Tomándose de las manos

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••• El actual fic participa en el reto long-fic 2016: Tu OTP. Para el foro Anteiku. •••

Disclaimer: Ninguno de los siguientes personajes me pertenecen, no estoy asociada de ninguna manera a Kagami Takaya, Furuya Daisuke, ni a nadie más.

Fandom: Owari no seraph

Pairing: Ichinose Guren / Hiiragi Shinya

Advertencias: Contenido homosexual/yaoi/BL/gay, si no te agrada, pido que te abstengas de leer o hacer comentarios ofensivos al respecto.

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1. Tomándose de las manos.

Guren siempre fue callado, desde que lo conocía. Fue por lo que se acercó a él hace exactamente un año y medio, por eso y porque siendo todo lo opuesto a sí mismo, imaginó que serían buenos amigos.

Era cuestión de verlos para darse cuenta, el pelinegro nunca decía ni una palabra, se sentaba en el rincón del aula y tomaba apuntes en silencio, sus ojos púrpura siempre daban la impresión de que estaba aburrido; el rubio, en cambio, era extrovertido, ruidoso y hacía amigos con facilidad.

Incluso eran opuestos en apariencia, el cabello de Shinya era casi blanco, sus ojos azul claro; Guren tenía el cabello de un negro profundo y sus orbes eran moradas, no tan oscuras, pero definitivamente no eran claras.

Al principio, Guren intentaba alejarse de Shinya, pero en algún momento de los primeros dos meses, el pelinegro dejó de oponerse a la presencia del ojiazul. Shinya hablaba mucho, era una molestia para Guren, que jamás deseaba responder preguntas ni continuar las extrañas pláticas, hasta que se dio cuenta de que no tenía que decir nada, Shinya parloteaba sin parar y no le importaba obtener respuestas.

Ninguno de los dos supo cuándo fue que la relación mutó, en realidad las cosas se fueron dando poco a poco. Shinya le abrazaba, Guren le permitía hacerlo, luego comenzó a abrazarlo también. El rubio se acercaba mucho, había roces inexplicables y algunos sonrojos que nadie sabía de dónde habían venido, ni a dónde iban.

Cuando Shinya se declaró, Guren no dijo nada, se quedó viendo el rostro del rubio, como si buscara alguna señal de que era una broma, pero en cuanto se dio cuenta de que iba enserio, se acercó y lo besó.

Pero no dijo nada. Nada.

Y por eso Shinya, después de que 8 meses enteros pasaron desde aquel día, se sentía perdido. ¿A dónde iban? ¿Qué sentía Guren? Apenas hablaba con él, apenas le besaba, apenas le tocaba... Solo lo hacía cuando Shinya se lo pedía directamente, ¿qué significaba todo esto? ¿Le molestaría a Guren la cercanía a la que Shinya lo sometía? ¿Querría alejarlo de alguna manera?

Más importante, ¿qué eran? ¿Qué nombre recibía lo que tenían?

Estaba perdido en sus pensamientos mientras caminaba de camino a la revistería del centro, junto a su amigo. Guren iba aún más callado de lo habitual, por alguna razón, era incómodo.

-Gu... -apenas alcanzó a pronunciar una sílaba, cuando lo sintió.

Guren no solía hacer ningún movimiento, salvo el día de la declaración... Y ahora podía sentir cómo sus manos eran unidas. El tacto era nuevo, la calidez desconocida hasta ese mismo instante. El pelinegro entrelazó sus dedos con los del rubio y volteó hacia el lado opuesto al que se encontraba su acompañante, probablemente escondiendo un sonrojo.

Una risa escapó de entre los labios de Shinya y un gruñido fue lo que obtuvo como respuesta de Guren. Eso y un ligero apretón en la mano.

Las dudas comenzaron a esfumarse con lentitud, mientras caminaban, mientras el pulgar del pelinegro comenzaba a trazar círculos pequeños y suaves sobre el dorso del contrario.

No. Pensándolo bien, no necesitaba un nombre para esto.

Setenta veces [GureShin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora