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Bajó a brincos con suma rapidez las escaleras, Katy estaba observandolo. Su cara de preocupacion se hacía cada vez más visible y sus rasgos finos cada vez más arrugados. No tardó en darse cuenta de que tenia miedo. Estaba nervioso.
El cuerpo de Katy yacía en el suelo, inmóvil, parecía estar muerta, pero para su suerte no lo estaba. Sangraba de la cabeza y no parecía querer parar, la alfombra gris se empezaba a manchar con un mini charco de sangre. Alan se congeló al verlo, sintio que el estómago le gruñia y una arcada vino de manera repentina haciéndole querer vomitar. Tomó su cabeza, luego, le tomó el pulso. Se sintió aliviado cuando sintió el débil palpitar de las venas de Katy. Ya había corroborado la existencia de vía en su cuerpo, una preocupación menos.
Sin saber que hacer movió su cabeza a ambos lados en  busca de algo que ni el sabía que era, se estaba desesperando, su cerebro no estaba dando señales correctamente, en serio sentía que de tanta presión se iba a desmayar.
Volvió a concentrarse en Katy, la sangre no cesaba y necesitaba que dejará de fluir, con su mano busco a tientas la parte de su cabeza que se sintiera empapada, cuando sintió en su mano un líquido, supo que ahí tenía que presionar, o tapar, no lo recuerda. Maldita sea, hace años había leído un artículo de primeros auxilios en internet en el cual decía que tenía que  tapar o presionar para que la sangre no saliera. Tal vez fueran las doscientos combinadas. ¡Dios! ¿Por que ahora? Sin saber que hacer la dejó ahí de nuevo, sufrió un ataque de tos por millonésima vez en esa noche, pero lo detuvo al instante para que este no lo molestase y le impidiera ir a buscar su teléfono celular. Subió escaleras arriba con rapidez aún estando débil, sus piernas no rendían para tanto esfuerzo en esos momentos y por ello flanquearon unas cuantas veces a tal grado de casi caer igual que Katy por las escaleras. No podía dejar que ella se desangrara. Por humanidad y porque todavía tenía mucho dinero por ganar, ademas, no tendría el valor de dejar morir a una persona. Menos a su mina de oro.
Llegó a su habitación, un poco mareado por la rapidez con la que latía su corazon, jadeando por la falta de oxígeno en sus pulmones.
Desde la puerta divisó todo rincón del bonito cuarto en busca del iPhone, lo encontró en una mesilla de noche en la que estaba también su lámpara de noche, corrió hasta el y pensó en su excelente vista, aunque se reprendió porque eso no es lo que debería estar pensando.
De nueva cuenta bajo las escaleras con el teléfono pegado al oído, dando pasos cortos pero rápidos alrededor de la caída.
No se dio cuenta en que segundo se encontraba, no reaccionó o no lo distinguió, o no lo pensó, pero en ese momento ya se encontraba hablando al 911, con la voz mas temblorosa que le había salido en toda su vida.
La señorita pregunto por su emergencia y Alan dio cada detalle, aunque no supo muy bien lo que sucedió.
El estaba en su habitación, recostado plácidamente en su maullidos colchón, aguardando por Katy que traería un trapo y agua helada para curar su temperatura, cuando escucho el sonido sordo de un caer que lo sobresaltó, al principio imagino que un jarrón había caído en la alfombra, pero al continuar escuchandose el golpeteo de algo pesado, supo que algo no andaba bien. Al salir se encontró con la sorpresa de que Katy había rodado por las escaleras, no supo que hacer. Fue todo.

Se sentía impotente. Incluso con ganas de llorar de preocupación y rabia. Intentando ser bondadosa y queriendo cuidar de el, Katy cayó por los peldaños de su escalinata al segundo piso. Todo era su culpa. Ella no se lo merecia. Pero el supone que mientras más feliz es una persona, más tiene que sufrir.
Siempre le pasa. Como con su madre. El era muy feliz el día de su cumpleaños 16, pensaba en que todo había cambiado, que llegaba a una nueva etapa, distinta y muy bella. Pero la vida le regaló un instante de felicidad para darle años de tristeza y amargura, porque ese mismo día, su mamá lo echó. Lo echó para jamás volver. Y ni el sabía porque. Pero a pesar de todo lo que tuvo que enfrentar sólo, salió adelante, no volvió a necesitarla jamás. No volvió a necesitar de ella ni de nadie, pero cuando Katy lo mimó y se preocupó como ninguna persona, lo había echo en diez años, sintió no poder separarse de ella. No quería, la necesitaba en su vida, con el. Despue de tanto tiempo, necesita de alguien para sentirse vivo, querido. Porque lamentablemente a quien mas  dañamos es a quien más necesitamos.

Inside DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora