CAPÍTULO 11. Me besas?

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Han pasado tres semanas des de que mi padre volvió a entrar en coma, solo queda una para que despierte, vamos todas las tardes a hacer compañía a mi madre, ella está realmente mal y Edward la llevó al psicólogo y la está ayudando bastante, Toni se ha instalado en casa y nos llevamos muy bien, realmente es un cielo de persona, Carlos está muy preocupado pero nos estamos ayudando entre todos, Edward y yo estamos en lo que se puede llamar un principio de algo y la familia lo sabe, a mi hermano no le hizo mucha gracia pero después de aclararle que solo nos estamos conociendo se relajó un poco. He cogido la rutina de salir a correr cada mañana, me ayuda a despejarme y dentro de un mes comienzo las clases y necesito estar despejada. Cada tarde le explico a mi padre lo que he hecho durante el día con la esperanza que me responda y abra los ojos pero nunca lo hace.

-¿Dónde me llevas Ed?-pregunté ilusionada.

-Sé paciente preciosa-dijo él con una sonrisa ladeada.

Cuando el coche se estacionó delante de un hermoso mirador, Ed salió del coche y se dirigió rápidamente a abrirme la puerta, este chico me hacía sentirme genial, estamos conociéndonos y me gusta. Des de el día en que mi padre volvió a entrar en coma hemos estado más unidos, dice que no quiere que me encierre, él comparte sus experiencias conmigo y yo con él, reímos, lloramos, hablamos y callamos juntos, definitivamente me gusta esta sensación.

-Vamos-dijo Ed cogiéndome de la mano haciendo que el solo hecho de hacer contacto con su mano se me erizara la piel.

-Claro-dije con una gran sonrisa a la que él respondió con otra.

Caminamos por un camino de arena, no había nadie y era precioso. El sol estaba a punto de caer para dejar paso a su hermana luna, el cielo lucía en tonos anaranjados, mi dificultad por sonreír a su lado desaparece. Él no soltaba mi mano hasta llegar al final del camino había un gran vacío a la ciudad, el se sentó al borde y extendió mi mano, dudé antes de cogerla.

-Tranquila yo te cogeré fuerte-dijo con su mano extendida, dudé antes de aceptarla cuando lo hice me senté y puso su brazo alrededor de mi cintura, los dos mirando la puesta de sol, abrazados, cualquiera pensaría que somos pareja, pero no, ni siquiera nos hemos besado todavía. Todo estaba en silencio pero no hacían falta palabras.

El sol lucía sus últimos destellos, todo era precioso.

-Es hermoso-dije encantada.

-Como tú-contestó Ed en voz baja y me sonrojé al acto, entonces me acurruqué en su hombro y el besó mi coronilla, después giré lentamente la cabeza y quedamos uno en frente de otro a una pequeña distancia, podía sentir su respiración, no parábamos de mirarnos, él miró mis labios y yo los suyos, pasó su lengua por ellos para humedecerlos, estaban ligeramente abiertos, acerqué mi mano a su cara y la acaricié mientras me acercaba, él posó sus manos en mi cadera y se acercaba, primero chocaron nuestras frentes, sus ojos eran hipnotizadores. Estábamos a punto de rozar nuestros labios cuando su móvil vibró y nos separamos rápidamente.

-Daniela... debemos volver a casa-dijo Edward ofreciéndome su mano para levantarnos.

De camino a casa todo estaba en silencio. Llegamos a casa y Carlos nos recibió exaltado.

-Eddie está hirviendo en fiebre tenemos que llevarlo al hospital-dijo exaltado.

-Relájate Carlos, ahora lo llevamos-dijo Ed, poco después estábamos en el hospital, Carlos y Ed se llevaron a Eddie al pediatra y no me dejaron ir, así que aproveché para ir hablar con papá. Entré en la habitación y no había nadie en la habitación, me pareció extraño. Entré y me senté al lado de papá.

-Buenas noches papi-dije besando su frente-Acabo de traer a Eddie al pediatra porque tiene fiebre, no me han dejado acompañarlos-dije intentando poner un tono de resentida pero no pude- ¿Sabes qué? Hoy Edward me llevó a un mirador hermoso, ojalá lo hubieras visto, se veía toda la ciudad, pero no te preocupes... no hicimos lo típico que se hace en un mirador con un coche... ya sabes a lo que me refiero, simplemente fuimos, nos sentamos en el capó y miramos la hermosa ciudad-dije con una sonrisa en la cara- Papá... si él... si él todavía no me ha besado ¿es por qué no le gusto?-pregunté esperando una respuesta que sabía que no iba a llegar, en este tipo de situaciones me daban ganas de llorar- Papá despierta, por favor, sin ti la casa se siente vacía-dije con unas lágrimas en los ojos y sentí como unos brazos rodeaban mi cintura y me alejaban de su pecho.

-Eh, eh, está bien pequeña... llora, llora todo lo que quieras-dijo Toni abrazándome y yo ahogué mis lágrimas en su pecho mientras él me acariciaba el pelo. Después de unos minutos llorando me separó de él y me miró a los ojos.- Escúchame, Daniela... Tu padre es fuerte y está luchando para despertar y poder disfrutar toda la vida con vosotros, si no despierta quiero que sepas que tu padre os quiere, os ama más que a su propia vida... Ahora que él no te puede contestar me gustaría ayudarte en lo que quieras, sé que suena muy brusco, pero me perdí parte de la vida de mi familia y de la mía propia por mi orgullo, no dejes que eso te hunda, cuenta conmigo para lo que quieras, como si Sam despierta o no.-dijo Toni y yo lo abrasé.

-Muchas gracias Toni, me alegro mucho de que estés con nosotros hoy-dije y le sonreí.

-Por cierto... Seguro que si Ed no te ha besado no es porque no le gustes, créeme, ese chaval está perdidamente enamorado de ti, solo hace falta ver la ternura con la que te quiere proteger de todo esto...-dijo mi tío y me sonrojé al acto, me sequé un poco la cara y me acerqué a mi padre.

-No lo sé... tan solo no lo entiendo, él realmente me gusta...-dije mirando a mi padre, sentí como se acercaba a mí y posaba su mano en mi hombro.

-Pequeña, todo sucede a su debido tiempo, sé paciente, no lo fuerces, ahora déjame hablar con mi hermano-dijo mi tío y me retiré del cuarto, ese comentario sonó igual que los de mi padre.

-Gracias-susurré cuando cerré la puerta y me dirigí a la primera planta a buscar a Eddie.

Toni tenía razón, me he estado precipitando mucho, no debería estar tan preocupada por esto, debo ser paciente, debo mentalizarme, esta situación es difícil. Iba tan sumergida en mis pensamientos que choqué con alguien y caí al suelo.

Aprendiendo a sonreír a tu lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora