Acurrucarse/Hacer mimos

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••• El actual fic participa en el reto long-fic 2016: Tu OTP. Para el foro Anteiku. •••

Guren realmente era la persona más aburrida del mundo. Hacía mucho tiempo desde que habían salido una noche de viernes, probablemente porque ambos llegaban exhaustos del trabajo, pero hoy habían tenido el día libre, ¡era perfecto para salir! Pero no, en lugar de eso, Guren se sentó en la sala, como cada viernes, y encendió la televisión, para ver Karate Kid, con Jaden Smith, por enésima vez.

-Guren -le llamó, pero el pelinegro no se inmutó.

Shinya suspiró.

En algún momento de la película, el aburrimiento se apoderó del rubio que estaba sentado junto a su novio y gruñó.

-¿Podrías ir a frustrarte a la cocina? O a cualquier otro lugar -murmuró Guren, con el ceño fruncido, pero la vista en el televisor.

-¡Quiero salir!

-Pues hazlo -alentó Guren-. El jardín te extraña. Murieron algunas flores por tu descuido.

-Eran de temporada, iban a morir de todos modos -dijo Shinya-. Guren, vamos a...

-No quiero. Ahora déjame ver la película.

Shinya volvió a suspirar. Pasaron algunos minutos, sin la atención del pelinegro, hasta que se sintió cansado de estar en el sillón y se pasó al suelo. Tenía las rodillas pegadas al pecho, la barbilla sobre ellas y sus brazos alrededor de sus piernas. De reojo, a la derecha, podía ver la rodilla izquierda de Guren. A su izquierda no había más que un sofá para uno y una lámpara de pie.

Quizá debía darse por vencido, no se le ocurría nada por lo cual Guren se levantaría. Ni siquiera podía sobornarlo con sexo o algo así, no era competencia para la estúpida película favorita de su novio. Él no le prestaría atención hasta dentro de quién-sabe-cuánto.

Bostezó y recargó la cabeza sobre la rodilla de Guren. Aún faltaba la mitad del filme, quizá debería ir a gastar su tiempo en otra cosa. Aunque también tenía sueño, a pesar de que era temprano, quizá debiera dormir de una vez.

Estaba debatiéndose entre levantarse e irse a la cama o quedarse, cuando sus párpados comenzaron a cerrarse. Lo hubieran hecho por completo, de no ser porque sintió algo sobre su cabeza. No se movió. Por un segundo, el mundo se detuvo...

La mano de Guren acariciaba su cabello, primero como si fuera un gato y después comenzó a jugar con su cabello. Sinceramente no era el tipo de atención que Shinya esperó, su novio no solía hacer este tipo de cosas... Pero no negaría que le encantaba. Los dedos del pelinegro se enredaban en su cabello de manera suave, lenta y exquisita. El rubio ya no quería dormirse, estaba disfrutándolo... Pero la verdad era que también estaba siendo arrullado por la caricia.

-Shinya -la voz de Guren fue apenas un susurro, la televisión seguía prendida, pero el volumen estaba muy bajo.

-¿Hm?

-Ven aquí -pidió.

El rubio volteó a verlo, a regañadientes, pues no quería que detuviera su mano. Guren se recostó en el sillón y le hizo un espacio justo frente a él. Shinya sonrió en respuesta y se acostó con él a lo largo del sillón, dándole la espalda a la televisión, abrazando a su novio, con su rostro escondido en su pecho. Guren veía la televisión, mientras una de sus manos rodeaba la cintura de Shinya y su otro brazo le servía como almohada.

A decir verdad, el de ojos azules extrañaba la caricia en su cabeza, pero la mano de Guren estaba ahora tomándolo firmemente por la cintura y su pulgar acariciaba su espalda. Podía vivir con eso, incluso si los ojos de su novio estaban posados en la pantalla.

Desde la oscuridad que proveía su propio cuerpo acurrucado junto al de Guren, en medio de ambos, alzó la vista hacia él.

Shinya realmente lo amaba, también le parecía hermoso, a pesar de que al mayor no le gustara escuchar eso. No pudo evitar sonreír y dejar un beso en su pecho, cosa que atrajo la atención del pelinegro.

-Shin... -empezó, no con fastidio, pero si era una advertencia.

-Sí, sí, no estoy tratando nada raro –dijo interrumpiéndolo-. Es solo que... te amo.

Guren se quedó en silencio, como esa vez que Shinya se confesó. Pero ya no era necesario que dijeran nada, el rubio ni siquiera esperaba una respuesta, porque su novio, quien usualmente alejaba a todos y no dejaba ver su sonrisa a nadie, a él lo mantenía siempre cerca.

Bueno, por eso y porque, por alguna razón, el de orbes moradas besó su frente, luego su nariz y finalmente sus labios.

Si eso no decía lo suficiente, entonces no sabía qué podría hacerlo: Guren lo amaba.

Setenta veces [GureShin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora