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PVO'S An.

— ¡Viva Alison!— grita un chico semidesnudo que pasa corriendo como una bala por delante nuestra.

Me remuevo incomoda al lado de Kyle mientras observo como el chico choca contra la encimera de la cocina y termina acostado inconsciente en el piso.

— ¡Veo que hemos llegado tarde! — grito entre la multitud para que Kyle me oiga a través de la música.

— ¡Creo que así parece!— responde él—. Mmm, ¿Te apetece algo de beber?

Y de repente siento la garganta seca al ver a tanta gente junta bailando el twerking en una misma sala. Así que asiento con la cabeza. Kyle se retira con una sonrisa por la puerta de la cocina y salta sobre el chico aún inconsciente en el suelo.

Rio inconscientemente.

— No pensé que vendrías. 

No gire, ya sabía perfectamente quién era.

— Fue idea de Kyle— respondí—. No es que yo quisiera venir.

Pasó un largo silencio, tanto que hasta llegue a pensar que se había ido.

— ¿Quisieras bailar Ana?— preguntó de repente. Me sobresalté, en parte por su manera brusca de responder y otra, por lo ronca que se oía su voz al pronunciar mi nombre en sus labios.

Mire nerviosa hacia la cocina donde Kyle había desaparecido por completo.

—No creo que a mi novio le guste esa idea— dije recalcando de más unas cuantas palabras.

Sentí como alguien sujetaba firmemente mi muñeca y solté un grito de sorpresa— ¡Vamos! ¡No creo que al nombre de niña le importe!

Y con eso me estaba encaminando hacia la pista de baile con mi peor enemigo.

— ¡No creo que sea una buena idea!— grite mientras la gente me asfixiaba con sus pasos de baile.

—¡Claro que lo es!

Y este es ese punto en la vida, ese punto en el cual una decisión puede marcarte más de lo que piensas posible, ese punto en el que no sabes lo que estás haciendo y crees que es la única opción que tienes, pero no es así, siempre tenemos opciones, yo las tenía, podía haber dejado a Theo solo en la pista, podía haberme escabullido entre la gente, podía haberle dado un puñetazo y escaparme. Pero no lo hice, me quedé justo donde estaba. Dejando que Theo me guíe con sus torpes pasos de baile, viéndole sonreír mientras me decía cosas que no podía entender debido a la música, y sobre todo observando ese brillo en sus ojos cada ves que me pillaba mirándole.

—¡Oye! ¿Que tanto miras? Toma una foto seguro durara más — dije moviendo mi mano por delante de su cara, en un momento que Theo no dejaba de mirarme a los ojos.

Sonrío mostrando sus perfectos dientes blancos, y yo por alguna razón sabia justamente en lo que estaba pensando.

— Fui un idiota— habló Theo de repente.

— Eres un idiota.

En lugar de contradecirme, decir algo ingenioso o sarcástico como "un apuesto idiota" para quitarle todo lo serio al asunto. Él solo asintió con la cabeza.

— Ven— pidió estirando su mano, y yo sabía que estaba mal, rayos, claro que lo sabía, pero igual lo hice. Tome su mano y deje que me llevara.

Salimos a un balcón hermoso de la casa de Alison, donde las estrellas estaban en su pleno esplendor en lo alto, sonreí, amo las estrellas, son tan hermosas resplandeciendo allá arriba, sin preocupaciones, libres, hacen lo que quieren cuando quieren sin que nadie les diga nada, observan todo, lo vigilan todo, pero aún con todas las cosas malas que deben de haber visto siguen brillando...

Me di cuenta cuán perdida en mis pensamientos estaba, al momento que baje la vista del cielo y noté a Theo con sus ojos verdes viéndome fijamente.

— ¿Y me trajiste aquí para...

— ¿Tiene que haber una razón?

— Normalmente cuando llevas a alguien a algún lugar, tienes que saber la razón por la cual lo llevas.

No dijo nada durante algunos momentos, pero luego sus fracciones se contrajeron y su cara adoptó una expresión seria, miró hacia arriba y suspiro— No lo sé.. Simplemente me encanta ver como tus ojos brillan cuando las miras— señaló las estrellas con la cabeza—. Si, no tiene razón ni lógica, pero esa es mi razón en la vida, mirar tus ojos brillar.

Y lo dijo así. Sin más. Como si fuera lo más normal del mundo. Como si hubiera dicho que el café es amargo y los pájaros vuelan.

— Creo que tienes frío— dijo quitándose su chaqueta y poniéndola sobre mis hombros.

Y no me di cuenta que estaba temblando hasta ese momento.

¡No las leas!   (#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora