Capítulo 6 La enfermedad. Parte I

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Pasaban minutos y solo veíamos el cuerpo, lamentándonos de aquella situación, era tan triste verla ahí inmóvil, jamás nos imaginamos encontrarla así, mi compañero golpeo la pared y se reprochaba el porqué, cuando algo me llamo la atención, ¿porque adentro no olía a putrefacción?, abrí la puerta y el olor entraba, en vez de que saliera, el viento estaba frio, la noche tendría lluvia y no tardaría en caer, me aleje a la entrada y el olor se difuminaba, así que me acerque a un pasillo que daba al patio, y un fétido olor salía empujado por el viento, se introdujo en mi nariz causando una sensación de nauseas que por poco y no puedo controlar, cuando un compañero se acercó a mí, y le pregunte que si ya habían revisado en el patio, y me contesto que no, por lo que entraron a revisar.

Entre de nuevo a la casa y me aproxime a la puerta que daba al patio, y ahí se alcanzaba a percibir como entraba aquel nauseabundo olor, cuando escuche un grito del oficial que decía: -¡encontramos algo!- Salí de la casa y recorrí aquel pasillo dirigiendo mi mirada hacia la luz de la lámpara del oficial, donde alumbraba el putrefacto cuerpo de un perro muerto, aquel perro labrador de color negro que tenía como mascota, sus viandas tanto como la de agua y la de comida se encontraban vacías, y su cuello con señas de que se estiro para liberarse sin obtener resultados, siempre estaba suelto, era un perro muy obediente, era algo raro que estuviera con su cadena de paseo amarrada en la pared, comenzó el cielo a tronar y la lluvia no espero, grandes gotas comenzaron a caer, y todos trataron de cubrirse con el techo de la entrada, ingrese nuevamente a la casa y me acerque al cuerpo de mi compañera, puse mi rodilla izquierda en el piso, y pegue mi rodilla derecha frente al sofá donde se encontraba, toque su frente para ver si ya estaba fría, pues al no presentar olor tendría poco tiempo de haber dejado de vivir, su frente estaba caliente, como si tuviera fiebre, trate de tomar su pulso pero no lo note, la moví un poco y le hable a lo cual no contesto, mi compañero extrañado me dijo:- ¿Qué haces?, ¿Estás loco?, déjala en paz-. Y de inmediato entraron los paramédicos, -¿Qué sucede?- dijo uno de ellos, y conteste:- ¡está caliente!, revísenla por favor-. Los paramédicos entraron y me aleje para dejarlos trabajar, mi compañero me acerco a ella, pero los paramédicos le pidieron espacio para revisarla, le pedí que me acompañara hacia afuera para dejarlos trabajar, cuando de inmediato se escuchó que uno de ellos grito: -Traigan una camilla, ¡está viva!-. Nos acercamos a la puerta, pero uno de ellos nos pidió espacio para que pudiera entrar la camilla, por lo que nos apartamos y esperamos a que entrara, y esos minutos en los que la colocaban sobre la camilla para subirla a la ambulancia se nos hicieron de eterna felicidad, estaba viva, y aún no podíamos creerlo.

La metieron a la ambulancia y adentro de ella siguieron atendiéndola, pasaron algunos minutos y un paramédico salió y dijo que la trasladaría a un hospital, que se encontraba con signos de deshidratación y desnutrición, algo que se nos hizo extraño, me dijo que ocupaba a alguien para que la acompañara y como su familia no se encontraba decidí acompañarlos yo, dándole indicaciones a mi compañero de que saliendo de turno se dirigiera al hospital, mientras yo trababa de localizar a sus familiares.

Todo el camino hacia el hospital marcaban sus signos en lo más bajo, estaban sorprendidos que aun continuara con vida.

Llegamos al hospital y fue atendida en la sala de emergencias, yo me dirigí a la sala de espera, sin poder comunicarme con sus familiares, solo me toco esperar a ver que decían.

Estaba ganándome el sueño y sentía que cada vez mis ojos me pesaban más, me pareció ver que alguien buscaba la entrada o trataba de ver hacia adentro, porque una silueta recorría la parte de afuera, me asome a ver si tal vez era mi compañero, aunque lo dudaba, la lluvia no dejaba ver nada hacia afuera, así que salí y vi que la entrada estaba sola, la entrada y las calles aledañas se encontraban completamente solas, volví de nuevo a la sala y me senté, solo recordé aquella vez que regrese a mi casa después del auxilio de "la niña en el hotel", recuerdo que estaba desvelado y cansado y me pareció ver que alguien se asomaba por la ventana, así como en esta ocasión.

La noche del SúcuboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora