capitulo quince.

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Lunes por la mañana.

Con lo bien que se estaba en Málaga, en serio odio madrugar, además toca educación física a primera, que pereza me da...

Voy hacia la rotonda donde he quedado con María, Rubén y Pablo para ir a clase.

-Buenos días-me sonríen los tres.

-Sí, claro buenísimos días-digo sarcástica-como me gustan tanto los lunes...

-A ninguno nos gustan-se ríe Rubén.

-Yo me iría con vosotros a otro lado- dice Pablo.

-Y yo, aunque no te aguante creído-dice María, mientras empuja a Pablo.

-Nuestra estación no queda muy lejos de aquí...- digo bostezando.

-¿Propones que hagamos pellas?- se ríe María mientras pregunta- pero si solo faltas cuando estás mala.

-¿¡Y qué!? ¡Hoy no quiero ir, pues no voy!- me giro y me dirijo a la estación.

No la aguanto, no aguanto cuando se pone en plan, tú solo esto y tu solo lo otro, es como que me dan ganas de matarla.

Llego a la estación y me siento en las vías, están frías, muy frías, el frío hace que me olvide de todo lo de antes.

Cierro los ojos y solo se me viene la imagen de Calum a la mente, no puedo parar de pensar en su pelo rubio, en sus ojos verdes y en esa sonrisa, en esa jodida sonrisa.

-Te vas a congelar-dice una voz masculina, no es ni la de Pablo ni la de Rubén- ¿No vas a abrir los ojos para ver quién soy?

-No me interesa la verdad...-suspiro-seas quién seas vete.

-Abre los ojos, te vas a alegrar- dice otra voz masculina, ahora sí que parece la de Pablo.

-Pablo, si eres tú lárgate.

-Berta, en serio, abre los ojos-es Pablo, es muy pesado cuando yo no quiero hacer algo.

-Venga, te he dicho que te- abro los ojos mientras levanto mi espalda del suelo y veo a Calum-¡Rubio!- voy corriendo a abrazarlo-¿Qué haces aquí?

-¡Sorpresa!- dice mientras mueve las manos al lado de su cara- Estoy aquí porque el miércoles el cumpleaños de Aurora y Jesús ha insistido en que venga... -suspira.

-¡No tengo regalo para Aurora!-exclamo-Un momento... Pablo ¿Y tú como sabías que este venia?

-¿Todavía no se lo has dicho?

-Calum, compréndeme, es que... verás-me mira-, es mi primo-se ríe.

-¿Es tú primo? Este maldito rubio-digo señalando a Calum.

-¿Maldito?-pregunta Calum extrañado.

-Yo te quiero rubiales

-Ahora mismo me dices porque no me dijiste que Calum era tu primo-suspiro.

-Porque, me gustas, porque te quiero, te conozco más de lo que te imaginas Berta, créeme y también le conozco a él-suspira y se acerca a mi-, y sé que te hará daño-me susurra-, pero yo siempre te he dado ánimos con todo, hasta cuando se que te van a dañar, porque por un momento te veo feliz- sigue susurrando.

-Yo, me voy a casa mis padres ya se habrán ido a trabajar y vuelven después de las seis-recojo mi mochila-, Pablo una cosa- me acerco a él-, no creo que vaya a hacerme daño-le susurro-, porque puede que realmente me quiera...

Estoy entrado a casa, no están, mis padres no están, subo a ducharme, y me pongo un pijama de pingüinos, me hago una coleta y bajo al salón.

Unos veinte minutos después llaman al timbre, me levanto miro por la mirilla y veo a Calum, le abro y entra.

¿Mi ídolo enamorado de mi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora