hablar. Odiaba eso. Me retumbaba en el oído. Gritaba prácticamente que le daba asco y que me largara de su cuidado jardín, lo único que hice fue sonreír haciendo gesto como de estar apenada y salí de ahí trotando, seguía mi camino después de un breve descanso,la verdad es que apenas le había dado una vuelta a la manzana, mínimo hacia tres diarias, pero siempre acababa descansando 15 minutos en el jardín de la señora Barris nunca me cansaba de que me gritara, es más me hace reír, y creo que esa es la razón por la cual sigo haciendo escala ahí después de mi primera vuelta, era la rutina, a la señora Barris le gustaba, a mí me gustaba.Estaba haciendo mi última vuelta pasando justo enfrente de mi hogar cuando a unas cuatro casas más vi a 2 muchachos ( mis vecinos de ambos lados) hablando, no sé sobre qué lo estarían haciendo, pero me dio curiosidad saberlo, no es que yo fuera como las vecinas chismosas del vecindario, no, lo que yo quería hacer era totalmente diferente. Alan es un hombre muy atractivo me interesa mucho saber quién es, parece ser alguien misterioso, cauteloso, reservado y muy pero muy sexy, acaso será gay como su amigo con quien charla a una buena distancia de mi, eso explicaría por que en el año y medio que eh vivido aquí no lo eh visto nunca con ninguna chica, pero si no lo es, debe ser por algo que no quiere dejar al descubierto, tal vez no es alguien agradable, pero descarto esa posibilidad, con ver su rostro sé que él es una persona buena, pasiva, caritativa. Entonces la única opción que queda ( al menos para mí ) era que escondía algo, algo terriblemente fuerte , mi intuición me lo decía, tenía una tapadera y yo sería la primera en descubrirla.
Me acerqué trotando lentamente hacia ellos, ya casi llegando note que observaban una roca pequeña como una nuez, solo que esta tenía un cremoso color blanco y puntos pequeñitos de un verde neón, Alan la sostenía en su mano derecha lanzándola hacia arriba como una pelota de base boll, finalmente llegue al lugar donde se encontraban charlando, estaban debajo de un árbol frondoso plantado ahí en la acera.
-Hola, Kathy verdad. Dijo Alan dudando de su respuesta.
-Si soy Katy y tú eres Alan ¿cierto? - Hice como si no lo supiera.
-Si, Alan. Oye Albert ella es Kathy mi vecina de al lado. Alan me presento con Albert sin saber que yo ya lo conocía.
-Si ya lo sabia. A está cerda vestida de cerda ya la conocía. Dijo con enojo mientras me echaba una mirada con la que parecía me inspeccionaba. Me dolió su insulto, primero porque traía un conjunto rosado que consistía en una camiseta de manga corta con el logo de Nike, un short de un rosa pastel precioso que me llegaba hasta las rodillas ( me quedaba algo ajustado y para colmo era el más grande que tenía)
Y también unos tenis Nike del mismo color del short. Segundo, porque hablo con tanto enojo cuando dijo que me conocía, que sentí un nudo en la garganta, porque entonces supe que nuestra amistad no le había importado para nada
Tercero, por qué me llamo cerda.
-¿cerda?. Pregunte con un tono incrédulo.
- Si, cerda, eso es lo que eres, no eres más que un vil y asqueroso cerdo que no tiene sentimientos y que además no tiene el más mino control por si misma y menos... Por su apariencia corporal.
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Inside Dark
RandomKaty Hasten no es precisamente la chica más esbelta de la ciudad ni la más bonita, ella lo sabe, sin embargo, Alan Parks entra de repente en su vida y desde que eso pasó, eventos paranormales están acechando a Katy tratando de advertirla, de lo que...