Setenta veces [GureShin]

Jugando/Viendo una película juntos

••• El actual fic participa en el reto long-fic 2016: Tu OTP. Para el foro Anteiku. ••• 

-No -dijo un rubio, mientras sus ojos pasaban rápidamente por los tres dvds que un pelinegro le mostraba. El desinterés no pasó desapercibido por el chico, que gruñó y se volteó para buscar más opciones en su colección de películas-. Guren, tú siempre escoges, me toca.

-Por eso te estoy preguntando -gruñó el de ojos morados.

-No, no, estás evadiendo muchas, a ver -el ojiazul, se acercó al contrario y le dio un leve empujón, para poder ver todas las cajas de película.

-Es que tú... -empezó Guren, luego vio lo que el ojiazul llevaba en las manos y se interrumpió a si mismo-. ¡No! Tú siempre eliges la misma, elige otra.

-Ah, si realmente quieres ver una película conmigo, verás esta -el rubio sonrió y comenzó a guardar las demás-. Además, tú la compraste.

-¡La pagaste con mi dinero, que es diferente!

-No lo es -negó.

-Shinya... -parecía una advertencia, pero al aludido no le importó.

-Es la única que no me aburre, tú me dijiste antes que no querías que me quedara dormido o que me marchara a la mitad -le recordó Shinya-. Ahora, veremos The last song.

Guren no pudo hacer nada para impedir que su novio pusiera la película que quería. La verdad era que la película no era ninguna maravilla, además, no era un filme que no aburriera nunca, es decir ¡después de verla treinta y dos veces cualquiera se aburriría! Si ya había sido un suplicio verla la segunda vez, la vez 33 sería como una especie de tortura medieval.

-¡Mira, mira! ¿No crees que ella es hermosa? -Shinya señaló a la protagonista-. Y él es tan...

-¿Tan qué? -interrumpió el pelinegro con una mueca.

-¡No debes estar celoso! Si yo te amo... y jamás alguien como él podría fijarse en alguien como yo -resolvió el rubio, con una gran sonrisa burlona. Solo le dedicó medio segundo de su mirada a Guren-. Tú lo has dicho, soy demasiado molesto y mi cara siempre te hace sentir irritado.

El lugar se quedó en silencio -a excepción de la televisión reproduciendo el audio de la película-. Shinya pensó que quizá su novio estaba dormido ahora, pues no lo había sentido levantarse, ni lo escuchó marcharse. Volteó a verlo, solo con la idea de confirmar, pero en lugar de eso, encontró a Guren mirándolo fijamente.

En cuanto el violeta en los ojos de Guren cayó en el azul de Shinya, el primero se acercó para besarle. El rubio se resistió solo un poco, pues él realmente disfrutaba la película.

-Guren, nadie te molesta cuando estás viendo Karate kid -se quejó Shinya sobre los labios de su novio. Fue ignorado y besado una vez más.

-Mentira.

-¿Eh? Siempre intento no interrumpirte.

-No eso, lo otro -explicó Guren. Lo miraba muy de cerca, lo miraba a los ojos-. Shinya, tú... -suspiró y luego subió una de sus manos hasta el rostro del rubio. Pasó los dedos por su mejilla.

Sin lugar a dudas, el pelinegro sabía que su novio era hermoso, lo amaba y le encantaba estar cerca de él, a pesar de que el pasatiempo favorito de Shinya fuera sacarlo de sus casillas con estúpidos e incómodos comentarios. No le molestaba tenerlo cerca, solo le gustaba quejarse de todo; no pensaba que era fastidioso, ni se irritaba cuando estaba cerca... pero era muy difícil aceptar todo aquello. Pero tenía que hacerlo alguna vez, ¿no? No podía dejar que Shinya pensara que todo lo negativo que le decía era verdad, necesitaba escuchar lo que era cierto.

-Guren, mi película...

-Cállate -ordenó-. Cállate y escucha bien lo que voy a decirte, porque no voy a repetirlo nunca jamás en la vida. Ni siquiera si me ruegas, ni siquiera si me amenazas, ni siquiera si me chantajeas.

-¿Qué?

-Tu piel, tu cabello, tus ojos, tus manos, tus labios, tu sonrisa, la manera en que te ríes, cuando algo no te gusta y arrugas la nariz... Tus estúpidos chistes de los que a veces no me río, tu rostro por la mañana, lo irritable que eres por las noches cuando tienes calor... -sus ojos seguían fijos sobre los de su novio, que ahora prestaba atención y tenía una expresión de no entender bien lo que sucedía-. Todo de ti es hermoso. Y si alguna vez te dije lo contrario, si alguna vez te dije que no me gustaba estar cerca de ti o que me pones de mal humor, te mentí y definitivamente no es lo que pienso.

-Gu...

-No, cállate, estoy hablando -lo cortó el pelinegro-. Siempre soy odioso, te insulto y te digo que te odio; me quejo todo el tiempo de lo alegre que pareces estar todo el tiempo, te alejo de mi cuando me abrazas, siempre tomo las cosas que tú quieres y nunca me dices nada -tomó una gran bocanada de aire y acunó el rostro de Shinya en su mano-. Shinya, me gustas mucho. Te amo. No solo a veces. Siempre, incluso cuando te digo que te calles o te empujo para alejarte de mi. Me gusta tenerte cerca y quisiera estarlo siempre.

Una risa nerviosa salió de los labios del rubio. Se acercó y lo abrazó, no dijo nada más, tampoco el otro lo hizo.

-También te amo -susurró Shinya.

-¿Estás llorando?

-Quizá un poco.