Chapter : 07

8.3K 314 2
                                    

Candice' s Point of View

Él colocó su dedo pulgar debajo del tirante de su camisola de seda y le quitó un hombro, dejando al desnudo la parte superior de su pecho. Ella sintió que sus pezones sobresalían aún más, se oyó a sí misma gritar el nombre de él dejar caer su cuello hacia atrás y presionar sus pechos en su boca ansiosa.
En cinco segundos se olvidó de todo - que era una buena muchacha, que apenas lo conocía, que era la clase de mujer que pasaba un buen momento en una cama verdadera, no de pie en su almacén-.

Todo lo que importaba era la sensación de sus labios y la lengua y sus dientes en sus senos, la forma en que su incipiente barba se sentía como arenisca contra su piel suave, la forma en que sus manos tocaban sus nalgas, contorneando sus caderas y acercándola hacia su erección como si la poseyera.
Ella tiró de su chaqueta quitándosela por los hombros y la lanzó al suelo, mientras su lengua se acoplaba frenéticamente con la de él. Teniendo necesidad de tocar su piel desnuda más de lo que necesitaba respirar, le agarró la camisa sacándosela de los pantalones, suspirando finalmente de placer cuando sus dedos encontraron sus tibios y tensos músculos en su espalda.
Con el pie, Justin cerró la puerta e hizo que ambos se dieran vuelta, presionando a Candi contra su cuerpo.
Ella sintió su erección, aún cubierta por sus pantalones de lanilla, hacer presión en sus bragas, que ya estaban húmedas por el deseo y la excitación. La lanilla se sentía áspera y raspaba un poco a través de la fina seda de sus bragas.
Desesperada por la pasión, tímidamente conectó sus caderas a las de él.

- Vamos, cariño - , le instó él.

Abrió los ojos un poco cohibida y miró los de él, oscuros por la pasión.
Pasión por ella.

Habiendo perdido por completo el control por el deseo, ella echó su cabeza hacia atrás a medida que el clímax comenzaba a apoderarse de ella, con un impulso fuerte de placer.
La boca de él encontró su pulso, latiendo salvajemente en el cuello de ella.
Con una mano tocó su clítoris, hinchado y palpitante, y la otra se posó en sus pezones doloridos.
Una tocada, luego dos, y ella estaba totalmente pérdida, explotando contra él, y después de alguna manera sus piernas estaban alrededor de su cintura y él penetraba en ella, seguro y fiero. Ella encontró sus labios otra vez, queriendo mostrarle lo mucho que le encantaba la forma en que se sentía cuando él la estaba tocando.

- Candi - gimió, su nombre sonó como una adoración, y todas las imágenes de la noche anterior en vela se mezclaron con las del ardiente sexo en el refrigerador y los tragos de tequila y su masturbación en la ducha soñando con Justin.
Sus músculos internos se tensaron apretando su miembro viril y ella gritó en su boca, la lengua de él entraba y salía de su boca con movimientos rápidos, al mismo ritmo en que la estaba penetrando.

- ¿Señorita Candice? -

Una débil voz desde el pasillo la estaba llamando y ella intentó que su cerebro, su boca, respondieran, pero Justin lo hizo primero.

- Candice irá en un minuto. -

Sus piernas temblaban y se sentía tan impotente de repente, que se quedó completamente inmóvil mientras Justin le arreglaba su ropa.
Apartándole el cabello de la cara y poniéndoselo detrás de las orejas, dijo,

- Me dejas sin palabras mi amor.-

Candi se sonrojó por la necesidad fuera de control que sentía por él y se agachó para recoger su chaqueta de modo que no tuviera que mirarlo a los ojos. Ella le alcanzó la chaqueta y él rápidamente tiró su condón a la basura y se arregló la ropa, apartándose de la puerta para que ella pudiera abrirla.

Jonás, un niño de diez años de edad cuya madre era dueña de una tienda de regalos en el otro extremo de la calle principal, asomó la cabeza cubierta con un gorro de lana en el almacén.
Sonrió cuando vio a Candice.

- Mi mamá necesita una caja de trufas para su tienda y me envió aquí para ver si usted podría darme alguna antes de abrir. Claro que estoy contento de que esté aquí o de lo contrario hubiera tenido que volver a realizar el viaje en bicicleta más tarde. -

Caminando a través de la puerta con las piernas temblorosas, ella acarició a Jonás en la cabeza despeinándolo un poco.

- Oh no, Jonás. No me gustaría que tuvieras que hacer nuevamente el recorrido en bicicleta por la calle principal-

Ella oyó el temblor detrás de sus palabras en tono de broma y se odió a sí misma por ello. Estaba segura de que Justin también podía escuchar todo.
Se preguntaba ¿Por qué no podía estar tranquila, calmada y serena a su alrededor? ¿Por qué tenía que sentirse tan patéticamente atraída por él?
En el camino hacia la parte delantera de su tienda, cogió su chaqueta de la silla de su oficina, deseando haber mantenido su plan original de no quitársela sin importar lo que hiciera.
Si ella hubiera sabido que se iba a encontrar con Justin habría usado su ropa más conservadora, algo del fondo del armario que cubriera cada centímetro cuadrado de su piel desde la barbilla hasta los tobillos.

Candi cerró el botón de la cintura y se preguntó cómo es que alguna vez pensó que era un traje serio y de oficina. Este traje era, ahora se daba cuenta, lo mismo que llevar un letrero que dijera "Cógeme, por favor. Me gusta tener sexo con hombres que no conozco".
Qué no daría ella por un traje de armadura ahora.
Ella sacó una caja grande de bombones del estante y se la entregó a Jonas.

- ¿Por qué no escoges tus favoritos, cariño? - , dijo ella, sabiendo que sus manos temblarían tanto que apenas sería capaz de poner las trufas en la caja.
Jonás le dirigió una mirada de sorpresa, pero rápidamente se quitó los guantes y se puso a trabajar poniendo trufas de menta y de chocolate negro en la caja. Incluso mientras elegía una paleta para Jonás de su escondite de obsequios debajo de la caja registradora, Candi estaba muy consciente de la presencia cercana y perturbadora de Justin detrás de ella

Todo acerca de él irradiaba potencia y sexo, todas las cosas que ella siempre había ansiado.
Mira qué tan lejos me ha llevado ansiar hombres grandes y fuertes, se dijo con dureza. Estaba sola y prácticamente en bancarrota, no teniendo nada más que una tienda de dulces en mala situación económica y un peludo perrito sin raza para hacerle compañía.

- Señorita Candice, ya terminé - , dijo Jonás, sacándola de sus pensamientos de autocompasión. - Aquí tiene- , dijo, poniendo un billete de 20 dólares en la mano.

Ella puso el billete en la caja registradora y luego le entregó el niño su obsequio especial.

- ¡Mi favorito! -, exclamó mientras guardaba la paleta en el bolsillo de su chaqueta de plumón. - Gracias, señorita Candice- añadió, poniéndose de puntillas para darle un beso en la mejilla antes de salir corriendo de la abrigadora tienda a la intemperie y regresar calle abajo por Main Street montado en su bicicleta.
Su corazón se llenó de afecto. Lo que no daría por tener un hijo propio.












◆◇◆◇◆◇◆◇◆◇◆◇◆
Perdón por no subir capítulo ayer. Muy ocupada ):

Voten y comenten ☆

Pd: que desafortunado que te interrumpan cuando estas en pleno acto XD

Candy Shop /j.b[TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora