Capítulo 5

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A esa misma hora, una persona diferente.

Se acababa de ir Sergio cuando mi padre se asomó a la puerta de mi habitación.

-Avril, ¿has hecho ya el trabajo de Principios Jurídicos que te mandaron?

-Sí papá -le contesté sin mirar la mesa vacía, sabiendo que eso podría delatarme.

-Así me gusta. Dentro de nada cenaremos, así que ve lavándote las manos -me dijo volviendo a la cocina.

Me senté en mi cama, descorrí las cortinas moradas y abrí la ventana; asomé la cabeza, sólo para comprobar que el viento ya venía frío, dentro de nada estaríamos en el invierno.

Bajé de la cama y me acerqué al ipod, que estaba conectado a unos altavoces. Busqué "la canción". La que me impulsaba a hacer de todo, la que me llevaba a lugares sin sentido, sin conexión. Por la habitación resonaba Blue Orchid. De los Stripes.

Miré mi mesilla. Y me entró la tentación; cogí el móvil que estaba encima y marqué con rapidez su número.

-Hola -me dijo con la voz exageradamente aguda.

Me reí en silencio

-¿Qué tal, Psycho? -le pregunté, mientras cerraba la ventana.

"Psycho". Para describir a alguien tan importante, me tendría que tirar horas. Era uno de mis mejores amigos, siempre necesitaba de su atención y cuidado. De hecho siempre contaba con su sinceridad y, sobre todo, con su ayuda. Psycho. También conocido como Pablo. El chico de las fiestas. El "Sex Symbol". Psycho Lunatic.

-Aquí estamos. Supuestamente estudiando -se rió-, mañana por la mañana me lo miraré un poco por encima, y listo. Total, no merece mucho tiempo, es Lenguaje -ahora ser rió con ganas. Yo me reí también.

-Pueeeees -dije yo, tratando de hacerme la interesante-. Hoy por la mañana me ha llamado Gonzalo.

-Dios, al fin. Dime que se acabó -me instó.

-Sí Pablo... Ya está, no volverá a hacerme daño otra vez -casi se me saltaron las lágrimas.

-Ay pichona... Cuántas veces te lo habré dicho -me dijo, prácticamente susurrando-. Pero ya está todo bien. Adiós Gonzalo. Hola Sergio.

Me reí.

-Joder Pablo... Hoy ha sido alucinante.

-Venga, cuéntame, que lo estás deseando.

Le conté todo, incluyendo los detalles. Él escuchaba paciente, y riendo ante algunas de mis tonterías. Parecía que no paraba de hablar, que sólo se me oía a mí. Hasta que en un momento dado, Psycho me cortó.

-Todo eso está genial. Pero ten cuidado Avril... Es más mayor que tú -me recordó.

-No creo que dos años sea una distancia muy grande. Además, Gonzalo me llevaba uno -le contesté.

-Yo sólo te aviso, espero que seas consciente de que hay mucho capullo suelto.

-¿En serio...? -le dije con ironía.

-Yo me refería a... Violadores, por así decirlo. Tú te enamoras, y ellos se aprovechan.

-He pasado cosas peores... Yo creo que, que te peguen, te insulten, te tiren al suelo, o... que hasta te encierren en su casa con ventanas y puertas a cal y canto, es algo como más... No sé, como diferente.

-Ya... pero aún así, pasar de un maltratador, a un violador no es un avance, Avril.

-Él no es así.

El culpable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora