San Valentín

1.2K 177 23
                                    

  ••• El actual fic participa en el reto long-fic 2016: Tu OTP. Para el foro Anteiku. •••  

Cuando abrió los ojos, la habitación era igual que todas las mañanas. Se bañó, hizo el desayuno, salió de casa camino a la escuela y todo seguía sin ningún cambio desde el día anterior... o cualquier día durante el último año; el cielo no era de un azul especial, tampoco el pasto era más verde. Todo era exactamente igual... Pero los aparadores estaban cubiertos de corazones de papel, los globos abundaban y el calendario marcaba que era 14 de febrero, aka, San Valentín.

Se podría decir que Shinya iba a vivir el día justo como cualquier otro año. Pero... había algo que había cambiado. Ahora él tenía un novio.

Shinya se consideraba bueno con los regalos, siempre sabía qué debía comprar en cada ocasión y para cada persona... pero ¡nunca había tenido que regalarle algo a su novio! Porque en primer lugar, nunca tuvo un novio antes... al menos no uno formal, no uno con el que quisiera quedarse todo el tiempo posible y definitivamente no uno tan antipático y callado como Guren.

El pelinegro era todo un misterio, él jamás diría si algo le gustaba, aunque diría en voz alta si algo le molestaba. Pero, ¿cómo saber cuándo era serio y cuando no? El rubio había aprendido que algunas veces su novio decía exactamente lo contrario a lo que realmente quería decir.

No había comprado nada y, puesto que era sábado, tenía tiempo. Se dirigía a la escuela, si, pero es que estarían haciendo una especie de fiesta a la que Guren estaba obligado a ir. Tenía cerca de 2 horas para encontrar algo. No es que no hubiera tenido tiempo antes, pero ¡nada había sido suficiente! Nada llenaba sus expectativas.

Dulces. No, a Guren no le gustaban.

Globos. Quizá uno, pero no iba a darle solo globos.

Flores. No, Guren era alérgico a algunas flores... y no sabía a cuáles, así que las descartó todo.

Ropa. Eso era un regalo aburrido, además el mes pasado acababa de darle una camiseta por ninguna razón en específico.

Zapatos. No tenía suficiente dinero.

Joyas. Guren no usaba esas cosas.

Peluches. No podía imaginarse a su novio con un peluche, aunque...

Dios, ¿por qué era tan difícil?

No. No iba a conseguir un regalo antes de tener que llegar a la escuela, sobre todo, no podría envolverlo para él. Compró un cachorro de peluche, era bonito, pero definitivamente no era nada especial. Tendría que buscar algo más esta tarde... aunque le hubiera gustado pasar todo el día con él.

Cuando llegó a la escuela, todo estaba decorado con globos rosas, blancos y rojos. Guren solía estar rodeado de gente ruidosa, es que sus amigos eran un desastre. Buscó la cabellera roja de Mito y la ruidosa voz de Goshi, los encontró cerca de la fuente en el patio, se acercó y encontró a su novio sentado con una expresión de aburrimiento que era permanente ya.

Guren le dio chocolates, Shinya le dio el cachorro.

A pesar de lo que pudieran pensar los demás, el regalo de Guren estaba lejos de ser simple, él iba a cocinarle esta noche, ¡eso era algo contra lo que no podía competir!

La fiesta terminó, o al menos para ellos. Había sido divertido, pero después de un par de horas se sentían agobiados por tanta gente y Shinya aún no tenía un regalo decente para su novio.

Salieron y mientras caminaban por la acera, Guren tomó su mano. Casi nunca lo hacía, de hecho, era la segunda vez que lo hacía. Al llegar a la esquina, Shinya retiró su mano y detuvo a su novio.

-Estaré en tu casa a las 6 -dijo el rubio.

-Pensé que te irías conmigo.

-¿Con esta ropa? No -negó con la cabeza y le ofreció una sonrisa incómoda.

-Así estás bien, Shinya -insistió Guren.

-No. Además debo ir a recoger tu regalo.

-No quiero un regalo, quiero que vengas conmigo -esto fue acompañado de un leve sonrojo-. Además ya me diste esto -alzó el cachorrito de peluche y lo miró serio.

Pero no. A pesar de que Shinya se moría por hacerle caso, se convenció de que tenía que comprarle algo decente. Así el rubio pasó las siguientes cuatro horas en un centro comercial. Nada parecía llevar el nombre de Guren, nada parecía digno y se cansó de pensar que quizá cualquier cosa estaba bien, porque obviamente él no creía que cualquier cosa fuera suficientemente buena.

Fue cuando finalmente se dio por vencido, que se tiró en una banca afuera de un local en donde vendían cosas extrañas para la cocina, desde delantales hasta tostadoras. Entonces, como si fuera algún designio divino, lo vio. Ahí, en el aparador, estaba el regalo de Guren. Se levantó y entró a la pequeña tienda, salió después de quizá media hora, con una sonrisa y de camino a conseguir envoltura.

Eran las 6 en punto cuando Shinya tocó a la puerta de Guren. Y las 7:30 cuando el menor no pudo soportarlo más.

-¡Abre tu regalo! -dijo sosteniendo una caja con un gran moño azul. El pelinegro no pudo hacer nada mas que obedecer.

Los ojos de Guren brillaron ante las tres bolsas de café artesanal. Volteó a ver a su novio y disfrazó su sonrisa sincera con una algo burlona.

-Gracias -le dijo y se acercó para dejar un pequeño beso sobre sus labios.

-¡Y esto! -le tendió una caja más pequeña-. Ábrelo.

Una vez más le obedeció, era una taza, lo supo desde que le quitó la tapa al cartón que la contenía. La sacó y volteó a ver a su novio con una mueca.

-Eres tan molesto -murmuró el pelinegro, leyendo lo que la taza decía.

I ♡ SHINYA

-¿No te encanta? -la sonrisa del menor brillaba tanto, que Guren no pudo volver a quejarse. No en San Valentín, no cuando él si amaba a Shinya y aunque no se lo había dicho en voz alta, quería que lo supiera.

-Vamos a cenar -se limitó a responder.

Setenta veces [GureShin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora