An miraba por la ventana de su habitación, sus amigas habían ido a comprar helado y películas para pasar la tarde con ella. Pero Kenzie decidió quedarse ha acompañarla. Mientras Kenz buscaba las palomitas para las películas, An arriba en su habitación pensaba en todo lo que había pasado.
¿Cómo era posible que en tan pocos meses todo haya cambiado tan rápido?
Ella siempre fue la chica tímida e invisible de la escuela... Ahora era la que andaba en boca de todos a cada momento.
Dio una vuelta en su cama y se acurrucó junto a él Señor patitas.
Se sentía una idiota, por creer que él aparecería, por creer que todo acabaría como en las novelas de la televisión o de wattpad.
Pero no era así, su vida nunca fue una buena historia que contar. Su vida era aburrida, sosa y triste.
O por lo menos es lo que ella creía.
Había escuchado que las malas decisiones hacían buenas historias, pero su mala decisión fue su ruina y la historia era un fiasco.
No sabía en qué pensaba al fijarse en Theo la primera vez, ni porque esa atracción que tenía hacia él iba creciendo a cada instante que lo veía. Pero ella no se alejó, quiso seguir sintiendo lo que Theo le hacía sentir, y cuando por fin quiso alejarse fue demasiado tarde.
Y ella lo sabía, que era lo peor. Ella estaba consciente que alejarse de él iba a ser muy complicado... Pero no imposible.
Suspiro y volteó de nuevo para ver el techo de su habitación. Negro lleno de estrellas, antes le encantaba ese techo, era de las pocas cosas que sus papás le permitieron hacer en su cuarto, y lo amaba, amaba, en pasado. Desde esa noche en la plaza... Necesitaba una re decoración.
De pronto la puerta de su casa se abrió, escucho unas voces hablar entre sí, y la puerta se cerró nuevamente.
An se levantó de su cama y corrió a ver por la ventana. Pero no había nada.
Trató de abrir la ventana para poder observar mejor, pero esta se había atrancado. An gruño frustrada "Acaso algo más podía salir de maravilla hoy" Tomo la ventana con las dos manos e hizo su mayor esfuerzo, pero solo consiguió que se moviera cinco milímetros.
— ¿Acaso quieres escapar dulce An?—. An se sobresaltó y pego un grito mientras se giraba rápidamente a ver al dueño de esa voz.
— T-tú c-como entraste aquí— se aclaró la garganta, se fijó bien en la persona con la que estaba hablando y grito:— ¡¿Qué rayos haces aquí?!
— Tranquila no pienso hacerte nada, no soy un ladrón.— Puso sus manos a la altura de su cabeza y sonrío con su típica sonrisita de lado.
— Tú no eres bienvenido en esta casa. Por favor l-a-r-g-a-t-e— dijo An y señaló la puerta con su dedo.
— Ana lo siento mucho, sé que soy un idiota en condiciones. Sé que no te merezco, ni siquiera sé porque sigo aquí haciéndote daño. Pero ya quiero dejar de ser un cobarde y decirte lo que siento. — Empezó ha acercarse hacia ella.
An tomó rápidamente al señor patitas he hizo un escudo con él para que Theo no se acercara.
— ¿Ese es tu peluche?— pregunto Theo sonriendo y ladeando la cabeza.— Es muy tierno.
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¡No las leas! (#3)
Short StoryAn escribía cartas a Theo, cartas que él nunca recibiría. Querido Theo: Desde lo más profundo de mi corazón hoy te quiero decir que te... Odio -An ............................................................................... Libro número (#3) de...